Capítulo 8: Tres días más... después.

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      Estoy agarrado de la mano con Orlando. Ambos estamos en medio de un bosque oscuro. Orlando no hace nada ni dice nada, sólo me mira.

Cuando le digo que lo extraño, se acerca para besarme y sus labios apagan el fuego que me consume por dentro.

Pongo mis manos en su rostro, pero ha cambiado, se siente diferente y peludo.
Me aparto de él y veo la cara de Alberto.
Me mira paciente sin decir nada.
Mis ojos se abren como platos y me echo hacia atrás.

—Soy tu única esperanza —dice Alberto.

Miro hacia abajo y estoy de pie sobre un gran hoyo, profundo y oscuro. Que Empieza a hacerse más grande.
Estiro mi mano hacia enfrente y ahora es Orlando quien me sujeta.
Me jala hacia él, pero mis manos están muy resbaladizas, me suelto y caigo a ese enorme precipicio.

Me despierto sudando, con el corazón acelerado y la respiración agitada.

Es de día ya.
Me levanto y me ducho rápido.

Me levanto el cabello con spray y con la secadora.
Tomo mi mochila y este día decido irme en camión, no tengo ganas de manejar.
El ver caras nuevas me distrae un rato.
Cuando llego al instituto, están Renata y Consuelo, esperándome.

Hablamos de cosas sin importancia hasta que llega el profesor. Entonces me acomodo en mi banca y presto atención a la clase.

Cuando la clase acaba, me topo con Jade esperando fuera del salón. Vaya, qué milagro.
Me exige que le cuente hasta el último detalle sobre el día del concierto, y sobre la ruptura.

Wow, los chismes corren rápido.
Nos vamos a la cafetería y le cuento todo mientras bebemos nuestros capuchinos.

Cuando termino me sugiere, que si en verdad lo amo, lo busque y luche por él. Me da un poco de ánimos escucharla hablar así, pero aún no he tomado una decisión.
Después me cuenta que ha conocido a alguien, es por eso que faltó a clases estos dos días.

—Bueno, pero me lo tienes que presentar, promételo —digo apuntándola con mi dedo índice.

—Claro, deberíamos salir los cuatro. Bueno... cuando regreses con él.

De inmediato se me cae la sonrisa y se me apachurra el corazón. Hace ya unos ocho días que no sé absolutamente nada de él.

—Lo siento, no era mi intención hacerte recordarlo. Está bien te lo presentaré un día de estos —dice y termino mi café.

La chicharra suena y me despido de ella, tengo que volver al aula, pero antes reviso mi celular. No tengo nada más, que un mensaje. Lo abro.

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De: Alberto
Jue 06-06-2014 11:34 AM
Me he divertido bastante anoche en los videojuegos de la plaza comercial. Gracias. Que tengas un gran día.
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Toda la semana he estado saliendo con Alberto. Él y mis amigas son los únicos apoyos con los que he contado desde que dejé a Orlando. Creo que mi cerebro ya asimiló el hecho de que Orlando fue una buena etapa en mi vida. Sólo necesito, darle un poco más de tiempo a que la herida sane.

Decido responderle.

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Para: Alberto
Jue 06-06-2014 11:36 AM
También me la pasé divertido, ojalá y salgamos más seguido. Tú también ten un excelente día.
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Presiono enviar y entro al salón.
Me acomodo entre mis mejores amigas y les empiezo a platicar sobre Alberto, de su familia, de su trabajo y de su vida.
No pienso decirles que me besó, pero sí lo que me dijo acerca de que yo le gusto.

—Vaya, ¿pero qué les haces a los hombres?, yo no puedo pescar ni un resfriado —refunfuña Renata detrás de mí, los tres reímos.

—Es que Ricardo sí se baña —contesta Consuelo y ambos reímos mientras Renata pone los ojos en blanco.

Cuando la clase termina, nos sentamos a platicar nuestros planes para después de la prepa.
Nos ponemos melancólicos sobre la idea de no volvernos a ver.

Renata dice que se irá a estudiar a la UNAM, una universidad de alto prestigio. Consuelo y yo platicamos acerca de que trabajaremos para pagarnos la universidad.
Consuelo quiere entrar al IPN, porque es la única universidad que maneja la carrera que ella quiere estudiar. Y yo ni siquiera sé en cuál quiero ir.

Cuando terminamos me despido de ellas y saco mi celular esperando ver alguna notificacion pero no hay ninguna, ni siquiera de Beto.

Guardo mi teléfono y camino hacia la entrada del instituto, una voz me llama desde atrás y volteo.
Una extraña chica bajita y de cabello rizado me agita su mano. Creo que va con nosotros en el mismo salón.

—Hola, me llamo Brisa, estoy organizando una fiesta en mi casa para celebrar nuestra graduación. Será la proxima semana, espero que no faltes —me sonríe y me entrega un volante con toda la información sobre la fiesta.

—Muchas gracias, haré lo posible por ir —le sonrío y asiente.
Después se gira y se va.

No sé si ir, no soy esa clase de chicos que se la pase de fiesta en fiesta, pero será una, con un buen motivo.
Tal vez invite a Alberto.

Guardo la invitación en mi mochila.

Camino hacia el gran portón y mi boca se seca y mi corazón se detiene.

¡¿Pero que mierdas?! me tallo los ojos esperando estar viendo bien.

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Hola.
¿cómo están?

Espero que bien.
Muchas gracias por leer.

Me hacen feliz.

SONRÍAN

Ü

Mi verdadero cieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora