Capítulo 12: No me dejes nunca.

5.5K 326 35
                                    

RICARDO

El fuerte dolor de su penetración sin aviso me recorre todo el cuerpo, siento que me desgarró y que todo me arde.
Intento librarme, pero todo es en vano, las cuerdas en mis muñecas empiezan a irritarme la piel.
Todo esto es muy confuso para mí.
¿Por qué lo hace sentir bien, hacerme cosas como esta?

Se está comportando como la vez pasada cuando me trató mal.
Sin duda el flogger es nada, comparado con ésto

Empieza a moverse despacio mientras me susurra vulgaridades al oído.

Su mano baja hasta mi sexo y lo envuelve en su palma y me masturba lento.

—Te amo, te necesito. Nesecito todo esto, sopórtalo por mí —me dice.

Me estabilizo en la cama, alzo las caderas, aceptando su asalto. Escucho su risa y empieza a bombearme lento.
Cuando empiezo a aclimatarme, me da duro con el flogger.

¡Carajo! Las puntas de cuero se sienten como espinas clavándose en mi piel, pero después de un segundo ese ardor se convierte en cosquilleo y placer.

¡Vaya! No está tan mal después de todo. Vuelve a masturbarme sin romper el bello contacto, muerde mi lóbulo y aprieto mi interior.

Deja caer el cuero contra mi piel y exploto en mil pedazos. Lanzando chorros de semen sobre toda la cama.
Mi cuerpo convulsiona y se retuerce, tratando de liberarse.

Nunca había tenido un orgasmo como este, tan largo y placentero.

Caigo exausto sobre la cama, mi respiración agitada y mi cuerpo sudoroso y ardiendo por su manera de hacerme el amor.

Se sale de mí y lo escucho caminar.
Me desamarra las muñecas de la cabecera y me quita el antifaz.

—Mi turno, cariño —me dice y se para frente a mí.

Su miembro enfrente de mi cara y se exactamente lo que quiere.

La envuelvo en mi mano y me la meto toda de tajo a la boca. Girando mi lengua al rededor y presionándola suavemente entre mis dientes.

Lo miro a los ojos y veo que están en llamas, obscuros, ardientes, jamás los había visto como hoy.

Es un Orlando totalmente diferente. Parece ser otra persona.

Echa su cabeza hacia atrás y pone ambas manos en mis mejillas, entonces comienza a follar mi boca. ¡Literal!, está dándome duro y sin contemplaciones.

Siento que el aire me hace falta y cierro los ojos, tratando de concentrarme en hacerlo bien.

—Sí, sí. Eso quiero... Vamos, cariño.

Me da una leve palmada en el rostro y vuelve a lo suyo. Empieza a gemir y quejarse en voz alta.
Siento como cada embestida se mete más profundo en mí, ahogándome; siento como se hincha dentro de mi boca y es como termina.
Su líquido llena por completo mi garganta y me lo trago sin hacer muecas.

Rápidamente baja a mi cabeza y me besa duro, mete su lengua en mi boca, buscando la mía.
Se acuesta sobre mí mientras me acaricia el abdomen. Me hace sentir bien el haberlo complacido en esto, bueno eso creo.

Mi verdadero cieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora