CAPITULO 7 - LA LOCA DEL HOSPITAL

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 hola a todos ayer no pude subir! pero aquí estoy! :)

gracias por sus votos y comentarios! espero este capitulo les guste! espero sus comentarios! ^^

  y votos! de aquí en adelante la vida le empieza a cambiar a Amelia! :)!  besos! ^^



Desperté con el olor a hospital, ese reconocido olor que todos identificamos desde el día que nacemos, llenó mis pulmones al primer respirar. Una fuerte luz iluminaba mis parpados directamente, No tenía ganas de abrirlos, Ni de mover un solo músculos de mi cuerpo contorsionado. Podía sentir un pulsan te dolor en mi cabeza, que recorría hasta mi brazo izquierdo.

El recuerdo del choque vino de golpe a mi mente, con la misma fuerza del impacto del carro hacia mí.

-Dylan- pronuncié y abrí mis ojos con su simple recuerdo. Comencé a observar la habitación, con los ojos aun entrecerrados por el picor de la luz: blanca, todo perfectamente limpio y organizado. Volteé a ver a mi derecha, y me encontré con Salomé y Damián, ambos dormidos en un sillón carmesí, Salomé tenía su cabeza apoyada sobre el hombro de Damián, respirando plácidamente.

Pero no estaba Dylan.

Tenía que saber sobre él.

Corriendo por mis deseos, me dispuse a poyar mis brazos en la camilla para bajar con cuidado. El dolor recorrió por mi brazo izquierdo al intentar mover, y solté un profundo grito de color.

Cerré la boca de golpe al recordar la presencia de mis amigos en la habitación. El esfuerzo fue en vano: Damián, como siempre que algo lo despertaba, de un momento a otro, pegó un gran salto e hizo que Salomé cayera de su hombro a su regazo. Salomé se apartó de su comprometedora pose rápidamente, y ambos caminaron hacia la camilla, aun desconcertados, pero rápidamente.

   -Ami, despertaste. ¿Estás bien?, ¿Por qué lloras?- Salomé me calló con miles de preguntas. Damián solo me miraba con cara de preocupación, esperando a que respondiera las preguntas.

   Tomé un profundo respiro, y limpié las lágrimas que caían por mis mejillas con mi mano derecha. Sacudí mi cabeza y me dispuse a responder las antiguas preguntas.

   -Sí, estoy bien. Solo que me duele mucho el brazo- les aseguré entre hipidos mientras decía esto, comencé a tocarme el brazo y sentí el yeso que cubría mi brazo. De inmediato, comprendí que me lo había lastimado fuertemente.

  Con mucho cuidado, me acomodé en la camilla sin apoyar mi brazo. Salomé me arropó,  y los dos, Damián y Salomé,  se quedaron viéndome con preocupación. Los miré a los ojos, y recordé lo que había pasado, así que pregunté lo único que quería saber en ese momento:

-¿Y Dylan? ¿Cómo está? ¿Dónde está? - busqué en sus ojos la respuesta que quería y necesitaba en ese momento.

-No sabemos nada de él Ami. No nos han dejado entrar a verlo ni saber nada. Ordenes de su familia, ya sabes... la privacidad del paciente. No te dicen nada si no eres un fami...familiar- respondió Damián, cabizbajo.

Salomé le dio un codazo nada disimulado a Damián por lo que acababa de decir, lo que me hizo reaccionar de inmediato ante el recuerdo de la escena. Dirigí mi mano y busqué en mi pecho, debajo de la bata, que seguramente me habrían colocado cuando llegué inconsciente y sostuve con todas mis fuerzas el dije que había estado colgado en mi cuello desde los 9 años según mis recuerdos.

Una parte de mi quería salir corriendo e irme lejos con mis amigos y no dejar que el pasado alcanzara mi presente, Tal vez no quería saber sobre mi pasado porque temía enfrentarme a los recuerdos, a la realidad, o tal vez porque no quería ilusionarme, Quizás todo fuera una simple confusión.

AGRIDULCEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora