CAPITULO 4 - NUEVO INTEGRANTE

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hola a todos!! otra semana mas! esto es cada vez mas emocionante! este capitulo es largo! espero les guste! si les gusta voten o comenten! lo importante es que lean! :) gracias por sus votos y por leer! besos! y disfrutenlo!!! ^^

El día parecía más soleado de lo normal, la  brisa soplaba con fuerza hacia nuestros rostros, el cabello negro de Salomé bailaba con fuerza hacia atrás igual que el mío. Éste clima era perfecto, sentir como rozaba el viento en tu cara, como tu cabello se elevaba con libertad, sentir los rayos del sol en tu cara, ver como las hojas de los árboles danzaban alegres con el viento y su color se hacia mas potente con los rayos del sol que los atravesaban.

Salomé y yo pasamos la calle que nos faltaba para entrar en el hotel, cuando una voz ya familiar nos detuvo antes de abrir la puerta

- chicas, Las estaba esperando – dijo el chico de anoche, cuyo nombre aun retumbaba en mi cabeza

- Dylan – Salomé se inclinó y le dio un beso en la mejilla al chico, quien no se apartó.

-Hola – dije, alzando mi mano en señal de saludo. El chico me miró con un poco de confusión en su rostro, y en sus ojos había un poco de nostalgia.

- yo quería disculparme y saber como seguías. Tu amigo no me dejó ayudarle anoche a llevarte a casa y mi amigo bueno zack....me dijo que ustedes trabajaban acá.  Lo siento mucho, de verdad... por lo de tu mano y lo de mis amigos, ya sabes.

-OH, no te preocupes- hice un gesto de desafecto-. Damián es un poco sobre protector con nosotras. Ya estoy mejor, solo fue el cansancio acumulado. Fue un día muy largo el de ayer, y por tus amigos ni te preocupes, ya me he acostumbrado a  tratar con niños petulantes – le dije, con cara despreocupada

El sonrió lánguidamente.

-Bueno, pues me alegra que estés mejor – hubo un silencio un poco incomodo, bueno en realidad lo incomodo eran las miradas de Salomé hacia él, y por lo que podía leer en su expresión, el chico quería decir algo, pero extrañamente, su boca parecía no querer hacerlo,  ya que sus labios estaban cerrados con fuerza

-Bueno, creo que tenemos que entrar ya, si no nos van a despedir – dije, intentando llenar con mis palabras el silencio creado entre los tres –. Un gusto conocerte...Dy...Dylan –tartamudeé;  aun el nombre era complicado de pronunciar y no entendía el porqué, era como si se partiera en mis labios provocando algo dentro de mí. Me aclaré la garganta –. Y... y de verdad no te preocupes por lo de ayer- sonreí sinceramente. 

-Adiós, lindo – dijo Salomé, dándole un beso al chico. Ella, como siempre, no cambiaba. No es que fuera lanzada, pero realmente tenía una obsesión por querer probar el amor.

-Adiós, chicas. Nos vemos  – nos dijo con una media sonrisa de lado en su cara.

Salomé y yo nos dios la vuelta y entramos al hotel.  Tuve que contenerme para no mirar atrás, porque podía sentir su mirada sobre mí.

Al bajarnos del escenario, nos dirigimos a nuestros cuartos a cambiarnos. Cuando lo hicimos, salimos por la puerta trasera, como siempre, y nos quedamos pasmados al ver un carro muy lujoso de color azul rey, estacionando enfrente de nosotros.

   -Un Ford fusión 2013- dijo Damián, asintiendo con aprobación-. Uno bueno.

Dylan se hallaba recostado en la puerta de copiloto. Nos hizo una seña de saludo, y nosotros nos acercamos para saludarlo, lentamente. Poco a poco, mientras las vislumbres de luz se hacían más lucidos, logré detallarlo perfectamente: su cabello estaba cubierto por un gorro como la noche anterior, sus ojos cafés con largas pestañas mostraban seguridad, pero seguía percibiendo ese brillo nostálgico en sus ojos. Por lo que había podido ver las dos veces que lo había visto, se vestía muy bien. Tenía un pantalón, con una camisa negra con estampado de colores, como un graffiti en ella, que llamaba la atención, estaba vistiendo unos zapatos que, si mal no recordaba, había escuchado a Damián decir muchas veces que algún día los compraría, pero con lo que costaban, podía comprarse cuatro pares de tenis en una tienda de segunda mano; también tenía una chaqueta de cuero que, a simple vista, se veía de muy buena marca. Sus manos estaban dentro de sus bolsillos delanteros, y tenia una sonrisa sincera en su rostro.

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