Dieciocho. - Celos.

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Es un capítulo cortito, pero se vienen mejores partes!DISFRUTEN!


***Narra Ashley***

- Hermanita, no me dijiste que tendrías visitas. – Dijo irónicamente, Vanessa, bajando de las escaleras y mirando seductoramente a Zack. –

- No sabía que ahora debía pedirte permiso a ti. – Le dediqué una sonrisa irónica. Iba a responderme, pero la interrumpí. – Zack solo viene a que avancemos el trabajo de final de semestre. – Le expliqué a ambos. Zack & Keenan, no dejaban de lanzarse miradas con ganas de querer asesinarse el uno al otro, a lo que rodee los ojos. –

Tomé una bocanada de aire, y sacudí a Zack para que me tomara atención.

- ¿Vamos hacer el trabajo a mi cuarto? – Carraspee la garganta. – Digo... para tener más privacidad y no nos interrumpan. – Dirigí la mirada hacia Vanessa. Zack solo asintió con su hermosa sonrisa blanca que ilumina todo. –

Tomé mi bolso y le pedí a Cloe que subiera los jugos a mi habitación para poder hacer la investigación en el escritorio, más cómodos y sin que nadie nos moleste.

Zack sube hasta el final de la escalera, pero Keenan me toma del brazo haciendo que pare en seco, y me susurra.

- Te esperaré para cenar. – Lo dijo de forma seductora, haciendo que mi respiración se agitara y mi color de piel se pusiera colorada. Tragué saliva y continué con mi paso. –

Retomé el paso y me uní a Zack, quién se dirigía a mi habitación. Es inconfundible, es la última del pasillo, a la izquierda. Tiene una linda y carísima puerta de madera blanca importada, con un cartel de letras rosadas, que dice "Ashley."

Abrí la puerta y lo hice pasar con seña. Entró por delante de mí y cerré la puerta con pestillo. No quiero que mal piensen ni nada de eso, es solo por precaución... ya saben, en estas casas grandes, las paredes tienen oídos.

- Y... ¿bien? – Rezongó al entrar. - ¿Con qué empezamos? –

- ... - Le iba a responder, pero me arrepentí. Me senté en el escritorio y prendí mi laptop. – Busca información aquí. – Me levanté de la silla. – Mientras revisaré en algunos libros que tiene papá en su despacho. – Me paré debajo del marco de la puerta.- Ya vengo. –

Apuré el paso y literalmente corrí a buscar los libros necesarios para hacer primeramente la "investigación", digamos que fue una excusa para no explotar en ese momento. Me molesta que sea así de cortante conmigo, cuando yo no fui la culpable de todo esto que está pasando.

Cogí unos 5 libros, unos más pesados que otros, pero creo que serán suficiente para avanzar en algo. Subí por segunda vez, y entré a mi cuarto. Zack tenía más de la mitad del trabajo avanzado ¿cómo? No sé. A veces lo subestimo mucho, y es un chico inteligente... aparte de ser guapo, popular y... ¡basta, Ashley! Concentración.

- Ufff... de saber que eras mateo, no cargo todo esto. – Tiré los libros sobre la cama, son regordetes. Suspiré aliviada. –

- Lo siento. – Gira la silla para mirarme de frente. – No sabía que era tan fácil el trabajo. – Dijo irónico. –

- ¿Por qué me tratas así, Zack? – No aguanté las ganas de decirle todo lo que pienso, pero me intenté de contener y solo le pregunté con cautela. – No tengo la culpa de nada ¿sabes? – Me acerqué a él para quedar cara a cara. Él se para de la silla, no me hace ningún favor. Ahora debo mirarlo hacia arriba. –

- ¿Por qué? Te explicaré el por qué. – Me rodeo y tomó un sorbo de jugo para aclarar la garganta. – Primero que nada, estamos de lo más bien, cuando "vacacionamos" en el hotel de tu padre. Hablamos de nuestros pasados, mejores amigos... ¡hasta nos besamos! ¿recuerdas? – Se detiene y me mira detenidamente. Asentí con la mirada. – Segundo, hubo un mal entendido con Vanessa en el cuarto donde me hospedaba, lo aclaramos y todo bien. – Dijo caminando por mi habitación. – Tercero, supuestamente quedamos en "algo" de intentar estar juntos, sin ningún tipo de compromisos para que no salieras herida, todo bien hasta el momento... pero, de repente llega tu "supuesto primo" de no sé dónde, a coquetear contigo, piropearte, llevarte al instituto. Ok, me aguanté esos celos. – Mira al techo. – Finalmente, el día que supuestamente era "nuestro" – Hizo comillas con los dedos". – e íbamos a salir a celebrar juntos, llega ese tal Keenan y le dices que sí de una, sin siquiera haber pensado cómo me sentiría yo. – Bajé la mirada apenada, tiene razón en todo lo que me dice. – Y para rematar, me entero que él desde siempre ha estado enamorado de ti ¿te parece poco? –

- ... - Abrí los ojos como plato ante la última confesión. - ¿Qué dices? Keenan es parte de mi familia... digo, no puede tener otro tipo de pretensión conmigo, mi padre ni nadie lo permitiría. – Comencé a jugar con mis dedos nerviosa. – Además... no puedo mirar a nadie con otros ojos cuando siento cosas fuertes por otra persona. Sí, quizás tienes razón al decir que soy egoísta, porque lo fui. No pensé en lo que sentirías en ese momento, pero me arrepiento. Y creo que por eso intenté hacer una fiesta en honor a ti, pero... ver esa escena, me partió el corazón como nunca antes. – Mis ojos se cristalizaron sin consentimiento. – Por un momento pensé que de verdad te importaba, Zack... pero, eres igual que todos... también fuiste egoísta, sabías que estaba casi al lado tuyo e igual la besaste... y no hiciste nada para detenerla. – Le recriminé. –

- No, te equivocas. – Niega con la cabeza. – Lo intenté, pero fue ella quién me besó. Notó que nos mirabas y lo hizo sin haberme dado cuenta, y sin querer le seguí el juego. – Se acerca más a mí, a tal punto de sentir su respiración sobre la mía. – Pero eso no significó nada para mí, como yo sé que Keenan no significa nada para ti, Ashley. – Tomó de mi cintura apegándome a él. – Te quiero. Y quiero que solo seas para mí. No quiero que nadie más te mire al caminar por ahí, aunque eso es imposible, eres extremadamente bella. Tu belleza se irradia por donde vayas. Inteligente, buena amiga... ¿qué más se puede pedir? – Con su mano derecha sacó un mechón de pelo sobre mi cara. – Eres perfecta para mí, incluso conociendo tus defectos. Y sé que no me arrepentiré por lo que estoy haciendo y diciendo. – Me acercó más a él con su mano en mi nuca. Nuestros labios se rozaban el uno al otro. – Te deseo, Ashley. – Al escuchar eso, mi cuerpo experimentó algo que jamás había sentido. Un calor interno me invadía, haciendo que mi respiración se volviera cada vez más agitada. –

- Zack... - Dije en voz baja. –

Pero fue inevitable. Me besó tan apasionadamente, que le seguí el beso y cada vez se volvía más frenético y caliente.

Sus manos tocaban cada centímetro de mi cuerpo. Mi cordura quería detenerlo, pero mi mente y corazón decía que no. Tenía esa necesidad de sentirlo tan cerca de mí... hasta que...

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