Veinte. - Sensaciones.

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***Narra Ashley***

Un segundo de descuido para estar contra la puerta.

Una puerta extrañamente caliente.

Una puerta a la que se escapó una risa.

- Vaya – Reiteró con voz grave. - ¿Estás bien?

Una puerta, que definitivamente no era una puerta. Era un chico. Un chico con voz conocida. Mi corazón se detuvo, y durante un angustioso momento la ansiedad me aplastó, y no podía hablar ni moverme.

Retrocedí cinco años. Atrapada. No me podía mover. El aire se me escapó de los pulmones en una oleada dolorosa, mientras empezaba a sentir escalofríos en el cuello y la espalda. Todos los músculos en tensión.

- Hey – la voz se volvió más dulce, con una pizca de preocupación. - ¿Estás bien? – Repitió. –

Me obligué a respirar hondo, solamente respirar. Necesitaba respirar. Inhalar. Exhalar. Lo había practicado una y otra vez durante cinco años. No estaba allí, ahogándome.

Unos dedos bajo mi barbilla, obligándome a levantar la cabeza. Esos deslumbrantes ojos azules, rodeados de espesas pestañas, fijos en los míos.

El azul tan brillante y eléctrico de siempre, ofreciendo un contraste tan marcado con sus negras pupilas, que me pregunté si realmente era él.

Y entonces me di cuenta.

Zack me estaba abrazando. Si no me equivoco, es la segunda vez que me abraza de esta manera. Pero ahora estaba ceñida a él, mis piernas contra sus piernas, mi pecho junto al suyo. Como si estuviéramos bailando un lento.

Mis sentidos se colapsaron al oler el ligero rastro de su perfume. Vaya. No me había dado cuenta de lo bien que olía.

Me aferré con desesperación y pude encontrar mi voz. La vergüenza del otro día aún no se me va.

- Suéltame. Ahora mismo. –

Ojos azules dejó caer sus brazos inmediatamente. Como no estaba preparada para mi repentina falta de apoyo, me balanceé hacia un lado, recuperando el equilibrio antes de tropezarme con mi propio bolso. Con la respiración agitada, como si acabara de correr una maratón, aparté un mechón de cabello de mi cara y por fin pude mirar detenidamente a Zack.

Sus labios se curvaron en una sonrisa al tiempo que se arrodillaba a recoger mis cosas y durante un breve instante tuve ganas de besarlo.

Me agaché y dejé que el pelo me cubriese la cara mientras recuperaba mis libros.

- No tienes por qué ayudarme. – Dije. –

- No es molestia. Es lo menos que puedo hacer... – Recogió un folio y le echó un vistazo. – Linda letra. – Sonrió. –

Nuevamente la vergüenza me comía, literalmente.

- Llegas tarde. – Le dije, sin mucha convicción. – No sé para qué me tomaste de esa manera, Zack. –

Con todos mis libros en mis brazos otra vez, se enderezó mientras me lo tendía.

- No es para discutir que te traje aquí. – Aseveró. –

- ¿Entonces? – Pregunté frunciendo el ceño. –

- Era para informarte que... - Hizo una pausa que para mí duró varios minutos. – Mis padres han decidido comprar la casa en venta al lado de la tuya. –

Nuevo comienzo | ZASHLEY ♥ [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora