[T.II] Tres. - 'La tercera es la vencida'.

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***NArra Ashley***


Cuando me estaba regresando por algún pasillo, mi móvil comenzó a sonar. Lo busqué en el bolso y lo cogí. Es Zed... Tomé el suficiente aire como para no agotarme en el camino, si es que lo logro encontrar.

- Zed, hola. – Intenté sonar lo más serena posible. Miré hacia atrás suplicando que las engreídas y dueña de Zack se hayan alejado lo bastante como para sentirme más cómoda. –

- ¡Ash, que bueno es oír tu voz después de tanto tiempo! –

- No exageres. – Bufé. – No han pasado muchos días como para eso... - Rodee los ojos a pesar de saber que no podía verme. - ¿y cómo va todo por allá? ¿mucho trabajo? – Cambié el tema, evidentemente lo necesitaba mientras seguía caminando por el campus sin un rumbo fijo. –

- No me quejo, pero no podría decirte... -

- ¿Por qué? – Pregunté curiosa. –

- Porque papá se hace cargo nuevamente, y porque... estoy observando a una linda chica con cabellos dorados hasta la espalda, que en este momento observa a todos lados extrañada. –

¿Habla de mí? Genial... no era la persona a la que quería ver en este preciso instante, pero me hacía falta hablar con alguien... realmente lo necesitaba, y como sé que no puedo preocupar a Vanessa, no me negué a recibirlo calurosamente. A pesar de todo, ha sido un buen chico conmigo y me ha ayudado a disfrutar de mis vacaciones.

...

***Narra Zack***

Ashley me dejó marcando ocupado. La encontré sola, y nadie me quita de la cabeza que estuvo llorando, lo sé porque la conozco lo bastante bien como para saberlo sin siquiera haberla visto. Me preocupa, claro que lo hace... no me gusta verla mal, no después del término en que quedó todo lo nuestro al salir de la secundaria. Sé que cometí el peor error de mi vida al ignorarla y no volver a reintentar lo nuestro, y me arrepiento más de lo que debería.

Además se alejó de la nada en cuanto llegó Lindsay, pero sabiendo cómo es de posesiva y manipuladora, no me extrañaría que le haya dicho algo a Ashley. De todos modos si es así, me enteraré y no dejaré que nadie le diga lo que tiene que hacer, y mucho menos humillarla. Conozco a Lindsay, y una de la razones que gatilló alejarme de ella y terminar la relación fue porque humilló a una chica de servicio que se acercó para atender mi pedido. En cuanto di vuelta no dudó en tratarla mal y descalificarla por trabajar ahí, eso me molestó y terminé con ella sin pensarlo dos veces.

No me arrepiento, y si fuera, lo volvería hacer.

Ahora. Se preguntarán por qué he permitido que haya estado tan cerca de mí durante los últimos meses, y es simple. No puedo alejarla de mí. Es como un imán, como el limón y la sal... cada vez que tiene oportunidad lo hace, y no pude separarme de ella, papá la adora. Dice que es la hija que nunca tuvo, ¿por qué no la adopta? Así sería ilegal que quiera tener algo conmigo y que me coquetee tan seguido.

No niego que en un principio me alegró verla, y sentirme querido cuando me sentí desplazado por Ashley, pero al pasar los días todo cambió. Me rehusé a volver con ella, se lo dejé bien en claro, pero dijo que no se rendiría hasta tenerme nuevamente a sus pies.

Desde que Ashley salió rápidamente de aquí no he dejado de pensar en ella, a pesar de que Lindsay me hable todo el rato, mi cabeza sigue en otro planeta. Inventé la mejor excusa que pude, y me libré de la pelirroja, para ir en busca de Ashley, necesito hablar con ella.

Perdimos mucho tiempo de estar juntos, ya nos pasó una vez cuando pequeños y ahora se volvía repetir, sabíamos desde el principio que no sería fácil, primero pasó con Vanessa, que raramente terminó siendo amiga de Ashley y ahora lo de Lindsay, no quiero alejarme de ella. Sinceramente no quiero. La perdí dos veces, y la tercera es la vencida.

Rápidamente cogí mi celular para marcar a Ashley, pero viendo que no respondía me preocupé más, pensando en que le había ocurrido algo.

Después de haber caminado por varios minutos, me detuve detrás de un pilar que da sombra a uno de los pasillos del campus, y divisé a una hermosa rubia, que hablaba felizmente con un chico, más grande, suponiendo que era Ashley. Me escondí para que no me vieran, debía saber de qué conversaban, al menos sabré que no debo ponerme celoso como lo estoy ahora.

Me acerqué un poco más con cautela, al parecer no notan mi presencia, y eso es bueno para mí.

- ... Y así pasaron las cosas. De todos modos, no estoy interesada. – Le contaba Ashley al chico de su lado. – En este momento lo único que me preocupa es poder pasarlo bien y que las clases empiecen luego. –

- Oh, te arrepentirás de decir eso a media semana. – Dijo el chico y ambos sonrieron. – Ahora... no me respondiste... ¿Tienes algo que hacer esta noche? –

Ashley se quedó muda por unos segundos, pero luego negó con la cabeza. Eso hace que mi sangre hierva más y que se me subiera a la cabeza. Empuñando mi mano, intenté respirar profundo para controlar mis impulsivos celos. No tengo por qué, ni siquiera la moral para ir a celarle a la cara, me lo merezco por ser un idiota y dejar ir a la mujer que quiero. Pero lo que deseo en estos momentos es recuperarla, que sea totalmente mía y de ningún 'hijito' de papi, solo mía. Que cada uno de los estudiantes de la Stanford sepa que es mi novia, mi mujer, mi amante, para que nadie la mire con otros ojos. Así que me controlaré, por ella... por nosotros. Lucharé hasta que ya no tenga aliento y así poder decirle fijamente a los ojos que nunca debí perderla, que la amo más que nunca; que la amo más que ayer y menos que mañana... que quiero un futuro a su lado, y que sea futuramente la madre de mis hijos. Que sea ella quién me regañe cada mañana por ir a entrenar y Salir con mi mejor amigo, eso quiero.

- Entonces, ve a prepararte... porque tenemos reservada una mesa en un restaurante. – Añadió el chico, sacándome fríamente de mis pensamientos. –

¿Un restaurant? ¿Quién lo pagará, él?

No puedo dejar que Ashley asista a ese fraude de cita. Aunque sea lo último que haga, no irá. No si no es conmigo.

Me alejé rápidamente de ahí para buscar a Vanessa, sé que no es mi mejor opción pero mucho no me queda.

Sin que nadie se diera cuenta, entré a la sección de mujeres y busqué su habitación. Toqué la puerta con delicadeza e inmediatamente abrió la pelinegra, y me sonrió débilmente.

- Zack... Ashley no está. – Habló de manera rápida. – Salió hace una hora y no ha vuelto... quizás deberías... -

- No. Sé que no está, por eso vine. – La interrumpí, y Vanessa frunció el ceño sin entender a qué venía. – Es sobre Ashley que debo hablarte. Sé que en el pasado no hemos pasado por buenos momentos, pero necesito tu ayuda. No me puedo permitir perder a Ashley, no otra vez. –

- C-claro... ¿qué necesitas? –

- Bien... la oí hablando con un chico de traje y acento sutil. – Empecé. –

- Oh, por Dios... Zed. – Susurró. –

Así que el hijo de papi tiene nombre; Zed...

- Como sea, él la invitó a salir esta noche, y... - Vanessa me miró de forma extraña. – Te preguntas como lo sé... es porque los oí, pero saltémonos eso, son detalles. – Sonreí. – El punto, es que quiero prepararle una sorpresa, y ahí es donde entras tú... –

 –

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Nuevo comienzo | ZASHLEY ♥ [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora