Nuevo comienzo | ZASHLEY ♥ [EN EDICIÓN]

[T.II.] Diez. - "Sí".

*Narrador*

El resoplar del viento golpeaba con fuerza los delgados brazos de Ashley, que con cada segundo que pasaba, sentía que su cuerpo se debilitaba por aquella pregunta tan esperada, pero a la vez inoportuna.

¿Por qué tenía que ser hoy? ¿No podía esperar a que se sintiera más cómoda y no a punto de caer a la piscina?

Simplemente lo odiaba. Aunque muy en el fondo sentía deseos de decirle que "sí" de una maldita vez, pero sus cuerdas vocales se encontraban en mute.

Estaba nerviosa. ¡Oh, claro que lo estaba!

El chico frente a ella le había propuesto noviazgo. Su mejor amigo de infancia, su confidente y compañero de travesuras. El mismo Zack que había visto alejarse incontables veces de su vida, pero siempre volvía. El destino los volvía a unir cada vez que eso sucedía.

¿Qué más estaba esperando?

¡Debía darle una respuesta pronto!

Las manos de ambos sudaban y eso no ayudaba demasiado. Parecían dos adolescentes recién conociéndose.

Torpemente Ashley sonrió e hizo el intento de mover sus labios, pero ninguna palabra salía de ellos.

El nerviosismo y la tensión iban en aumento.

Zack tenía la leve esperanza de recibir una respuesta positiva en menos de un minuto, pero el tiempo se había extendido más de lo esperado.

¿Lo iba a rechazar? Suponía que sí por la demora.

La que alguna vez fue una pequeña y dulce niña, se había convertido en una mujer maravillosa y espectacularmente bella, y Zack lo sabía a la perfección. Ashley era la mujer de su vida, con la que quería viajar, casarse, tener una vida plena con ella. Porque sí, la amaba.

El ojiazul sentía una presión tan fuerte en el pecho, que si no le respondía en los próximos segundos, un ataque cardiaco lo haría por ella.

El pulgar derecho pasó inesperadas veces por su palma izquierda, tratando de contener las ansias y nerviosismo, pues si la presionaba pensaría indiscutiblemente en rechazarlo. ¿Sería capaz después de todo lo que han pasado para estar juntos?

—Z-Zack yo... —las primeras palabras de Ashley comenzaban a surgir después de bastante minutos, pero el hilo de voz hiso que se volviera a detener en el momento inoportuno.

Sus bellos ojos marrones se cristalizaron al contener tanta emoción junta. Alegría, rabia, impotencia, felicidad y afecto. Había anhelado tanto aquel día, que era casi imposible de creer.

Era poco decir que sentía ganas de golpearlo fuertemente de felicidad, y gritar a los cuatro vientos lo feliz y plena que se sentía en ese momento, pero por más que intentara decirlo, no podía.