Después de estar dando explicaciones a esos imbéciles, decidí irme. Estaba harto de todo, no sabía cómo actuar, no sabía si mi comportamiento con Julieta era natural. Sólo sabía que tenía que hacer mi trabajo... y ya vi cómo empezar.Había una chica joven, de estatura baja, tenía el cabello castaño y vestía unas prendas muy pegadas a cuerpo, dando así vista de cada curva de ella.
—Hola— ella giró y se sorprendió al verme, pues no había sentido el momento en que llegué hasta ahí.
Su mirada se posó sobre mi rostro, estaba asombrada como los demás humanos, mi belleza según ellos no era común. —Hola— se dirigió a mí mostrando una coqueta sonrisa.
Me acerqué a ella, mis labios casi rozaban sus pabellón auricular, —Creo que deberías ir al callejón más sólo y peligroso de la ciudad. Provoca a los hombres que te acosen, muéstrales que pueden poseerte, después de todo...no vales nada, tienes la autoestima por los suelos. Eres una ramera Rebeca.- Ella me miró sin expresión alguna y después sólo se fue.
—Perfecto, ahora qué más haré...— Trataba de pensar al momento que seguía un camino sin rumbo, después sólo llegaron las ideas. —¡Ya se!, creo que iré a visitar a un adolescente deseoso de sexo.
Caminaba por las calles donde tenían sus residencias los universitarios, iba silbando mientras veía hacia todos lado, —tú, mmm, no...— apuntaba con mi dedo índice a los jóvenes humanos, como si estuviera seleccionando comida en un bufete —Tú, aaaammm, no sé, aay que aburrido, creo que me meteré a una de esas casas.
Entré a una casa, parecía una fraternidad, había sólo hombres ahí. Un chico rubio, bien fornido y que llevaba puesta una chaqueta de algún equipo de fútbol americano me vio, se acercó con un paso amenazante, <<estúpido>>, pensé.
—Oye, no deberías estar aquí, es exclusivo este lugar— el tono de superioridad al hablarme sólo me divertía.
Me acerqué a toda velocidad, lo tomé del cabello e hice que me mirara directo a mis ojos. Sentía como su respiración se agitaba, estaba sintiendo miedo y eso me hacía tener más adrenalina. —Obsérvame bien, pero sobre todo presta mucha atención. Lo que debes hacer porque esto te dará una paso a la fama es...busca a jóvenes ingenuas que estudian en la misma universidad que tú, en la noche empezarás a acosarlas, llévalas a un lugar abandonado, viola y golpea a cada chica, hazlo así durante un año, después yo te buscare para seguir con el plan.
Lo deje, su mirada aún estaba impactada, no sabía qué hacer, sólo se quedó parado ahí y yo me dispuse a salir.
Me dispuse a ir a la casa, pero mi celular sonó y vi que la que llamaba era Julieta, —Hola, amor. ¿Dónde estás?—le contesté y pude escuchar su respiración, no contestaba. —¿Estas bien, Julieta?- le pregunté preocupado.
—Me siento fatal, acabo de vomitar en el estudio, por fortuna sólo estaba yo.— Lloraba mientras me contaba todo aquello.
—No te preocupes, ¿quieres que vaya por ti?
—Si— contestó con su voz tierna, parecía una niña mimada.
Yo sonreí ante su actitud, —En un momento llego, no te desesperes, te amo.
—Y yo a ti— y me mandó un beso para después colgar.
Sé que la tengo un poco consentida, pero no me importa, así soy feliz con ella y ella es feliz por como la trato.
Empecé a correr, tenía que ir por el auto, así que brinqué hacia el techo de un edificio no tan alto, después brinque hacia otro y por fin pude llegar a donde tengo aparcado el auto.
Manejé como por treinta minutos, sabía que Julieta me mataría, así que decidí mandarle un mensaje, <<escribiendo>>
Amor, no tardo, sólo que hay tráfico. No te desesperes, ya falta poco para que llegue. Te amo.
Jack
.
.Por fin llegué a su trabajo, ella estaba sentada afuera en una banca.
Aparqué el auto y me baje enseguida. Llegué hacia ella y la abrace, —¿aún te sientes mal?— le pregunté muy cerca de su oído y ella asintió.—Perdón por hacerte venir, sé que tenías trabajo...
Yo negué con mi cabeza, le sonreía para que no se preocupara, —esta bien, no importa, tú eres muy importante para mí— ella me besó y me sentí amado.
.
.Cuando íbamos en el auto ella quiso vomitar, me orillé y ella salió enseguida. Me baje enseguida del auto y froté su espalda, —todo estará bien, amor— le daba consuelo.
—Esto de estar embarazada es horrible— y se agarró llorando desconsoladamente.
Yo me puse nervioso, no sabía qué hacer. —Mira— apunté a un señor que por poco lo atropellan por salvar a su hijo.
Por su parte Julieta me miró con rareza, —¿qué?— preguntó a secas.
—¿A ti te gusta ver cuando pasa eso, no?— dije entusiasmado y ella me vio ahora un poco molesta y negando con su cabeza.
—Jack— su voz me daba miedo, —sólo por una vez que te dije que se me hacia tierno que un padre salvara así a su hijo, no significa que un acto tan bello lo distorsiones a que me gusta ver como casi atropellan a un pobre hombre— sentenció molesta mientras se dirigía al auto.
La tomé del brazo y la ayude a subir al coche, a lo lejos pude observar como un hombre con una gabardina negra nos observaba, yo sabía que era un demonio, pero, ¿por qué sus ojos negros observaban con curiosidad a Julieta?, ¿acaso ya saben que está embarazada? No permitiría que dañaran a Julieta o a mi hijo, además no hay alguna regla que diga que no podemos procrear con humanos. Pero si ese demonio venía a interferir en mi relación...tenía que matarlo.
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15/10/2915
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La Confesión De Un Demonio
ParanormalSINOPSIS: Hay cosas que no siempre aparentan lo que en realidad son, y no es porque quieran hacer daño, al contrario, quieren proteger a sus seres amados. Historia contada desde la perspectiva de un demonio sobre sus vivencias en la tierra. De cómo...