Epílogo

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El Demonio De Mi Vida

En alguna ocasión alguien me dijo que tu origen no define quién eres, ni tu empleo, ni actitud lo hacen, ni siquiera en algunas ocasiones tus elecciones en la vida te definen, pero déjame decirte que tus actos hablan mucho de quién eres en realidad, ya sea para saber qué tipo de persona eres...o demonio.

Hace tiempo conocí un amigo, un poco desorientado, enamorado y que mantenía la guardia en alto para cuidarse de personas como yo «religiosos» como él solía decir.

Jamás iba a imaginar que mi amigo sería un demonio, jamás imaginaria que cuidaría de la novia de este, así como que velaría por su seguridad. Pero hoy ya ha pasado tiempo desde que ellos descendieron, así es, bajo un demonio de los límites del plano celestial, se acercó al cuerpo de su amada que se encontraba tendida en la cama en la que horas antes había muerto.

Recuerdo que me lanzó una mirada despreocupada, algo común en él, sonrió como indicando que todo estaba bien, pero yo no era capaz de comprender, sólo cuando pasó lo que por supuesto era de esperarse.

Con su brazo izquierdo levanto un poco la parte superior del cuerpo de Julieta y dijo:

—Anda, despierta, hermosa— su voz salía tan imponente como siempre, o al menos desde que había vuelto a ser Amon, pero hubo algo que llamó demasiado mi atención y que logré captar por más íntima que fuera esa dedicatoria a aquella joven, y era ese sentimiento con el que hablaba, esa súplica que se podía detectar en él al pedir a esa joven humana que regresará a la vida.

Yo permanecía sentado es un rincón de aquella habitación, aún podía sentir húmedas mis mejillas por las lágrimas que había derramado por la partida de una amiga, pero también por la impotencia de no poder ayudarla y sobre todo por defraudar a un amigo con el cuidado del ser que amaba.

Cauteloso observé al demonio en su forma humana, su mano acariciaba el rostro de la joven, le hablaba más cerca de su oído, como si quisiera convencerla de regresar, pronunciado una y otra vez, «jamás dejaré de amarte» y con esto la hermosa joven abrió sus ojos, yo enseguida me levanté de mi asiento y me dirigí hasta ellos conteniendo todo el aire para después decirles:

—Es... un milagro— hablé asombrado y feliz a la vez, ellos me observaron con una sonrisa cálida, después sólo la levantó en brazos, el vestido blanco que portaba ella caía como una cascada por un costado, su cabello largo se expandía por sobre su hombro, sus ojos se proyectaron en su amado, ella rodeó el cuello de él, apoyó su cabeza en su pecho y así como si fuera un sueño, sus cuerpos se envolvieron en llamas negras que parecía un velo abrazándolos, con él se fueron consumiendo hasta desaparecer.

Y yo sólo me quedé en medio de la ahora solitaria habitación, llevé mi mirada a suelo, como esperando que regresarán, aunque sabía que jamás los volvería a ver, una parte de mí estaba feliz por ellos, por mis amigos y otra estaba comenzando a deprimirse, a ponerse nostálgica y un tanto melancólica por saber que este sentimiento crecería más, pues ya los extrañaba.

Salí hundido en mis pensamientos, una sonrisa de la cual no me había percatado se había formado en mi rostro, llevé las yemas de mis dedos a mis labios y sonreí más. De pronto un recuerdo llegó a mí, se trataba de los últimos días que pasé con Julieta, recordaba la plática que mantuvimos y recuerdo perfectamente sus palabras.

¿Sabes, Hilario? muchas veces me preguntaron cuáles eran mis demonios, yo creí que necesariamente tenía que tratarse de algo malo, pero no era así. Cuando conocí a Jack me di cuenta que él cambiaba mi entorno, cuando está cerca siento que ya no soy la misma, él me hace mejor persona, saca lo bueno de mí, cuando me besa, me abraza y me dice que ama me hace la mujer más dichosa, entonces ahí fue donde comprendí que él es... El demonio de mi vida.

Y así era, todos tenemos demonios, sólo que nadie especificó o describió bien lo que era un demonio en la vida de un humano que congenia con esas criaturas. Pero Julieta encontró a su demonio, él se ganó un corazón humano de la mejor forma y confesó muchas cosas en su largo camino por la tierra; la confesión de un demonio es algo que se da pocas veces, y yo tuve la fortuna de presencia una de esas confesiones, y de la cual fue de las más importantes...

El verdadero amor es incomprendido fuera de nuestro entorno, pero sólo las personas involucradas en ese sentimiento real son capaces de comprender lo que es el verdadero amor para ellos, sin importar críticas u obstáculos. Ahora ellos, mis amigos «Julieta y Amon» eran los incomprendidos tanto para el plano celestial, el plano tierra y sobre todo como para el mundo obscuro.

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¿Y cuál es el demonio de tu vida?

¿Y cuál es el demonio de tu vida?

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02/02/2016

La Confesión De Un Demonio Donde viven las historias. Descúbrelo ahora