Capítulo 22 Hola, soy Jack.

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Me encontraba caminando por el jardín delantero de la casa, pensaba en todo lo que había hablado con Julieta, pero sólo era misterio tras misterio. Me había contado que el día que la conocí ella no sabía que yo era un demonio, pero en su estancia en el hospital un hombre del Vaticano la visitó y le dijo que por fin había encontrado al demonio. ¿Y cómo sabía esto aquel hombre?, jamás se lo dijeron, solo le dieron órdenes de seguir la misión.

Algo me dice que Astaroth está detrás de todo esto, pero que también Matt me sigue ocultando cosas. Sólo espero que Julieta y mi hija no salgan dañadas, si tengo que alejarme de ellas en el momento oportuno no dudare en hacerlo.

—Amor, entra a la casa, he preparado algo de cenar— me habla Julieta sacándome de mis pensamientos.

—Sí, ya voy amor— le sonrío y camino hasta ella. Las palabras de cariño que nos volvíamos a decir era por...bueno, es obvio que nos reconciliamos.

*Flashback.

Dos horas antes...

—Jack, quiero que estemos bien, quiero que seamos la misma pareja de novios felices de antes— Julieta me abrazaba fuertemente.

—Julieta, perdóname por ser un estúpido contigo, perdóname por lastimarte cuando te sujete del brazo para hacerte caminar— correspondía a su abrazo y olía su cabello, me gustaba tenerla cerca, me hacía sentir tan bien.

—No te preocupes, sé que estabas molesto, además yo igual me sentía enojada por lo que le habías hecho a mi pad...quiero decir a Nicolás, pero luego comprendí que él sólo me utilizo, ni siquiera me dio respuestas, todo lo tenía planeado.

—Tienes que hablar con tu madre, Julieta, preguntarle muchas cosas, probablemente ella...— y me detuve, no sabía si implantarle la duda de que quizás no fuera su verdadera mamá.

—¿Que pasa, Jack?— pregunta Julieta con su cabeza ladeada como tratando de descifrar mis gestos.

Suspiro antes de hablar, —probablemente ella ni siquiera es tu madre, pero espero que sólo sean suposiciones mías.

Julieta me abraza aún más, rodea mi cuello con sus brazos y me besa, —no quiero que te separes de mí nunca...

*Fin flashback.

—¿Estas bien?— pregunta Julieta al momento que la abrazo.

—Sí, no te preocupes— y nos adentramos a la casa.

Veo que en la mesa se encuentra demasiada comida, —Hey, que bueno que no han tardado, todo está delicioso, tu novia en verdad que es una muy buena cocinera— dice Hilario al momento que prueba los rollos de pollo con tocino.

—¡Estúpido religioso!— grito furioso y me acerco rápidamente a la mesa, —¡no te acabes todo, esto es para mí también!— y empiezo a servir en mi plato de toda variedad de comida.

—Chicos, no se peleen, hice demasiada comida— dice Julieta con tranquilidad y con una sonrisa en su rostro mientras nos ve cómo el santucho y yo peleamos como hienas por su alimento.

.

.

Pasaron las horas, comimos hasta reventar, después a Hilario y a mí nos tocó lavar los platos.

—Fíjate Hilario, tienes que empezar con los vasos, porque si no...

—No, no, no, yo lavare estos platos y tú aquellos— me dice el religioso muy imponente. Estúpido bastardo.

Cuando por fin terminamos de pelear Hilario y yo...digo, de limpiar, cada quién se fue a su alcoba, yo fui a la recámara principal con Julieta e Hilario se fue a su alcoba con Jessy. Alguien tiene que cuidar de Jessy, así que el religioso que se haga cargo.

La Confesión De Un Demonio Donde viven las historias. Descúbrelo ahora