Capítulo 29 Beso de media noche.

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Julieta

Cruzamos el portal, llegamos al plano de la tierra, de hecho me encuentro en la casa que me compró Jack. Amon me ordenó quedarme aquí; cada vez puedo ver que será fácil envolverlo con mis actos y caiga completamente enamorado de mí. Si jamás hice el intento por enamorar a Jack, creo que ahora todo ese entrenamiento que llevé en el convento me ayudara para salvar a mi hija, aunque sea sólo a ella...

Me encuentro en la sala, estoy acostada en uno de los sofás, mis piernas están extendidas a lo largo de este y mi cabeza descansa en un pequeño cojinete.

De pronto escucho abrirse la puerta, rápidamente volteo y me asombro, pero también me alegro de volver a verlo.

—¡Hilario!— exclamo emocionada, él se acerca rápidamente a mí, pero mi vista la desvío a sus brazos, en ellos trae a mi hermosa y queridísima cerdita Jessy.

—Julieta, ¿qué haces aquí, estas bien, te han hecho daño, cuando llegaste?— habla tan rápido Hilario que me hace reír. Me entrega a Jessy y la beso y abrazo como nunca.

—Tranquilo Hilario, te contare todo— me vuelvo a sentar en el sofá y le indico con la mirada que él también lo haga. Por su parte Jessy esta moviéndose como un gusano por lo feliz que esta por volver a verme.

—Julieta, cuando te llevó Amon, Astaroth sólo me dijo que me alejara de ti, le pregunté qué es lo que harían contigo, pero como sabrás...— y expresa un gesto de desagrado.

—¿Qué pasa Hilario, te hizo algo ese idiota?

Él sólo baja su mirada, se mantiene callado, veo como traga saliva al momento que se mueve su manzana de Adán. 

—Mejor cuéntame que has hecho en estas horas fuera de la tierra— dice con un tono animado, como si pudiera olvidar su extraña actitud.

—Hilario, ¿te amenazo Astaroth?— le pregunto con insistencia.

—Es sólo que...— y de nuevo Hilario se queda pensativo, como si estuviera formulando una respuesta.

—Hilario— le hablo entre dientes ya un poco molesta, enseguida lo saco de su trance y me sonríe.

—Pues sí, Astaroth me amenazó, me dijo que me alejara de ti y que me olvidara de que alguna vez te conocí, también me dijo que jamás regresarías a la tierra. Yo decidí irme hoy mismo, no pensaba quedarme ni un día más en esta casa, me llevaría a Jessy conmigo, pero tuve que hacer unas compras y se me ha ido todo el día en eso, ya ves que es el día último del año.

—Ahora que mencionas eso, Amon me ha traído a la tierra porque quería estar presente cuando los demonios ascienden a este plano, pero también mucho se irán, regresan a su mundo obscuro.

—¿Y qué pretende hacer Amon mientras pasa eso?— pregunta Hilario con un tono de voz muy consternado y eso me hace ponerme a pensar. Sé que tiene algo planeado, pero no se qué sea.

—En realidad no lo sé...—me quedo pensativa.

—Pero bien, cuéntame qué tal es el infierno— dice Hilario sacándome de mis pensamientos. Yo sonrío. Creo que cualquiera que va al infierno y regresa sano y salvo a la tierra, es para escribir un libro de sus anécdotas a lado de un demonio.

—Pues es muy distinto a como me lo describían en la escuela— digo por lo bajo y muchos pensamientos atraviesan mi cabeza. Enamorar a Amon...

—¿Estas bien, Julieta?

—Yo...sí, estoy bien,— sonrío, después doy un gran suspiro, —pues el infierno es tenebroso, en el instante que estás ahí puedes sentir esencias malignas, tristezas, temores, amarguras y odio, todo eso es como si se impregnaran y dañaran tu alma.

Hilario se acerca un poco más a mí y toma mis manos, —discúlpame, tenía que protegerte, yo se lo prometí a Jack— y al decir aquello, siento que se contrae mi corazón para después romperse y sentirme más desdichada, aún no puedo pensar así como si nada en Jack, pues me duele su extraña partida. —Le he fallado, te he fallado y tuviste que soportar todas esas cosas,— después me dirige una mirada melancólica, —dime, ¿te hizo daño Amon?

Yo niego con mi cabeza, —no, Hilario. Él...él sólo me ha tratado de una forma que no me esperaba, creí que sería cruel conmigo, pero ha sido todo lo contrario, pareciera que me protege.

La cara de sorpresa y confusión de Hilario se hizo presenta, —Julieta, sólo cuídate, no confíes en él, recuerda que es un demonio y es de los peores seres que ha existido en la historia de la humanidad.

—Hilario— le entrego a Jessy y él se sorprende, —llévatela, protegela. Amon me hará regresar con él, si dices que Astaroth te ha amenazado entonces debes alejarte de mí— Y con toda la tristeza de mi corazón veo como Hilario se levanta con Jessy en brazos, le basta una mirada suplicante por parte mía para que entendiera que es lo mejor.

—Nos volveremos a ver Julieta— dice Hilario y enseguida sale por la puerta. Rápidamente me acerco a la salida, veo que se sube a la camioneta que días antes Jack había robado.

—Adiós Jessy— digo más para mí que para ella, después Hilario se aleja y sin poderlo evitar las lágrimas abundan en mis ojos. Algunos sollozos salen de mí, sorbo la nariz y con el dorso de mi mano limpio algunas lágrimas.

—Deja de llorar, humana— escucho la voz vacía de emociones de Amon.

—Déjame en paz— le suelto aún con la voz entrecortada, ni siquiera me molesto en encararlo, me siento triste por la despedida de mi cerdita.
Tal vez no es sólo eso, si no la tristeza acumulada que no pude expresar cuando supe que Jack se había ido.

—Ya casi es media noche, necesito que vengas conmigo— dice Amon con su particular tono de voz lúgubre,

Giro mi cuerpo y me dispongo a caminar con lentitud hasta donde se encuentra él.

Cuando llego con Amon rodeo su torso con mis brazos, empiezo a llorar de nuevo, es como si quisiera que me consolara, ver ese rostro de Jack me hace confiar, aunque sé que no es él.

Y sin haberlo planeado, empiezo a sentir como Amon acaricia mi cabeza. Una risa interna nace en mí, esta es mi oportunidad para empezar la misión.

Levanto el rostro lentamente, siento su mentón tocar mi frente y como se desliza poco a poco, las puntas de nuestras narices rozan, lo observo atenta a sus hermosos ojos, después desvío un poco mi vista hasta sus labios, me paro en puntas y le doy un ligero pero cálido beso. Él me corresponde, lo que hace que algunas extrañas emociones surjan dentro de mí, nos mantenemos fundidos en un beso sólo de contacto, sin tantos movimientos pasionales, sólo es un beso que dura unos segundos y...

—¡No!— exclama Amon y me aparta tomándome de los brazos. Sus ojos han cambiado, se han tornado obscuros, sus facciones son de una bestia, algo que me hace temblar de miedo. —No lo vuelvas a hacer— sentencia molesto pero sin alzar ya la voz.

Una decepción se hace presente en mí, mi rostro muestra una ligera tristeza, bajo mi mirada y sólo asiento con mi cabeza a lo que ha dicho.

—Bien— dice soltando mis brazos.

Nos disponemos a salir por la puerta, Amon me toma del brazo derecho y yo lo observo sorprendida. Después da un ligero golpe al suelo con la punta de su bota como lo hizo la última vez, entonces el suelo empieza a abrirse, yo sé lo que vendrá así que me acerco a Amon y lo abrazo, pero rápidamente recuerdo lo que dijo y me alejo.

—Lo siento— le digo casi en un susurro.

—Ammm, tú— dice un poco dubitativo, después observo que se rasca su nuca, algo que me hace recordar a Jack cuando estaba nervioso, —puedes sujetarte de mí para atravesar el portal.

Me acerco nuevamente a él, lo rodeo con mis brazos y escondo mi rostro en su pecho, siento como su brazo izquierdo me rodea como protegiéndome.

Sólo deseo que duermasuna orden a la que no puedo negarme, sé que no soy yo la que quiere eso, pero cómo negarme. Y sin más, caigo rendida en un profundo sueño en los brazos de Amon...

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Gracias por leer.

20/11/2015

La Confesión De Un Demonio Donde viven las historias. Descúbrelo ahora