Julieta
—¿Estás cansado?— le pregunto a Amon al momento que mi mano izquierda toca su extraordinaria vestimenta.
—No— me contesta limitándose a decir más.
Llevamos caminando cerca de 15 minutos, no es tanto, pero esta atmósfera que se ha formado entre Amon y yo...no sé, me pone algo incómoda.
—¿A dónde me llevas?— le pregunto tratando de romper el hielo.
—A mi casa— dice sin más y yo sólo ruedo los ojos en señal de exasperación.
—No sabía que ustedes tenían casas aquí— trato de seguir la conversación.
—Si hay casas aquí, la mía no es cualquier casa— dice con un gesto arrogante.
—Seguramente vives en un palacio— le digo sabiendo que es así, pues Jack me contó todo sobre ellos, bueno, al menos lo que él sabía.
—No, un palacio es algo denigrante— ahora habla un poco más confiado, se aclara la garganta y muerde su labio inferior, -que sexi- pienso y me quedo idiotizada observándolo. —Yo tengo un castillo, no es nada parecido a los que hay en la tierra, es mucho más grande, claro— lo escucho decir aquello y noto algo de orgullo en sus palabras.
—¿Viviré ahí contigo?— le pregunto arrepintiéndome casi enseguida por eso, siento que quiero estar con él, pero me maldigo internamente por sentir eso, aunque yo sé que es porque aún lo veo como Jack.
Él me dirige una mirada curiosa, sonríe y asiente con su cabeza. —Ya te lo he dicho, tienes que estar conmigo, te necesitare para mis planes—. Y al terminar de decir aquello caigo en cuenta de que él sólo quiere conquistar los tres planos. Yo sólo soy una pieza en este juego.
No digo nada, sólo me mantengo callada el resto del camino.
Pasan unos minutos más y por fin llegamos a una gran e imponente puerta, esta es de piedra, tiene tallado a su alrededor rostros de demonios gritando, la reja que está sujeta a ella es vieja, pareciera que en cualquier momento se caerá. Observo a los lados y no hay nada, veo a través de la reja y no hay nada, parece un desierto, a la lejos diviso un palacio, es casi como me lo describió Jack.
—Ya ha llegado su majestad, su hermano está esperándolo— escucho decir a alguien y enseguida volteo hacia la puerta. Se trata de un pequeño demonio, tiene alas pequeñas que parecen de goma, en la punta de estas sobresale una garra, también tiene tres pequeños cuernos negros, su cara es como la de un mono y sus ojos negros como dos pozos obscuros. Se para un poco encorvado, y noto que no tiene piernas, en lugar de eso es una cola similar a una serpiente. No mentiré, pero me ha dado escalofríos ese sujeto.
—No creí que estaría tan pronto aquí Astaroth— dice Amon al momento que da un paso para entrar por la puerta que nos lleva a quién sabe qué lugar. Yo por mi parte aún sigo viendo a lejos el palacio, no se sí este algo cerca o sólo es muy grande que desde aquí puedo verlo.
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La Confesión De Un Demonio
ParanormalSINOPSIS: Hay cosas que no siempre aparentan lo que en realidad son, y no es porque quieran hacer daño, al contrario, quieren proteger a sus seres amados. Historia contada desde la perspectiva de un demonio sobre sus vivencias en la tierra. De cómo...