Estoy sentado en mi silla recubierta de pieles de diferentes demonios, mis brazos descansan a los lados en los soportes de esta, mis piernas están ligeramente abiertas, tengo una posición un poco relajada pero sin perder mi estilo.¿Y qué es lo que estoy haciendo?
Observo a esa humana que descansa en mi cama, esa mujer que me ha cautivado y de la cual tengo una curiosidad inmensa por conocer más.
Veo como mueve ligeramente su cuerpo, sus gestos son de incomodidad, creo que he sido muy brusco con ella en traerla demasiado tiempo en mis brazos.
Yo me encuentro lo suficientemente lejos de la cama, estoy en las sombras y sólo una veladora ilumina lo suficiente como para que no se sienta perdida Julieta, pues las ventanas están cerradas y cubiertas con las telas negras que adornan con estilo gótico a mi castillo. Jamás me gustó que entrara un poco de luz en los lugares donde dormía, me gusta la privacidad a pesar de que sé que aquí no vienen otros demonios más lo que yo he permitido.
Julieta se levanta de la cama lentamente y con un poco de dificultad. Observa hacia todos lados, trata de encontrar algo o a alguien, camina un poco en mi dirección, me gusta verla con sus facciones inocentes y un tanto confundida.
Ahora se encuentra a unos pasos de donde estoy sentado, frunce su entrecejo como tratando de divisarme, —¿Amon?— pregunta dudosa.
No respondo, sólo la observo divertido, esperare que ella se acerque más.
—¿Eres Amon?— vuelve a preguntar y da unos pequeños pasos temerosa, dudosa, pero aún más curiosa.
Me levanto de la silla, exhalo tan fuerte que ella detiene su caminar, creo que nuestras respiraciones son lo único que abunda en ruidos en esta habitación. Doy un paso hacia ella, al instante observo que sus ojos se abren tanto mostrando miedo y asombro. Ahora ella empieza a retroceder, yo por el contrario voy hacia adelante con mi semblante serio y sin una agradable expresión en mi rostro, la poca luz empieza a iluminarme, Julieta tiene un ligero brillo en sus ojos, pero, ¿es de asombro o es de miedo?
—¿Tienes miedo?— le pregunto sin dejar de acercarme a ella. Pero me sorprendo que ella ahora cambia su actitud al escuchar mi voz.
—Me alegra que seas tú— dice con su voz tranquila, después se acerca a mí, lo que hace que ahora yo me paralice y tontamente quiera retroceder.
—¿Qué?— me expreso molesto pero sin exaltarme. No estoy enojado con ella en realidad, pero no quiero que aún vea que sigo sintiendo ese afecto extraño por ella.
Julieta me observa directo a mis ojos gracias a la cercanía con la poca luz de la recámara, —tengo miedo si no estás conmigo— y sus palabras salen tan directas que me llegan como espinas a mi piel.
Me quedo sorprendido, no me esperaba esa reacción suya, así que sin poder resistirme alzo mis brazos a los costados de su frágil cuerpo y la acerco a mí, ahora ella esconde su rostro en mi pecho como si estuviera aspirando mi fragancia, y si no es así, yo si lo hago con la suya. Y sin predecir la barbaridad que estoy haciendo, nos fundimos en un intenso abrazo que mentalmente sustituyo por ese beso anhelado que tengo por sus labios.
—Quiero proponerte un trato— le digo y ella se sorprende, aleja un poco su cuerpo del mío sin dejar de observarme.
—¿Trato?— ahora pregunta ella confundida y regresa a la cama, toma asiento en esta y suspira, —no pienso vender mi alma...ni ninguna otra— dice rápidamente.
Me río internamente, pues si supiera que su alma ya la posee Astaroth... que inocente humana. <<Ironías de la vida>>
Niego con mi cabeza, después me acerco lentamente hasta ella, mis manos las entrelazo detrás de mi cuerpo cuando estoy frente a Julieta, ella levanta su rostro y me presta atención.
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La Confesión De Un Demonio
ParanormalSINOPSIS: Hay cosas que no siempre aparentan lo que en realidad son, y no es porque quieran hacer daño, al contrario, quieren proteger a sus seres amados. Historia contada desde la perspectiva de un demonio sobre sus vivencias en la tierra. De cómo...