Capítulo 26 ¿Quién eres tú?

1.2K 77 7
                                    

                  

Julieta

Dice que me matara, pero ya estoy harta de estas estupideces, no sé qué le hayan hecho a Jack, pero esta vez no me alejare de él.

Lo miro fijamente a sus ojos, sin mostrar miedo ante sus palabras, —yo te toco lo que quiero, porque eres mi novio y estamos esperando un bebé— mis palabras salen seguras, sin vacilar y con una actitud retadora.

La mirada amenazante de Jack cambia rápidamente a una de sorpresa, —¡pero qué sorpresa!, ¿quién lo diría?— habla con ironía al momento que suelta mi rostro. —Veo que no perdí tiempo, sólo que eso— y apunta con su dedo índice a mi barriga, —no estaba planeado.

Me enfurece su actitud despectiva ante mi embarazo y sin más lo golpeo en el rostro. Es tal la fuerza que he aplicado en la bofetada que su rostro se mueve sólo unos milímetros, y claro, sabía muy bien que no podía dañarlo, después de todo es un maldito demonio.

—¡Para que aprendas a decirle hija y no eso!— le grito y él se queda asombrado con su mano en su mejilla.

Jack cambia rápidamente su semblante y voltea a ver a Joz, se ve que está furioso, pero no se atreve a dañarme por lo que le he hecho, —¿Ewah?— se dirige a Joz; no sabía que ese era el nombre real de él.

La actitud de Joz es asustadiza, pues Jack ha usado un tono de voz un tanto atemorizante. ¿Qué le pasa?

—De eso te quería hablar Astaroth— dice nervioso Joz. Por su parte Jack vuelve su mirada de nuevo a mí y sonríe.

—Eso esperamos, ¿verdad Julieta?— esa ironía que usa y su forma de hablar, es como si no fuera él. Yo por el contrario acerco mi mano a su pecho y la cierro lentamente en un puño, lágrimas empiezan a recorrer mis mejillas sin poderme contener, pero no me avergüenzo.

—¿Por qué Jack, por qué no podemos vivir tranquilamente?— le digo con pesar, pero él abre sus ojos con sorpresa que después sustituye por una de diversión.

—Humana— dice con un fingido tono de consuelo, —yo no soy Jack, ¿acaso no te has dado cuenta?, yo no soy tu queridísimo novio—. Lo veo sorprendida, rápidamente alejó mi mano acercándola a mi pecho.

—Entonces... ¿quién eres tú?— le pregunto en un susurro, casi como si me robara el aliento—. Él sonríe y levanta sus manos.

—Yo soy... ¡Amon!— y al decir aquello, suelta una fuerte risa que me da escalofríos, tengo miedo, es como si de pronto soltara una esencia maligna. Me quedo sorprendía observándolo, ¿cómo es posible?

Hilario se acerca a mí sacándome de mi trance, después me rodea por la cintura con su brazo, —vamos Julieta, tenemos que irnos— y me jala un poco para que camine, pero apenas doy un paso, Amon nos lo prohíbe.

—Ustedes no se van hasta que yo lo diga— la lúgubre e imponente voz de Amon nos ordena haciendo que inconscientemente nos detengamos. Pero Hilario reacciona rápido llevándome de nuevo a la salida, yo no protesto, me siento tan confundida. Aunque Amon de de un movimiento rápido se posa en la salida, vuelve a ver a Joz, —no los dejes irse— le ordena y Joz accede forzadamente.

Una sensación extraña me dice que Joz nos quería alejar de Amon, pero por qué sólo él está aquí, dónde están los demás.

Joz se acerca a nosotros y nos indica con una mirada que tomemos asiento en el sofá largo. Hilario y yo obedecemos, nos sentamos tan cerca uno del otro, como si nuestro agarre de manos nos fuera a salvar.
Amon nos mira, después se acerca a nosotros y se para justo frente a mí.

La Confesión De Un Demonio Donde viven las historias. Descúbrelo ahora