HIM

Capítulo 2

El agua de la ducha siempre hace que me quede con la mente en blanco. Me dejo llevar por el calor que recorre cada centímetro de mi piel, y cuando ya estoy tranquila es cuando comienzo mi concierto. Cojo el teléfono de la ducha y lo uso como micrófono, y cantó todas las canciones que se me pasan por la cabeza, hasta que al cabo de un laaargo tiempo, papá llama a la puerta para que salga de mi pequeño paraíso. En fin, que mi ducha diaria me toma mi largo tiempo en el que, aparte de cantar y no pensar en nada, pienso en todo, en mi lío de vida.

Recuerdo aquel día en el que, en el ascensor del edificio, un señor mayor sonriente y muy simpático, que supongo que vive en el apartamento de abajo aunque nunca antes le había visto, me preguntó que quien era el cantante de la canción que canté el día anterior. Me puse más colorada que un tomate, pero eso me ayudó a saber que siempre que cantaba algo no era para mi sola, y que ya que una vez alguien me había oído cantar en mi soledad, emocionada y con toda la pasión del mundo, no tendría problema en que al menos los dos disfrutáramos de mis cantos. Así que, para no romper mis costumbres y no arruinar las del pobre hombre al que tenia como vecino de abajo, le pregunté al señor qué música le gustaba, y desde que me dijo que le apasionaba Rihanna, con timidez, me aprendí todas las canciones de Rihanna y no hay un solo día desde entonces que no cante una de sus canciones. En cierto modo, cuando le pregunté, pensé que me iba a decir Bethoven o Mozart, pero cuando escuché que decía el nombre de mi cantante favorita.... supe que yo y mi vecino haríamos muy buenas migas.