-¿QUÉ?- consigo decir después de haber estado un rato en completo silencio o al menos a través de la línea, ya que en mi interior se había montado una macrofiesta.- Que TU querido Cameron Dessner ha cortado la relación con su novia.
- Eso ya lo he oído estúpida, pero¿ porque?- le digo con voz suplicante. Sé que ahora mismo, es capaz de dejarme con la intriga solo para fastidiarme.
- Ven ya a mi casa y te lo cuento todo
- No me van a dejar ir a tu casa teniendo mañana clase otra vez, y aún menos sin haber hecho los deberes de navidad.
- ¿Que dices tú ahora? Tenemos clase otra vez la semana que viene, no mañana. Así va el mundo.- la vuelvo a escuchar riéndose por el otro lado de la línea.- no tendría que haberte dicho nada, y tendrías que haber ido a clases sola. Dios mio te imagino, sola, toda tristona, PUAJAJAJJA- la verdad es que hace gracia. Oigo a través del móvil algo que se cae. Meg se habrá caído de la cama en la que siempre está tumbada.
- ¿Te has caído no?- le digo aún sabiendo la respuesta.
- Puede.- dice hablando mientras ríe a carcajadas.
- ¿A qué hora voy para tu casa?
- En media hora. Supongo que te he destrozado tu momento ducha, pero si te duchas, esa media hora se convertirá en una hora muy larga en la que no te abriré la puerta de mi casa.- Ya me pasó una vez, y de verdad que no me deja pasar. Lo he comprobado.
- Vale, ya voy.
Nunca pensé que me iba a vestir tan rápido. También me he maquillado y me he arreglado, en 10 minutos. Me da miedo lo que ese chico consigue hacer en mi y como mi querida amiga lo sabe y lo utiliza.
Llego a la puerta de la casa de Meg y me quedo mirando el felpudo con unas grandes letras en las que pone BIENVENIDOS A CASA DE LOS HARDY. Me tendré que quedar en la entrada un rato, porque como Meghan vea que he llegado a su casa un cuarto de hora más pronto de lo normal, me mirará con esos ojos de china que pone y se reirá. No es nada raro que se ría de mi, pero bueno.
- Leah, sabes que estoy detrás de la mirilla. Te llevo viendo ahí desde hace un rato. Sabía que solo Cameron te haría correr a toda leche hasta mi casa.Bueno, Cameron y las galletas de mi madre, pero no suelen quedar cuando vienes.- dice a través de la puerta.- Anda pasa- me abre la puerta. Por supuesto ha puesto los ojos de china y la sonrisa de que se está aguantando la risa. Paso a su lado y recorro el camino que tanto conozco hacia su habitación. Me siento en su gran cama (nuestros aposentos y lo que usamos como sala de reuniones) y espero impaciente a que comience. De verdad que cada vez que me tumbo en ese pedazo de colchón me pregunto cómo cabe en esa habitación de unos 5 metros cuadrados, pero le doy gracias a quien quiera que la eligiera, tan blandita y a la vez tan dura y con el tamaño perfecto para estirarse a lo estrellita sin nunca llegar a salirte de su superficie.
- Comenzando por el principio... Cameron ha dejado a su novia públicamente. Salió con ella, con Tracy, con Adam y con sus amigos de siempre, y en medio de la cena en el McDonalds, los cuatro chicos se levantaron para que Cameron le dijera a su novia frente a sus amigas- Meg se aclara la garganta, se levanta de la cama, coge unos calcetines y se los mete en los pantalones para simular que es un tío, y con voz grave dice- Julia, en el año y medio que llevamos juntos, no he acabado de sentir realmente nada por ti. Eres una gran chica, guapa y maja, pero lo nuestro no va a funcionar. No me vale una cara bonita y una conversación agradable, necesito algo más que siempre he esperado que me dieras, pero que nunca me has ofrecido.- se ha hecho una coleta para parecer que tiene el pelo de chico, y en cuanto acaba su monólogo, se va, rascándose la parte de los calcetines como hacen todos los chicos de la Tierra.
Comienzo a sonreír sola como una tonta. Dios mio. Ahora sé porqué quiero tanto al cabrón de Cameron. Es el mejor cabrón de la historia de la humanidad. Comienzo a aplaudir a Meghan, por su imitación de un chico tan lograda solo por el hecho de tener paquete, por estar tan enterada de todo para después contármelo, y por ser la mejor amiga del mundo mundial. Todo junto. Ella mientras, hace reverencias. mientras los calcetines acaban cayendo de su pantalón azul de rayas del pijama.
Me va a estallar el pulmón de la risa, y el estómago de todas las mariposas que revolotean por su interior.
-¿Cómo has hecho para aprenderte todo ese diálogo, amiga?En las clases de literatura no mostrabas la misma soltura- le suelto entre risas.
Me tira una almohada que por no haber previsto me da en toda la cara y me tira hacia atrás mientras sigo riendo y la envuelvo entre mis piernas a la vez que me reincorporo y la abrazo. Abrazo la almohada como si pudiera ayudarme a soltar todo lo que llevo dentro y así hiciera que me calmara. Meg es la persona con la que más confianza tengo en el mundo, pero eso no quiere decir que de vez en cuando me cause un poco de reparo que vea cómo de pillada estoy por ese chaval. Espiro, inspiro...
- Cameron, eres mio.- digo imitando la voz de esas fans que cuando ven a su cantante favorito parece que estén poseídas por Satanás. La bromita me ha tranquilizado.
Salto de la cama como una rana y me tiro encima de mi amiga, tirándola al suelo y lamiéndole toda la cara, esa tan blanca que tiene.- Que rico estás. Te quiero.
Meghan, mientras está intentando levantarme de encima suyo a base de ligeros puñetazos y arañazos que no me hacen absolutamente nada.
- Si no me dejas levantarme, nunca podré llevarte con Cameron está tarde- dice con una vocecita, que le sale entre risas.
- Has quedado con Cameron y con sus amigos otra vez, ¿no?- paro de golpe y me levanto de encima suyo para mirarla con envidia.
- Hemos.- me corrige.- Gajes del oficio señorita. Si salgo con Pete, Pete me lleva con Cameron, y así tu puedes ir con él.
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HIM
RomansaLeah es una chica de 15 años corriente, en un instituto corriente, con una obsesión poco corriente. Desde los 4 años esta locamente enamorada de Cameron Dessner, un chico de su clase que no es del todo un adolescente corriente, que trata a Leah com...