Capítulo 30

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Entre la gente, los cuerpos se balancean a mi lado, amenazando con caer sobre mí. Sólo quiero salir de aquí. A pesar de que el borracho que pensaba aprovecharse de mi me haya conseguido devolver a la realidad un poco, sigo viendo como el mundo se mueve. Busco a William pero no la encuentro por ningún lado, pero cuándo encuentro a Meghan, su cara de terror al verme, hasta me parece divertida.

-¿Cuánto bebiste? - me dice con tono de riña.

-Puede que... 1....2...- comienzo a contar con los dedos, pero por cada número que cuento, sumó dos dedos de mi mano, en vez de uno. Cuando ya me doy cuenta, me mareo. Caigo al suelo de golpe. Me pesaban los pies y la cabeza me daba vueltas, así que mi cuerpo ha caído involuntariamente al suelo. La gente me mira raro, y sus caras dobles se ríen de mi. Intento levantarme y ponerme recta, pero ni siquiera puedo mover las piernas. La situación sigue dándome gracia, hasta que Meghan me arrastra por los pies por el suelo, hasta al lavabo. Yo me voy quejando todo el trayecto y pegando al aire con las manos. Parece que esté cazando moscas o algo así.

Llego al lavabo y solo ver la taza del váter, me incorporo y me apoyo en el inodoro para echar por la boca todo lo que había entrado por ella a base de alcohol. Lo suelto todo, de una. El alcohol va saliendo poco a poco de mi organismo y va acabando en el váter. Paro se vomitar, y al rato lo vuelvo a soltar todo. Meghan me sujeta el pelo mientras la miro de reojo. Siempre me tiene que ayudar a mi. Me sabe muy mal que tenga que hacer de niñera para mí, por ser una irresponsable que bebe por diversión.
-Gracias- logró decir cuando creo que no tengo nada más que echar. Me siento en el suelo, juntando las rodillas contra mi pecho, y rodeándolas con mis brazos temblorosos.

-De nada- dice, sonriéndose débilmente. A pesar de todo, sigue aquí. Yo no me encuentro una buena amiga ni una compañera. Podría ir con Julia y sus amigas ahora mismo, pero prefiere estar aquí, con una chica que suele pasarse con la bebida, y que no hace más que jodérle momentos en los que podría estar pasándoselo bien. La quiero demasiado.

Se sienta a mi lado y apollo mi cabeza sobre su hombro. Se pone en la misma posición que yo, y se acomoda el pelo detrás de la oreja, dejando a la vista un moratón con un derrame al lado. Eso no se lo ha podido hacer ella solita. Ya estoy totalmente bien, y puedo pensar con claridad.

-Meghan, ¿que es eso?- señalo al morado sin tocarlo. Ya sé qué es, pero quiero que me diga como se lo ha hecho.

-Un morado- me responde, mirando a todas partes, jugueteando con sus dedos. Después de años de amistad, he aprendido que ese gesto, lo hace cuando está nerviosa.

- ¿Cómo te lo hiciste?

-Me caí- responde rápidamente. No puede engañarme con una respuesta tan poco trabajada.

- ¿De oreja al suelo?- ahora la miro fijamente a los ojos, con seriedad. Si intenta evitar la razón de esa marca, es porque sabe que si me la dice me enfadara.

- Sí. Estaba andando, me tropecé y me di contra el suelo.- No puede mirarme a los ojos sin desviar la mirada a los lados. Miente muy mal.

- ¿Y como es que no tienes nada en la oreja?- la he pillado.

- Estaba con Pete y nose que pasó....- responde a gran velocidad. ¡Pete! Ese chico ha sido el que le ha hecho el morado. Las pagará. ¿Cómo se atreve a tocar a la persona más buena del mundo? Como la vuelva a tocar.... Lo mató de todas las maneras posibles. Primero le cortó las pelotas, luego le cortó en cachitos pequeños...

-A vale.- le respondo, intentado que entienda que no necesito más explicaciones, que entiendo lo que dice. Le beso en la mejilla y me levanto, ayudándola a ella a levantarse después.

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