Capítulo 26

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-¿Quieres salir conmigo?- me ha preguntado James al acabar la cena. La verdad es que no me lo he pasado tan mal y me he comenzado a llevar bien con Alain y con un par de chicas, Carly y Ally que me hacían reír con estúpidos chistes, pero la gran pregunta de James nos ha dejado a todos congelados. ¿Lleva dos días hablando conmigo y ya quiere ser mi novio? ¡Sí no le conozco! He pasado de ese echo y he pensado que si eso me ayudara a mí misma y que mientras que no haga algo que no quiera hacer por su culpa, no pasaría nada por intentarlo.
-Sí -le he respondido con una sonrisa lo más real posible, aunque se que ha parecido muy falsa. Casi tanto como yo.
En ese momento todos se han callado y se han quedado mudos, viendo como James me abrazaba con fuerza.
-No vais a salir - ha soltado Cameron sacándose a Julia de encima, que le ha mirado atónita.
-Cameron, por favor, siéntate. Si quieren estar juntos, que lo estén. Estas haciendo el ridículo - le dice Julia mientras intenta sentarlo con todas sus fuerzas, aunque no sirven de nada.
-¿Cómo coño te atreves a pedirle salir idiota? Te voy a... - No le da tiempo a acabar la frase. 

Todos los chicos ( de los que aun no recuerdo los nombres de todos) le sujetan por los hombros, mientras su cara está a escasos centímetros de la de James, que le mira con una sonrisa vacilona.

-¿Y quién eres tú para mandarme?- ¿desde cuando se odian tanto? No entiendo que puede haber pasado.

Como se vuelvan a pelear juro por Dios, María y mi difunta abuela que me meto en medio y les doy una bofetada a los dos. 

No se de donde saca la fuerza Cameron, que coge a James por el cuello de nuevo, como ayer. Mal asunto el haberlos traído a los dos juntos.
Juré que me entrometería entre los dos si se acercaban y yo soy de cumplir promesas. Me acerco e intento separarlos con todas mis fuerzas peri soy demasiado débil, así que pruebo de otra forma. Hacen como si no estuviera. Les estaré haciendo cosquillas a sus abdominales. Eso es lo que seguramente piensan con cada golpe que les doy en el abdomen. Me cuelo entre sus dos cuerpos y les grito:
-¡Parad ya! ¡Por favor es una tontería! No seáis tan críos. -les regaño intentando que al menos noten mi presencia.
-¡Qué cierres el pico!-la mano de Cameron golpea mi cuerpo antes de provocar que caiga al piso. Me ha pegado en el hombro y creo que me lo ha dislocado. Me ha pegado. Cameron me ha pegado. No me lo puedo creer. Ni en mis peores pesadillas podría haberlo imaginado...

Las lágrimas se me acumulan en los ojos y me levanto de golpe. Miro a mi alrededor y veo como los chicos se acercan a ayudarme mientras las chicas miran con odio y temor a Cameron. Yo directamente no le quiero ni mirar. Lo odio. Me levanto evitando la ayuda y me pongo a andar, pero con mi torpeza característica me caigo de morros otra vez, y no puedo evitar contener las lágrimas más tiempo. Al menos espero que al estar de espaldas nadie me vea llorar. Levanto la vista sobre el hombro y veo como poco a poco Cameron reacciona y se da cuenta de lo que ha hecho.
-Vuélvela a tocar y te arrepientes toda tu vida- le dice James intentando liberarse de su agarre para venir a mí. Suelta a James con repulsión y con repulsión a si mismo, se mira las manos y se ve el dolor y la culpa en los ojos. Va a venir a por mi.

Echo a correr y no paro hasta que llego a las escaleras mecánicas y sin parar, corro hasta que salgo del centro comercial y corro y corro sin parar. Me da igual lo mucho que pueda correr, siempre me van alcanzar pero el caso que le haré a mi perseguidor será el mínimo. 

-Leah por favor- se pone frente a mi. No me atrevo a mirarle a la cara. No puedo, me duele demasiado...-Yo...JODER - noto aun sin mirarlo que se está estirando de la raíz del pelo.-No quería ha sido sin querer- me intenta coger de la barbilla para que le mire, pero me aparto de un salto.

-No te atrevas a tocarme -le digo entre sollozos sin poder evitar que me vea llorar. Quiero que se de cuenta de lo que ha hecho. -Ni a hablarme nunca mas- le miro a los ojos fijamente, sin pestañear. Cuando ya veo que la culpa le mata por dentro cuando desvía la mirada a mi hombro, que sangra, le doy la espalda y voy a casa.

Por suerte mamá y papá y mis hermanas se han ido fuera porque sabían que no volvería hasta tarde.
Subo a mi cuarto y tiro todo lo que encuentro a mi paso por los aires. Aún no puedo asimilar nada de lo que ha pasado. Cameron me ha pegado porque he intentado que no se peleara con James porque me ha pedido salir. Grito al aire, con mi soledad y mi pena para poder desahogarme. Mejor gritar que hacerme daño golpeando las duras paredes de yeso. Sólo se que ojalá nada de esto hubiera pasado. Todo tendría que volver al principio, de cero. Estas vacaciones de Navidad son un absoluto desastre. No lo aguanto más. Cojo mi lámpara desde la que leo junto a mi mesita de noche, pero antes de que pueda tirarla, alguien pica a la puerta. Luego, cuando no contesto, pican al timbre una y otra vez. El miedo me recorre de los pies a la cabeza en forma de escalofríos y temblores. Me tiemblan las manos y cuando dejo la lámpara en la mesita otra vez, con cautela camino hasta el salón y me paro junto a la puerta de entrada. "Tu puedes Leah. Es tu casa y no te tienes que derrumbar. Si es James, haz lo que sientas ( menos acostarte con él) si es Cameron, ciérrale la puerta en las narices ....y si es mama y papa y tus hermanas, simplemente evita que te vean la cara" me digo a mi misma.
Espiro e inspiro una y otra vez para que el corazón me vuelva a palpitar a ritmo normal. Cierro con fuerza los puños a los lados, y contando hasta a tres abro la puerta de par en par, sin mirar por la mirilla. La persona que veo frente a mi hace que se me quede la boca abierta, que el corazón de golpe me deje de palpitar, y que las lagrimas me salgan por los ojos involuntariamente. Imposible.


Pueden haber pasado dos años, pero la inconfundible melena pelirroja y la alta y robusta figura que se cierne sobre mí podría ser reconocida aun después de décadas y décadas. No puedo asimilar nada de lo que pasa. Sólo ver como sus ojos color miel como los míos me miraban fijamente evitando derramar lágrimas, se ha lanzado a abrazarme, tirando a un lado el maletón con el que cargaba.
Mi hermano mayor, que hace dos años se fue de casa sin razón y sin avisar ha vuelto a casa. Con todas sus cosas con la intención de volver. No sabe cuanto le he echado de menos.


-William- es lo único que consigo decir mientras lloro sin parar de abrazarlo en medio del rellano.

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