Capítulo 22

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Cada día festivo, me levanto a las 11:00 de la mañana como mínimo, pero siempre que me llaman por teléfono, no tengo más remedio que levantarme e intentar dormir después.

-¿SÍ?- pregunto frotándome los ojos. Mi cansancio a hecho que no pueda ver bien el nombre del contacto, así que no tengo ni idea de quien está al telefono. Bostezo y me estiro. La persona ahora no contesta.- ¿Diga?-vuelvo a preguntar.

- Hola Leah- es la voz de James O'Brien. Pero yo no recuerdo haberlo agregado a mis contactos.

-¿James?- por supuesto que es él, solo que me tengo que asegurar.

-Si, ese es mi nombre. Te llamaba para disculparme por no haber parado ayer al capullo integral de Cameron. Me quedé sin saber que hacer y luego vino la gente a ayudarme y no sé que me pasó Leah. Estaba en Shock. Lo siento.- no hace falta que se disculpe, aunque sé que dice la verdad. Yo sé diferenciar esas cosas. Si James me hubiera salvado, Cameron nunca me habría dicho todas las hermosas cosas que me dijo.

- Da igual, el caso es que los dos estamos bien- le digo. Por favor, que solo me haya llamado para disculparse y se tenga que ir y colgar.

- Te llamaba para.... Bueno, me preguntaba si ¿querrías salir esta tarde... conmigo?- después de todo lo que pasó ayer, este chico quiere quedar. Wow, le debo gustar mucho o caer muy bien. Alucinante.

-Si, creo que no hay problema.- vuelvo a bostezar con mi ruido de hipopótamo en celo, y me levanto de la cama para hablar por el móvil mientras camino y estiro un poco las piernas, que se me han dormido.

-¡Estupendo! ¿Donde te gustaría ir?

- A pasar la tarde y a cenar.- por la mañana no quedo. JAMAS. No podría.

-Vale. ¿A qué hora te paso a buscar?

- ¿Sabes dónde vivo?- enserio, este chico parece que me espía.

-Si.

-Ah- consigo decir. La verdad es que quiero quedar con Meghan a solas, sin Petes ni James.Solas, pero ahora que tiene novio, como siempre, pasará de mí hasta que se de cuenta de lo estúpida que fue por ir solo con un chico y dejarme a mi olvidada.

-¿Leah, estas ahi?- dice. Me he perdido todo lo que ha dicho.

- Te tengo que colgar- le digo cuando, a lo lejos, desde mi ventana consigo ver a Cameron. Me sonrío estúpidamente. ¿Qué hace en frente de mi piso?

Cuelgo el teléfono y lo tiro sobre la cama como si estuviera contagiado del sida o algo así, y poco a poco me voy acercando a la ventana. Espera. Me acabo de levantar. No puedo presentarme ante mi Romeo con estas pintas. Me mira al espejo y veo mi pelo de troglodita, mi baba blanca colgando todavía de mi boca, mi pijama de pandas a la última moda y mis ojeras más lilas que una cosa mala. Me comienzo a cepillar el pelo, de vez en cuando mirando a ver si Cameron ya se ha ido por hacerle esperar. Me pongo un abrigo para disimular el pijama, y entro al baño que hay en la habitación para lavarme la cara con agua fría para acabar de despertarme, siempre corriendo de aquí para alla mirando a la calle, quedándome embobada mirando a mi príncipe azul. Estoy lista "ya voy caaariñoo" digo para mis adentros, alargando las palabras como una borracha. Aún no me creo que haya venido a mi casa a primera hora de la mañana solo para verme. Espiro y suspiro una y otra vez intentado tranquilizar mi pulso.

Abro la ventana y sonriente, saco mi cabeza. Espero que me vea, porqué viviendo en un quinto, será dificil. Estoy a punto de gritarle para que me vea, cuando veo que Julia Adams, su "ex" sale del mismo edificio que yo y se arroja a sus brazos, besandolo como si su vida dependiera de ello, mientras él la abraza, inexpresivo, sin moverse.

Me gustaría salir corriendo, esconderme y no salir de mi habitacion nunca por lo que me corazón acaba de sufrir. Una especie de dolor golpea mi cuerpo una y otra vez. Mi pecho y la opresión que siento en él hace que quiera llorar una y otra vez, y estoy a punto, hasta que Cameron me ve cuando Julia despega sus asquerosos labios de su cuello. He olvidado al mundo entero y he dejado mi cabeza fuera de la ventana, dejando a la vista mis ojos llorosos y la cara de pena. Se me queda mirando y no quiero apartar la vista, no puedo. Esa mirada tan deseada... Me consume hasta que, como no entre y me encierre en la habitación a llorar, me verá gritar en la calle. De dolor.

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