Rota. Esa es la palabra ideal para definir como me siento por dentro. Cameron no está conmigo, y a pesar de que mis ojos me engañen, se por dentro que él no está conmigo, ni lo estará. Le he hecho daño, y eso me mata. Lo único que me consolaba cuando estaba mal era su voz, pero como la escuche ahora, no la podre dejar marchar. Me acerco a Alain, y le comienzo a tocar sus duras facciones. Paso mis dedos por sus definidas mandibulas y sus altos pómulos, cómo si buscará algo. Producto del alcohol comienzo a reírme sola, y al mirar a mi alrededor para ver si me miran veo unicornios. Sí señores, ponis rosas con cuernos en el ceño. De un momento a otro mis carcajadas se transforman en lágrimas que caen desesperadamente.
Sin pensarlo voy directa al servicio de señoras, más sucio que el de chicos diría yo, y mis dedos buscan su contacto en mi teléfono. Pulso al pequeño teléfono verde que se dibuja en mi pantalla y cuando al fin suena el pitido que avisa de que en pocos segundos tendré al chico que significa tanto al otro lado de la línea hasta me pongo nerviosa a pesar de haber hablado incontables veces con él.Al segundo tono oigo su respiración, que, sin rozar mi piel me pone el vello de punta.
-¿Leah?-duda.
-Eres un cabron- le digo como respuesta, alargando las consonantes. Me río de mi voz. Podría hasta decir que es la vez que más he bebido.-¿Ya has vuelto a beber?- me ha calado.
-No me vayas a decir que te preocupo-pausa-¿Porqué no me creíste?
-Sí me preocupo. No te creí y no te creo.
-Pero si yo te quiero, más que a ningúno de los otros unicornios de ahí fuera- confieso.No debería hablar por teléfono así. No hay nada más sincero que un borracho, y como diga algo de lo que me vaya a arrepentir....
-¿Unicornios?-evita mi declaración- ¿Cuánto has bebido? - su tono de voz es serio.La verdad, me sorprende que me haya cogido el teléfono, pero me sorprende aun más que se preocupe por lo que haga si me encuentra tan guarra.
-Puede que un poco. Lo suficiente como para olvidarte.- comienzo a señalar a la pared de mi baño. Estoy firmemente grave.
-Sal de ahí ya
-No me mandes, porque no te haré caso.
-Que te he dicho que salgas o.... te cuelgo.
-¿Que más me da que cuelgues?Si quieres puedo colgar yo - me importa mucho la verdad.
- Va, sal de ahí.- súplica.
-¿O si no que? - me encanta picarle.
- Voy a buscarte yo mismo.
-No.
-Allá que voy.
-Cameron...
- Lo has querido tu, ¿recuerdas?
-Vete a la mierda. No se ni para que llamo a un mamón.
-¿Dónde estas?- oigo el repiqueteo de las llaves. Va a venir de verdad.
-En Nunca Jamás- digo y comienzo a reir.
-Ahora te veo- y me cuelga.
Este es capaz de venir. Me dispongo a salir por la puerta, pero esta cerrada y no puedo abrirla. Se ha quedado atascada.
-Ayuda! No quiero morir en un puto váter- grito esperando que alguien me ayuda.
Me arrastro por el suelo y espero. Espero a que mi héroe venga y me lleve a casa en brazos mientras me besa el cuello y me protege de el mundo. Ese héroe no existe. Golpeó mi frente contra las paredes del baño hasta que oigo unos pasos en el exterior. Unos pies se acercan y comienzo a gritarle para que me ayude.
La puerta se abre de par en par y golpea mi móvil, haciendo que caiga al váter. Me quedo horrorizada. Un iphone 6 era. Más de todos mis ahorros tirados al váter. ¿Porqué a mi?
ESTÁS LEYENDO
HIM
RomansaLeah es una chica de 15 años corriente, en un instituto corriente, con una obsesión poco corriente. Desde los 4 años esta locamente enamorada de Cameron Dessner, un chico de su clase que no es del todo un adolescente corriente, que trata a Leah com...