Capítulo 43

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No me salen palabras de disculpas, porque realmente no sé qué acaba de pasar. Solo sé que con una invitación de Pete para vengar a James, se me ha lanzado a darme un beso mientras había avisado a Cameron, Meg y James. No tiene sentido. Solo miro la cara de horror de Cameron. Tanta tristeza en una sola mirada, me penetra y me va haciendo sentir impotente, cada vez más pequeña. ¿Me perdonará alguna vez? ¿Acaso me dejará explicarle porqué he aparecido delante suyo pegada a uno de sus mejores amigos? Lo dudo.

Así, los cinco nos miramos horrorizados, todos menos James, que sigue sonriendo y riendo. Y cuando acabo desviando los ojos llorosos hacia James, apartando mi mirada perdida de Cameron, lo entiendo todo. Pete quería vengarse de James, y creía que si nos veía besándonos, le rompería el corazón. Pensaba que me quería de verdad y que yo sería la causa de un dolor insoportable, pero en verdad le importo una mierda. La cuestión es: ¿cómo supo James todo lo que Pete tenía pensado? Los poderes, los asquerosos poderes, como siempre.

Cuando consigo que todo cobre sentido, me acerco, paso a paso, lentamente hasta Cameron, manteniéndome en pie con dificultad ya que mis pies están temblando y me cuesta mantener el equilibrio. Elevo una mano para tocar esa cara que desprende tanto dolor, pero se aparta de mí con cara de asco.

- No te acerques a mí- me mira de arriba a abajo, reprimiendo las lágrimas que amenazan con salir de sus ojos, con la voz ronca.

Sus palabras me atacan como balas y me atraviesan con punzadas de dolor, justo en el corazón. Esa repulsión hacia mi es la gota que colma el vaso, y lloro, mordiendome el labio, como si eso ayudara a no parecer tan rota como estoy.

Cameron también puede leer la mente. Tendría que saber que no es lo que piensa. Debería estar leyéndome el pensamiento para ver que esta equivocado. ¿Porqué no lo hace?

-Lo tienes que saber- le digo flojito, para que solo él me escuche.

En vez de obedecer y mirarme de forma comprensiva como esperaba que hiciera, aparta la vista y da media vuelta.

-No , porfavor, Cameron- suplico, siguiéndole y agarrandolo del brazo mientras las lágrimas caen de forma descontrolada por mis mejillas.
Se saca mi agarre y sigue andando, sin mirar atrás, dejándome de rodillas en el suelo. Mientras lo veo marchar, me sujeto la cara con las dos manos mientras intento que mi corazón lata con su ritmo normal.
Lo he perdido. Para siempre.

Me levanto al ver que ya puedo respirar sin quedarme sin aire, me seco las lágrimas con las mangas y me acerco a Meghan, que desde que ha subido por las escaleras y nos ha visto a mí, su mejor amiga, y a su novio besándose, no ha hecho nada más que gritarle de todo a Pete mientras le pega con fuerza en el pecho. Pete no puede pedir perdón, no tiene derecho. Él se me ha lanzado a mí, mientras que yo no sabía nada. Sabia lo que hacía y lo ha hecho igualmente.
-Meg, porfavor.- le suplico a su espalda.

-Puta- grita.

-No es lo que parece.

-Os pillo de lleno y encima me lo niegas.

-Todo esto ha pasado por tu culpa.- le grito a Meghan que me mira pensativa.

-¿Mía? ¿Me echas a mí la culpa? No puedes ser más zorra.

-Todo esto no ha sido mi plan. Si nos hubieras contado desde el principio que te veías con James y que te pegaba nada habría pasado.

-¿Me espías?

-Sí.

- Vete de mi vida, vete de aquí, ¡fuera!- grita a todo volumen apuntando con el índice a las escaleras metálicas. Seguro que después de ese último chillido se quedará ronca.

Otra persona a la que quería que me rechaza.

-¿Porqué? - le pregunto a Pete, cogiendole de los hombros y meneandole.

No me responde y mira al suelo, arrepentido. Vaya venganza tan estúpida. Luego me acerco a zancadas hasta el moreno que mira la escena triunfante. Esta debe de ser la única historia en la que el malo gana siempre. Y por desgracia, a mi me ha tocado ser la buena.

-Te odio- le digo, escupiendole en la cara. Suelta una risa y se saca el escupitajo de la mejilla donde ha aterrizado.

Corro hacia las escaleras y bajo corriendo, para que nadie me vea llorar como se que voy a llorar en cuanto pare de correr. Al salir a la calle, corro hasta mi casa con una velocidad que no sé de dónde sale. Esta tarde lo he perdido todo de golpe. Una vez alguien me dijo que cuando las cosas parece que van bien, empeoran de golpe y solo las malas personas están preparadas para afrontarlo mientras que las buenas personas, se volverán malas.

No como el resto del día, no duermo a la noche y me olvido de donde quiera que esté mi hermano perdido porque, aunque suene egoísta, no me importa. Simplemente me tumbo boca arriba en la cama, dejando la habitación casi a oscuras, mirando fijamente el blanco techo, dejando caer mis lágrimas. La oscuridad nos deja a solas con nosotros mismos y hace que nuestra mente juegue con nosotros mismos, y mi mente hace que crea que todo es un sueño, que la vida que tengo es un sueño, hasta que , después de horas y horas intentando dormir, caigo en un profundo sueño.

Un pequeño hilo de luz entra por mi ventana y ilumina mis ojos, despertandome. Miro al reloj. 14:57. He dormido casi todo el día, y no como desde hace horas, pero la tristeza hace que no tenga hambre. Me pasaría todo el día en mi habitación, pero dejarme sola conmigo misma solo me haría recordar lo ocurrido. Salir a casa me haría tener que escuchar a mamá gritandome o a papá jugando con mis hermanas. El único lugar en el que puedo estar a salvo de todo ahora mismo es le único sitio que hace que ne olvide del mundo: la casa de mi abuela. Murió hace unos meses y cuando toda la familia fue a su casa para recoger sus pertenecías por primera vez (no dejaba a nadie visitarla en casa)nos encontramos con toda la casa que tenia miles de fotos colgadas en las paredes quw ocupaban toda la pared. Fotos nuestras que tenia desde que nacímos, toda la familia. Siempre que quiero huir de algo, corro a esconderme allí, como si esa casa me apartará de un mundo cruel, el mundo real.

Por suerte, esta última semana papá y mamá me dejan salir sin preguntar y no me ponen hora, así que con toda la tranquilidad del mundo y esperando que no me vean los ojos rojos por los pasillos, salgo por la puerta. Bajo y atravieso la ciudad hasta que llego a la plaza. Allí no vive mi abuela, pero se ha de pasar por allí para llegar a su casa.
-Leah- escucho que alguien grita a lo lejos.

Me doy la vuelta y miro curiosa. Quiero ver quien ha gritado mi nombre. Alain, el amigo de Cameron me esta saludando con la mano mientras que se va acercando más a mí. Me cayo bien el día que estuve cenando, con Cameron. Cameron....

Vuelvo a perderme en los recuerdos y la herida en mi pecho vuelve a doler. Como me vea Alain con los ojos inchados... Seguro que parezco vagabundo porque creo que no me he peinado esta mañana - tarde.

-¿Qué hacés por aquí? - pregunta dándome dos besos.

- Nada- respondo con la respuesta más corta que encuentro para no llorar.

- Eso esta muuuy bien.- dice riéndo. - Cómo veo que no me lo dirás, solo dejame preguntarte si necesitas que te acompañen a tu destino.

-Sí no es molestia...- al menos me distraera.

-Claro que no, tonta. Me caes muy bien y me apetece pasarlo bien antes de esta noche.

-¿Esta noche?- pregunto, esperando que no me diga que se va a drogar o pelear. No me lo esperaría de este chico tan simpatico y divertido.

-Sí. Hay una fiesta en Hosmincht- Hosmincht es la ciudad de al lado, casi pueblo. Lo mejor que me vendría seria una fiesta para poder perderme en el alchol, pero no me voy a autoinvitar. -¿Quieres venir? Necesito pareja para bailar el baile lento y no tengo, la verdad. - dice tímido.

-Por supuesto, esta noche, a volvernos locos.- grito, moviendo los brazos en le aire de forma descontrolada.



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