Capítulo 9

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Cuando la fiesta termino decidimos por ir todos a la casa de los hermanos Clearke, como Rosita Fresita le dijo a mi hermano. Íbamos a irnos como llegamos a la fiesta pero Ciel se pegó a mí sin intenciones de soltarme, por lo que le dije a Sebastian que se llevará el auto solo porque Ciel iría con nosotros.

-¡Nos vemos luego, Sebas!- se despide mi hermano en el justo momento que Mika se acerca.

Sebastian ayuda mucho dándole un abrazo a Yuu, guiñandome un ojo para darme a entender que es solo para poner celoso a el rubio.

-Eh, Yuu-chan- llama su atención cuando yo me estoy despidiento de Sebby.

-Adiós- me despido y entro al auto junto a Ciel que va en los asientos de atrás.

-¿Donde viven? ¿Es lejos?- pregunta colgándose de los dos sillones para ir casi con nosotros adelante.

-Te recargaste de energía ¿Eh?- le pregunta mi hermano.

-No tanto, pero quería venir con ustedes. Me agradan.

Giro para verlo y le sonrió con alegría.

-Puedes ir a visitarnos cuando quieras.

Ciel me ve con una sonrisa que ilumina todo el auto, yo me quedo un poco embobada con esa sonrisa. El crío es hermoso y malvado.

-Puedo ir con Sebastian todos los días me dice.

-Sip- le guiño un ojo.

Le llevo 9 años a Ciel, lo puedo ver casi como un hermanito... Aunque sé que Sebastian lo cuida más que nadie, no tengo mucho de lo que preocuparme.

Escucho unos golpecitos en la ventana y me giro para ver quien es. Bajo el vidrio.

-Su suéter, por si acaso- me entrega un suéter negro Sebastian-, nos vemos allá- No hace larga la despedida.

Subo el vidrio después de darle las gracias y vuelvo a girar para encontrarme a un Ciel rojo hasta las orejas.

-Toma- le entregó su suéter-, te puedes resfriar.

Él lo toma e inmediatamente se lo pone.

-Es el mejor ¿Verdad?- le pregunto, sonrojandolo de nuevo.

-Sí- responde sincero.

Inmediatamente se sube al sillón para ver detrás del auto, ahí están Mika y Yuu hablando. Yo también presto atención a su conversación (que se escucha tenuemente) y a sus gestos, que dicen mucho.

Mika sonríe todo el tiempo, eso es malo para mi hermano, ya que puede olvidar todo con solo verlo así. Mueven los labios al mismo tiempo, se callan para escuchar al otro y ninguno habla, Yuu termina sonrojado y yo intento apurarlos.

Sueno el claxon.

Mika, Yuu y Ciel pegan un salto mientras yo me rio. Terminan despidiéndose para que mi hermano por fin entre al auto.

-Brusca- me regaña mi hermano cuando entra.

-Se van a ver en casa- digo girando los ojos.

-Acaramelados- usa mi mismo tono Ciel, copiando mi expresión al decirlo.

-Tontos- le decimos al mismo tiempo, haciéndolo reír.

Arraca el auto y comenzamos el trayecto de vuelta a casa. Es rápido, un poco más que al principio, y ya que vamos hablando con Ciel.

Al llegar otros tres autos se estacionan junto al nuestro, salimos nosotros tres antes para ir a abrir la puerta.

Ya dentro esperamos a los demás, el primero en llegar fue Sebastian, que tomó en brazos a Ciel, al estilo princesa, este ultimo enrollando los brazos en su cuello. Son tan tiernos.

-¡Ya estamos aquí!- llega Eren tomado de la mano con Levi.

-No grites, mocoso- lo regaña su pequeño novio.

Luego entran Yoi y Kimizuki sonrojados y con los labios un poco inchados, sin contar que Rosita Fresota tenia el cabello enredado por la nuca. Todos los vemos con caras zukulenthas.

-Se tardaron un poco- les insinúa Levi.

-Sí- nos sonríe dulce Yoichi-. Traemos un pastel.

Yuu los ve con sorpresa en el justo momento que Kimizuki saca la bolsa de una pastelería.

-¿Vamos a comer?- pregunta Yoi y entra Mika.

-¿Trajeron pastel?- les pregunta entrando-. Con razón no vi su auto cuando salí.

-¿Trajeron pastel?- les pregunta entrando-. Con razón no vi su auto cuando salí.

-Yo quería comprar uno para que todos estemos más unidos- nos dice Yoi con su tierna sonrisa de siempre.

-Bueno, gracias, Yoichi- le digo-. Vamos a comer.

Todos nos dirigimos al comedor y nos sentamos como podemos alrededor de la mesa. Mika, Eren y Kimizuki tienen que traer bancos para sentarse.

-¿Parto yo?- pregunta Sebas-chan.

Todos le decimos que sí.

A una velocidad imposible toma los platos de donde le señala Yuu, toma un cuchillo y los tenedores, deja agua hirviendo y comienza a servir.

-Secretario, mayordomo y novio, te felicitó, Ciel- le dice Kimizuki.

Ciel asiente.

-Es bueno en todo.

-Y nosotros somos unos asquerosos- le digo cuando todos se ríen.

El menor se sonroja.

-Bueno, no niego eso tampoco.

Todos nos reímos viendo a Sebastian, que al escuchar lo que dijo Ciel casi dejar caer un pedazo de pastel sobre la mesa.

Al final comemos entre pláticas. Lo normal para amigos de hace tiempo aunque llevamos de conocernos unas cuantas horas.

Miro a todos a mi alrededor.

-¡No soy la única mujer aquí!- les digo.

Me ven con duda.

-Ciel, Lev, Yoi y Yuu son mis amigas- digo y los mashos se ríen.

-Todos nosotros cuidamos de nuestras damitas - dice Seb. Enserio adoro a ese hombre.

-Bien- intento calmarlos- ¿Quieren hacer una noche de karaoke? O bueno, lo que queda de la noche- como el primer trozo de pastel-. Pues apuren a terminar- les digo cuando ya todos comenzamos a comer pastel.

-Izzy, tu eres quién más se tarda- suelta mi hermano, haciendo que todos se rían de la ironía-, ella come muy lento.

-Explicaciones innecesarias, Baka- le digo con mi mirada de la muerte.

Y se callan en ese momento.

-Aquí faltan Mitsu y Shinoa- les digo.

-Oh- se apresura Sebastian-, alguien nos dijo que fueron a la fiesta y cinco minutos después ya estaban saliendo de la misma.

-Uh- comienza Yuu- ¿Por qué?

-Tal vez Guren y Krul les dieron un mandado- da la opción Mika.

-No creo- cierra Levi-. Ellos tampoco sabían que habían ido. Nosotros las vimos solas.

Yoichi suspira.

-Tal vez solo no querían ir- dice Kimizuki.

Eren, que esta sentado a mi lado derecho, me da una palmada en el hombro.

-Tal vez solo querían estar solas.

Entonces mis ojos se iluminan.

-Yuri.

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Secre •MikaYuu•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora