Los días pasaron rápido, entre el trabajo, el gimnasio y Eric, cada día estaba más loquita por él, me recogía todos los días y cada noche cenábamos juntos, en mi casa o fuera, aún no había pisado su casa, él me decía que me quería preparar una cena, que de este fin de semana no pasaba, y yo estaba deseándolo.
No vi a Rubén ningún día y ya estábamos a jueves. Cada día que pasaba estaba más encariñada con Álvaro, era un amor de niño, cariñoso y bueno, se pasaban las mañanas volando.
Hoy estábamos en el salón comiendo los dos mientras veíamos la televisión, cuando la puerta de la entrada se abrió y al cabo de unos segundos Rubén entraba por la puerta, con las gafas de sol puestas y con la camisa arrugada, entró y ni saludó se tiró al sofá tapándose la cara con un cojín.
- ¿Estas bien? – le pregunté mirándolo.
- ¿De verdad te interesa?
- Mejor me callo – dije volviendo la mirada a mi plato.
- ¿Puedo repetir Chloe? – preguntó el pequeñín.
- Claro, dame tu plato y te sirvo más – dije levantándome.
Cuando volví de la cocina Rubén seguía en la misma postura y Álvaro estaba embobado viendo la tele.
- Toma peque.
- Gracias – dijo sonriéndome.
- De nada – dije limpiándole la boca.
Terminamos de comer en silencio, Álvaro se sentó para seguir viendo la tele, le encantaban los Simpson, yo me dispuse a quitar la mesa y a lavar los platos, no me gustaba poner el lavavajillas para 3 platos, cuando lo note detrás de mí.
- Lo siento, por la contestación que te dí antes, vengo con resaca y llevo unos días con mal humor.
- No pasa nada, no tienes que darme explicaciones.
- ¿Estas bien tú?
- Si, perfectamente.
- ¿Solo me vas a contestar así? ¿Con dos o tres palabras y sin mirarme?
- ¿Qué quieres que te diga? – dije dándome la vuelta. Dios, estaba con resaca y estaba más guapo que nunca, con barba de unos días.
- Pues no sé.. algo más que eso.
- No me sale decirte nada más, no somos amigos para que te esté contando como me van las cosas, además que no creo que te interesen, porque para lo que tú quieres de mi..
- Golpe bajo.. lo siento, soy un gilipollas, me pasé diciéndote todo lo que te dije el otro día, soy un niñato lo reconozco, perdóname por favor.
- No me interesan tus disculpas –dije negando.
- Por favor muñequita – dijo acercándose a mí – me puse celoso al verte con ese chico, y mi manera de reaccionar ante esas cosas es atacando, y suelto muchas cosas por la boca, lo siento de verdad, no merecías escuchar todo lo que te dije. Me pasé mucho contigo, eres buena chica y de verdad que no pienso todo lo que dije.
- Háztelo mirar, porque te vas a llevar muchos palos en la vida y así no puedes reaccionar.
- Lo sé, ese es un problema que tengo, y me cuesta mucho no saltar y hacer daño a la gente. Me dejo llevar por la ira y los celos, lo siento.
- ¿Celos de qué? – pregunté mirándolo.
- No lo sé, solo que cuando te vi con él lo único que quería era partirle la cara además venía calentito por discutir con mis padres, y sé que no tengo ningún derecho para ponerme celoso, que no me has dado ningún motivo para pensar que entre tú y yo pueda pasar algo, no sé que me pasó contigo, fue verte y me sentí atraído por ti y no estoy acostumbrado a que la chica que me atrae se me escape.
- No siempre te puedes salir con la tuya Rubén, me sentó fatal todo lo que me dijiste porque no soy así, no soy como tú me describiste, no sabes nada de mí para decir todo eso. Pero te perdono, no soy una persona rencorosa, además trabajo para tus padres, queramos o no, vamos a seguir viéndonos, y no quiero que haya mal rollo entre nosotros.
- Yo tampoco quiero eso – dijo cogiéndome de las manos – Muñeca quiero conocerte saber de ti, como amigos. Sé que tú y yo podemos llevarnos bien. Prometo no volver a ponerme así.
- No prometas algo que no sabes si vas a poder cumplir..
- Cumplo mis promesas – dijo sonriéndome.
- Esta bien, podemos conocernos mutuamente y llegar a ser amigos.
- Genial, ahora te dejo, voy a darme una ducha y a descansar algo.
- Bien, descansa.
- Gracias por darme una oportunidad – dijo besándome la mejilla.
- No la desperdicies.
- No lo haré – dijo antes de salir por la puerta y haciéndome un guiño.
Cuando salí a las 3 allí estaba Eric esperándome con una sonrisa
- Siempre estás contento – dije dándole un beso.
- Como para no estarlo teniéndote a mi lado.
- Eres un pelotas – dije riéndome.
- Me ofendes – dijo dándome un pequeño azote en el culo.
- Oye.. – dije mirándolo mal – que estamos en frente de la casa de mis jefes.
- No podía resistirme con esos pantaloncitos.
- Tonto.. – dije montándome en el coche.
Llegué a casa con la hora justa para arreglarme e ir al gimnasio, suerte es que quedaba a 5 minutos de casa, esta noche no podía cenar con Eric, tenían ensayo de la banda. Eva esta semana estaba trabajando por la tarde también así que llegaría tarde a casa, estaba contenta con su trabajo y su jefe ere muy majo.
Después de 2 horas en el gimnasio, me metí en los vestuarios para darme una ducha rápida y cambiarme. Cuando saliendo del vestuario me choque con alguien.
- Perdona no te había visto – dije levantando la cabeza.
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Sueños alcanzados
RomanceChloe es una chica que nunca había salido de su ciudad, pero un trabajo en Barcelona la sacará de su ciudad. Barcelona hará sacar un lado que ella no conocía de si misma. Dos chicos y una chica, añadiendo la bella cuidad de Barcelona. ¿Será el dest...