El amanecer

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Cuando sentí sus dedos acariciarme despacio no pude evitar gemir, él aumentaba sus caricias al oírme y sentirme tan excitada, besó y lamió mis pezones lentamente, mi cuerpo se arqueó contra el suyo, necesitando más de él. Siguió besándome hacia abajo, pasando sus labios por debajo de mis pechos, mi barriga, mordiendo mi ombligo, hasta que lo noté su respiración entre mis piernas, todo esto sin dejar de acariciarme los muslos, abriendo mis piernas más para él, mis manos pasaron a posarse en su cabeza, acariciándosela despacio.

Cerré los ojos al notar su lengua sobre mi clítoris, dejé salir de mis labios su nombre. Se sentía tan bien, que no quería que parara nunca, nunca me he sentido cómoda teniendo a un chico entre mis piernas como él estaba ahora...

- No pares – susurré bajito.

El levantó su mirada hacia mí y me sonrío, con sus labios brillando por mi humedad.

- Nunca, nena – dijo mirándome antes de darme un pequeño mordisco. Mis piernas no dejaban de temblarme, pero necesitaba más, lo necesitaba dentro de mí.

- Eric, por favor..- supliqué mirándolo. Me entendió perfectamente porque se colocó sobre mí entre mis piernas y me besó, rozándose contra mí.

No tardó mucho más en ponerse un condón y en entrar en mí despacio, sin dejar de mirarme en ningún momento. No se movió hasta que yo se lo pedí, y no pudimos parar de movernos el uno contra el otro, sincronizados, buscando el placer de uno en el otro, sin dejar de besarnos, sin dejar de acariciarnos, cuando Eric notó que iba a correrme, me agarro de ambas manos colocándolas sobre mi cabeza entrelazando nuestras manos.

- Juntos, cariño – susurró en mi oído. Y eso me hizo estallar, sin dejar de gritar su nombre, apretando mis manos contra las suyas.

Él empujo tres veces más contra mí antes de quedarse quieto susurrando mi nombre contra mi cuello.

No sé cuánto tiempo estuvimos así, entrelazados pero no quería que se moviera, sentirlo contra mí era lo mejor que había sentido en mucho tiempo.

Eric se movió colocándose a mi lado, quitándose el condón tirándolo al pequeño cubo de basura que tenía en su habitación. Me rodeo con sus brazos, mientras yo colocaba mi cabeza en su hombro, pasando mi pierna por encima de su cintura.

- Ha sido.. te sentías tan bien nena – sonreí al escucharlo.

- ¿Te ha gustado? – pregunté tímidamente

- ¿Bromeas? – dijo levantándome la cabeza para que lo mirara – Ha sido lo mejor que he sentido nunca en mi vida nena- acto seguido me beso en los labios despacio.

- Me ha encantado – susurré en sus labios.

Seguimos acariciándonos y hablando, sin tapujos, de cómo nos sentíamos en referente al sexo, lo que nos gustaba y lo que no. Hasta que ambos nos quedamos dormimos mirando el amanecer.. no antes de volver a hacer el amor, esta vez de una forma un poco más salvaje. 



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Dedicado a @Marina-Murciana-15, me animaste a seguir. 

Sueños alcanzadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora