Ámame por favor

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Rubén

Tenerla en mis brazos ha sido la mejor sensación que he tenido durante mucho tiempo, por no decir nunca. Su piel es tan suave, con un solo toque mío su piel se eriza y eso me encanta, me vuelve loco, y lo único que quiero es que me de otra oportunidad, y que lo deje y decida estar conmigo y hacerla feliz. Me he enamorado como un tonto, cuanto más la veo más bonita me parece, es todo tan intenso y tan rápido. Desde el primer día que la vi en mi casa me volvió loco, lo que yo creía que era atracción sexual se ha convertido en algo más.

La noté removerse en mis brazos y abrir poco a poco los ojos, le sonreí y ella me devolvió la sonrisa.

- Buenos días..

Si es que hasta la voz recién levantada la tiene bonita.

- Buenos días muñeca – le dije antes de besarle la comisura de la boca.

Se acurrucó sobre mi apoyando la cabeza en mi hombro, escondiendo la cara en mi cuello.

- ¿Ahora te da vergüenza que te vea recién levantada?

- Un poquito..

- ¿Después de lo de anoche te da vergüenza? – le cogí la mano y entrelacé nuestros dedos.

- Lo de anoche fue..no tengo palabras.

- ¿Te gustó? Sé que fui un poco brusco, lo siento si te incomodé – le dije besándole la mano.

- Me gustó, mucho, más bien me encantó – dijo besándome el cuello y yo la pegué más a mí.

- ¿Alguna vez lo habías hecho así?

- No tan intenso, tan..no sé explicarlo, pero lo disfruté. Vi las estrellas – me hizo sonreír.

- Haré que veas las estrellas muchas más veces, voy a complacerte en todo mi niña. – le besé la frente mientras ella me acariciaba el pecho - ¿Cómo te gusta más? ¿Lento y suave o como anoche?

- ¿Una mezcla? – me preguntó inocentemente.

- Como mi niña desee, lo tendrá. – la tumbé sobre mí y comencé a besarla despacio.

Estuvimos besándonos durante mucho tiempo, sin ninguna prisa, sentada a horcajadas sobre mí con su cuerpo echado sobre mí, mi erección bien dura, buscando algo más que besos, la cogí de las nalgas y la apreté contra mí, estaba mojada, muchísimo, me encantaba ver lo cachonda que la ponía en cuestión de minutos.

- Te deseo, a todas horas mi niña – le dije con la respiración acelerada rozando mis labios con los suyos.

- Y yo a ti – dijo mirándome a los ojos, los tenía brillantes, mi corazón comenzó a latir más rápido al verle la cara, con las mejillas sonrojadas, los labios hinchados y rojos por nuestros besos.

- Hazme el amor Chloe, ámame por favor – me besó apasionadamente.

Seguíamos besándonos mientras Chloe se frotaba contra mí en círculos, me la cogió y con su ayuda la penetré despacio, eché la cabeza hacia atrás notando como me engullía, se sentía tan cálida y estrecha, estar dentro de ella era el puto paraíso, nos movíamos despacio, cuando yo subía las caderas ella bajaba las suyas, estábamos compenetrados, moviéndonos al compás.

- Lo haces tan bien – lo dijo mirándome a los ojos.

A continuación, empujé hacia arriba con un golpe que le hizo jadear de placer.

- Haz eso otra vez – suplicó

- Házmelo tú – le dije agarrando uno de sus pechos pellizcando un pezón.

Su boca se curvó en una sonrisa, le gustó la idea. Apoyó sus manos en mis abdominales, se enderezó para después hundirme más hondo en ella. Sus firmes tetas se balancearon mientras se movía encima de mí, volviéndome loco.

- Tócame – su mirada me hizo llevar mi mano al lugar donde se unían nuestros cuerpos y a frotar obedientemente su clítoris con mi pulgar. El placer inundó sus ojos.

No pasó mucho tiempo antes de que sus palabras se conviertan en gemidos. Se tumbó sobre mí, sus labios estaban tan cerca de mi oreja, cada ruido sexy que hacía iba directo a mis pelotas. Mis caderas subían una y otra vez mientras nuestros cuerpos se golpeaban y nuestras bocas se encontraban en un torpe beso. Seguía besándola cuando empezó a correrse, se mordió el labio inferior y emitió un gemido grave. La increíble sensación de ella apretándome en espasmos originó mi propia descarga, el placer borró mi vista y nubló mi mente.

Se dejó caer sobre mí, y la abracé, lo más fuerte que pude, sin salir de ella. Nos quedamos tumbados en silencio durante un rato, ambos recuperando la respiración.

- Contigo el sexo es más.. – me susurró.

- ¿Cómo? – le pregunté reponiéndome aún.

- Nada, olvídalo, pensaba en voz alta – dijo levantándose y tumbándose a mi lado.

- No lo olvido, ¿qué quiere decir eso?

- Me siento diferente cuando estoy contigo, el sexo es más, me tocas y ya estoy excitada, me pones el vello de punta – le acaricié la barriga mirándola a los ojos y la piel se le erizó– has visto..

- ¿Y eso que quiere decir?

- No lo sé – lo dijo sentándose en la cama, dándome la espalda.

Me acerqué a ella y la abracé por detrás, besándole el hombro.

- No le des más vueltas a la cabeza ahora mismo, voy a esperar el tiempo que necesites para aclararte, estaré ahí para darte todo lo que necesites de mí, tendré paciencia y cuando estés preparada, ahí estaré para que todo el mundo se entere de que eres mi chica y te pido perdón de antemano porque seguro que la cagaré, y seré un completo gilipollas.

- Me dices eso y haces que me derrita.

- Solo por ti, solo tú mereces esas palabras.

La vi sonreír, mientras me acariciaba las manos.

- Creo que es hora de que me vista y me vaya, piensa tranquila, sin agobios, si necesitas hablar llámame si quieres verme avísame y estaré aquí.

Me levanté y comencé a vestirme, mientras ella se ponía una camiseta y unas braguitas. Que culo, tenía que dejar de mirarla si no iba a conseguir otra erección en menos de un minuto.

Me acompañó a la puerta, el piso estaba en completo silencio, me costó despedirme de ella, la llené de besos por la cara y el cuello.

- Descansa mi niña y no te agobies. Échame de menos.

Una vez en el ascensor me apoyé en el cristal. Menudanoche, la mejor de mi vida, estar así con ella me daba la vida, todos losproblemas fuera, sin preocupaciones, aceptaría lo que ella quisiera darme. 

Sueños alcanzadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora