Estrella del Rock

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Ya llevábamos casi dos meses en Barcelona, cada día me iba acostumbrando más a vivir por mi cuenta, y me encantaba. El trabajo me gustaba mucho, me entristecía pensar que algún día tendría que dejarlo, cuando consiguiera algo relacionado con mis estudios. Mi relación con Rubén iba bastante bien, solíamos ir a tomar algo después del gimnasio y casi siempre a cenar, nos llevábamos muy bien y bromeábamos todo el tiempo. La relación con Eric.. no sé cómo estábamos, desde que tocaron en el festival, les habían salido más conciertos, todos los fin de semanas tenían dos o más, esto conllevaba a que entre semana nos veíamos poco, siempre estaban ensayando, lo entendía y me alegraba mucho por él, era su sueño y lo estaba alcanzando. Pero nosotros nos estábamos enfriando o por lo menos eso sentía yo.

- ¿Qué te pasa muñequita? Llevas unos días con una cara.

- No es nada, es solo que Eric y yo llevábamos unos días raros – le contesté agachando la cabeza.

- Es normal, por lo que me cuentas les va bastante bien y si son buenos les caen estas ofertas.

- Lo sé, y me alegro por ellos pero quiero que me dedique también un poco de tiempo. No media hora al día antes de irse con prisas a ensayar.

- ¿Y por qué no hablas con él de esto?

- Porque soy tonta, y me callo las cosas por no discutir.

- Pues deja de ser tonta y discute, después la reconciliación será lo máximo – me lo dijo mirándome alzando las cejas.

- Pervertido – dije tirándole una bola de papel a la cara.

Tan bien nos llevábamos que nos desahogábamos el uno con el otro, me sorprendía que en tan poco tiempo nos conociéramos tan bien y hubiese esta confianza.

- ¿Y tú cuando vas a sentar cabeza? –pregunté dando un sorbo a mi limonada.

- Nunca, ya lo sabes – dijo sin ganas.

- Ya llegará alguna que te agarre y no puedas sacártela de la cabeza.

- Puede que ya haya llegado – susurró mirándome.

- Pues no seas tonto tú ahora – le aconseje.

- ¿Y qué me aconsejas que haga? – preguntó.

- Lánzate, quizá le gustes también.

- Lo tendré en cuenta.

Me acompañó hasta a casa, íbamos bromeando y riendo, siempre he sido un poco exagerada al reírme, según él tengo risa de mala, y la verdad es que tiene razón, pero no puedo evitar reírme así y a él le hace gracia mi risa. Pero la risa se me cortó al ver quien me esperaba en la puerta del bloque y no con cara de buenos amigos.

- Parece que alguien está enfadado – dijo Rubén antes de llegar ante Eric. Le mandé una mirada de '' cállate''

- Cariño ¿qué haces aquí? – pregunté abrazándolo.

- Te estaba esperando – lo dijo con tono serio y sin devolverme el abrazo - ¿dónde estabas?

- Hemos ido a tomar algo después del gimnasio, mira él es Rubén, el hijo de mis jefes – se dieron un apretón de manos para nada amistoso.

- Yo mejor me voy, mañana nos vemos – dijo Rubén dándome un apretón en el brazo.

- Hasta mañana.

Eric no dijo nada, solo me miraba con gesto serio. Subimos a mi piso, en absoluto silencio, pero al entrar por la puerta, el silencio desapareció.

- ¿Qué estabas haciendo con ese? - preguntó alzando la voz.

- Ya te lo he dicho, a tomar algo.

- ¿Y desde cuándo vas a tomar algo con él? ¿Por qué te recuerdo que esa vez que lo vimos él te miraba mal?

- Pues desde que mi novio no tiene tiempo para pasarlo conmigo – se lo solté bastante borde, pero me sentó mal el tono de sus palabras.

- ¿Cómo? Sabes que estoy ensayando, esto es muy importante para mí y puede que pueda dedicarme a lo que realmente me gusta, no a estar trabajando en el taller.

- Lo entiendo, pero pasas de mi Eric, hablamos poco, en tus ratos libres, no hemos tenido una noche como la primera vez.

- ¿Pero qué estás diciendo? Seguimos manteniendo relaciones como esa noche, joder no hemos parado de follar desde ese día, no sé porque te estas quejando.

- No me estoy quejando de eso precisamente, me quejo de que no me dedicas tiempo, no hemos ido a cenar los dos solos, no hacemos cosas de pareja, solo tenemos sexo y ya.

- Porque estoy trabajando, que tú trabajes poco y tengas tanto tiempo libre no es mi culpa sabes.

- ¿En serio me estás diciendo esto? – pregunté cabreada.

- Pues claro, no estoy de broma y menos después de verte con el gilipollas ese, que a saber que habéis hecho.

- Y encima ahora estas desconfiando de mí, yo flipo. Me estas cabreando, mejor que te vayas porque ahora mismo no quiero ni verte. Quería hablar esto bien, tranquilos, pero no puedo contigo estando así, no sé dónde está el chico que conocí que era tranquilo y calmado.

- Sigo siendo el mismo que siempre, pero que mi novia se vaya con un tío a saber dónde no me gusta ni un pelo.

- Y otra vez con lo mismo... vete por favor, y cuando estés calmado y sin pensar cosas raras de mi me llamas, porque yo no pienso llamarte.

- No he hecho nada malo para tener que ser yo el que te llame.

- No es lo que hayas hecho, es todo lo que me has dicho y la forma en la que lo has dicho.

- Pues vale, me voy.

Es lo último que escuché decirme, me dolió todo lo queme dijo. La forma en como lo dijo y como me miraba. No tenía que aguantar todoesto. Una vez dije que no se comportaba como una estrella del rock, peroacababa de demostrarme que podía ser como una.    

Sueños alcanzadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora