Me gusta hacer negocios

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El restaurante seguía tal cual lo recordaba, Pedro nos abrazó a los tres cuando nos vio entrar por la puerta, cogió en brazos a Álvaro y nos llevó a la mesa que teníamos reservada.

- Tengo unos platos preparados para vosotros que os vais a chupar los dedos.

- ¡Bien! Tengo hambre..-dijo Álvaro mirándolo muy serio.

- Pues en nada os lo traigo chicos, ahora mando a Eloy a que os tome nota de las bebidas.

- ¿Estas contento peque? – le pregunté acariciándole la cabeza.

- Si, me gusta cuando estamos los tres juntos – me sonrió y mi corazón dio pequeños saltitos.

- A mi también me gusta eso enano – lo dijo y me cogió de la mano para después besármela.

- ¿Sois novios? Mamá me ha dicho que los novios se dan besos.

- ¿Le has dicho a tu mamá que Rubén me da besos? – le pregunté asustada.

- No, Rubén me ha dicho que nadie se puede enterar y que mis papis tampoco sino te tendrás que ir, y yo no quiero que te vayas.

- Así me gusta enano – dijo apretándome la mano.

- ¿Sois novios si o no?

- No, no lo somos – me adelanté y Rubén me lanzó una mirada que no entendí.

- Ey chicos – Eloy se acercó a nuestra mesa, miro nuestras manos unidas y sonrió antes de guiñarle un ojo a Rubén – enano cuanto tiempo sin verte, Chloe igual de guapa que cuando te conocí, ¿sabéis lo que queréis de beber?

- ¡Coca cola! – gritó Álvaro.

- Yo otra – contesté sonriéndole.

- 3 coca colas tío.

- Os lo traigo y algunos entrantes – dijo antes de marcharse.

Álvaro estaba entretenido con el móvil de Rubén.

- ¿Le has amenazado con que me iba a ir si lo cuenta?

- No hay otra manera, ayer cuando te fuiste no paraba de decir que éramos novios y que él quería una novia, tenía que callarlo de alguna manera.

- Tenemos que tener cuidado con él, no podemos seguir dándonos besos delante de él.

- Tranquila, lo tengo controlado.

Comimos tranquilamente, Eloy se sentó un rato con nosotros, no parábamos de reír con las ocurrencias de Álvaro. Me lo estaba pasando genial, siempre que estaba con ellos, me sentía plena, no se una sensación que nunca había sentido, les estaba cogiendo muchísimo cariño a los dos, además Eloy era muy simpático y agradable conmigo, convencimos a Pedro para que le dejara la tarde libre y viniera con nosotros a por un helado, la verdad es que no nos costó mucho, entre Álvaro y yo poniéndole ojitos.

Rubén nos invitó a comer y me prohibió que los invitara después a los helados, me estaba empezando a conocer bien y me gustó.

Álvaro iba cogido a mi mano, pegando pequeños saltitos hasta que llegamos a la heladería, nos sentamos en la terracita a la sombra, no tardaron en atendernos, creo que porque Eloy estaba allí con nosotros.

- ¿Oye este fin de semana que vamos a hacer? – le preguntó Eloy a Rubén.

- Hay una fiesta en el local del Rico el viernes, háblalo con esta gente y vamos.

- Luego lo digo por el grupo y que se vayan apuntando los que quieran venir. Vente con nosotros Chloe – me dijo Eloy

- No sé qué planes tienen mis amigos este fin de semana pero si no hacen nada podría ir a esa fiesta.

- Te puedo asegurar que si tienen planes seguro que es en la fiesta que organiza el Rico.

- ¿Quién es el Rico? – pregunté mirándolo.

- Es un amigo mío, tiene un local en el que monta buenas fiestas y es muy conocido aquí, todo el mundo puede ir, esté o no esté invitado, pagando tus copas te dejan entrar sin problemas, como si quieres ir y no tomar nada también puedes estar – me explicó Rubén.

- ¿Y es rentable?

- En sus fiestas hace negocios – me dijo Eloy.

- Entiendo, ¿a estos amigos del infierno te refieres no? – le pregunté a Rubén.

- Exactamente muñequita, cada uno sabe lo que quiere en la vida, puedes ir a esa fiesta tomar una copa o dos, o puedes añadirle algo más animado. Es cuestión de gustos.

- ¿Y vosotros que tomáis?

- Alcohol, y algún que otro porro ha caído pero por mi parte nada más – dijo Eloy.

- ¿Y tú muñequito? – le pregunté al ver como se quedaba callado.

- Me gusta hacer negocios, pero sin pasarme.

No me gustó su respuesta, y se me tuvo que notar porque puse mala cara y me quede callada. Ellos seguían hablando mientras yo no dejaba de darle vueltas a la cabeza, ¿serían esos los problemas de los que me habló?

No me di cuenta de que Eloy se había llevado a Álvaro al baño cuando noté un beso en el cuello que me sacó de mis pensamientos.

- ¿En qué piensas? Que estas muy callada.

- ¿Por eso son los problemas con tus padres? ¿Por esos negocios?

- No te metas Chloe, ya se solucionó en su día.

- Tu veras lo que quieres hacer con tu vida, pero ya eres mayorcito para saber lo que está bien o lo que está mal. Y drogarse no está bien, y estoy completamente segura de que no solo hablamos de drogas.

- ¿Quieres discutir ahora? ¿En este mismo momento? No te metas donde nadie te ha llamado. No tienes ni puta idea de nada.

Quise contestarle pero no pude, en ese momento llegaron Eloy y Álvaro, hicimos como si nada, seguimos hablando y bromeando, aunque yo no participaba mucho.

Dos horas después estábamos dando un paseo por una plaza, donde había un parque, Álvaro no dudo en ir y jugar con los demás niños. De repente unas manos me taparon los ojos y yo me tensé.


Sueños alcanzadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora