Fiesta de pijamas

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Habían pasado 4 días después de nuestra pelea, y seguía sin saber nada de él, ni un mensaje ni nada, estaba cabreada y mucho, no le sería fácil que se me quitara el enfado. Eva no entendía nada, me decía que lo llamará que seguro que él se sentía mal, entonces ¿por qué no llamaba? Yo no iba a ser la tonta que daría su brazo a torcer, y ella no hablaba del tema con Rafa, el que por cierto cada noche venía a dormir con ella, para no tener tiempo porque tienen que ensayar, él siempre ha sacado tiempo para ella, y eso es lo que más me cabreaba, que él no sacaba tiempo para mí porque no quería, mi cabeza se rayaba, pensando lo que todas pensamos siempre, como ya ha conseguido lo que quería, meterse en mis bragas, ya le daba igual todo lo demás, y no, no lo consentiría.

Los sábados no tenía que ir a trabajar, pero Elena y Alfonso tenían un viaje de negocios, así que tendría que trabajar desde hoy hasta el domingo por la tarde, dormiría en su casa, en la habitación de invitados. Álvaro estaba emocionado porque me quedara a dormir con él, quería que hiciéramos un maratón de películas de dibujos. Estábamos en la piscina jugando cuando alguien se deslizo por detrás y me agarro de la cintura.

- ¿Te has traído el pijama muñeca? – susurró en mi oído.

- Que susto me has pegado – le salpiqué agua mientras él reía- Pues claro, no voy a dormir desnuda.

- Porque tú no quieres eh...- dijo con picardía.

- Rubén, Chloe dice que haremos una fiesta de pijamas, ¿tú quieres?

- ¿Con vosotros dos? No me lo perdería por nada del mundo – dijo guiñándome un ojo.

Rubén estaba al tanto de mi pelea con Eric, todos los días me preguntaba como estaba, que si quería que fuera a partirle las piernas, gracias a él estaba más animada, pero necesitaba saber de él.

Pasamos la tarde viendo películas los tres, yo en medio de los dos, cada uno recostado en el sofá, apoyando su cabeza sobre mis piernas, mientras yo les acariciaba el pelo a ambos, le pregunté a Rubén sino tenía planes con sus amigos, el negó diciendo que hoy nos dedicaría su tiempo a nosotros, me alegró oír eso.

- ¿En qué piensas? – preguntó.

- Me alegro que te quedes con nosotros.

- Y yo de quedarme, me gusta pasar tiempo contigo, por si no te has dado cuenta. ¿Cómo siguen las cosas?

- Igual que siempre, no se nada de él, tampoco puedo estar mal por él, tampoco es que lleváramos mucho, pero estaba ilusionada y para nada..

- Oye, todo se solucionará ya lo veras. – me sonrió desde abajo – Además esta noche vamos a ahogar las penas en alcohol en cuanto el enano se duerma.

- ¿Mal de amores? ¿Te has lanzado ya? – le pregunté.

- No, aun no me he lanzado – sentí alivio cuando me contestó eso, no quería que una chica que no conocía se llevara a uno de mis amigos que tanto me estaba apoyando.

- Bueno pues está noche ahogaremos las penas – dije acariciándole la cara.

Mientras cenábamos, Rubén y yo habíamos hecho pizza para Álvaro, según él era su comida favorita y su mami no dejaba que comiera pizza a menudo, así que aprovechamos y cenamos eso. Mientras cenábamos me llegó un whatsapp de Eva.

Eva

Estoy con los chicos, lo siento mucho Chloe pero Eric no me ha preguntado por ti, y está rodeando de ''fans'', y me estoy enfadando y mucho y la voy a liar, voy a partirle la cara a tu chico por ti, para que espabile de una vez. Disfruta de tu noche con el sexy ;)

Se me cambió la cara y Rubén tuvo que darse cuenta, porque pregunto qué me pasaba.

- Nada, solo Eva con sus tonterías, nada más.

- ¿Segura? Sabes que puedes confiar en mí

- Lo sé, no te preocupes – le sonreí, y lo hice de verdad, no me iba a rayar más por Eric, si él quería comportarse así, haya él. Yo iba a disfrutar de mi noche con el sexy

Dos horas más tarde acostamos a Álvaro, se quedó dormido en el sofá. Mientras yo esperaba en el salón, Rubén fue a por las bebidas a la cocina, cuando volvió traía dos vasos de chupito, una botella de tequila, limón y sal, todo en una bandeja.

- Vaya, sí que vienes bien preparado.

- Un remedio para las penas. – lo dijo mientras preparaba los chupitos y cortaba el limón.

Al tomar el vaso, mis dedos rozaron los suyos. Ese leve roce hizo que me estremeciera, antes nos habíamos tocado y había sentido cosas, pero no así.

Utilizó un dedo empapado en alcohol para humedecer el dorso de su mano y luego la mía. A continuación, echó un poco de sal sobre ellas, me sorprendió el calor que sentía en la parte de mi mano que él había tocado. Lo miré lamer con la lengua la sal en el dorso de su mano, el movimiento que hacía mientras se bebía el chupito de tequila, el movimiento de sus labios al chupar el limón. Sentí que se me cortaba la respiración. Acto seguido me bebí el tequila, igual que lo hizo él, me quemaba la garganta, estaba acostumbrada a beber pero no algo tan fuerte como esto. Rubén se rio de mí al verme poner cara rara.

Se apresuró a preparar otros dos vasos. No dijimos nada. Yo no tenía ganas de hablar en esos momentos, y él pareció darse cuenta. Bebimos en silencio nuestro segundo chupito, que nos llevó a tomar un tercero, un cuarto y un quinto, sentí una agradable sensación de calor y cosquilleo. Al llenar nuestros vasitos de tequila, derramó unas gotas, y se rió al tomar el limón. Lo miré mientras lo chupaba y sentí ganas de chuparlo junto con él.

Al sexto tequila, el enfado y la ira que tenía guardada se habían ido, lo único que sentía era deseo, el deseo de acostarme con él. Sin pensar, le agarré la mano en el momento en que inclinó la cabeza para chupar la sal. Pasé la lengua contra el dorso de su mano. Él me observaba con la boca entreabierta tomarme mi chupito de tequila. Dejé rápidamente el vasito sobre la mesa e introduje la rodaja de limón en su boca. Acerqué mis labios a los suyos. Chupé la rodaja de limón un poco, apretando los labios ligeramente contra los suyos. Sentí un fuego que me abrasaba el cuerpo.

Me aparté despacio, llevándome la rodaja de limón con la boca. Su respiración se aceleró. Me saqué la rodaja de limón de la boca y la dejé sobre la mesa. Rubén se bebió su vaso de tequila de un trago, sin apartar los ojos de los míos. Lo dejó de forma brusca sobre la mesa, se pasó la lengua por el labio inferior, me agarró por el cuello y me besó con ganas.



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Y así acabó la fiesta de pijamas...¿Que pensáis? ¿Os va gustando el rumbo de la historia? 

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