Perdona no te había visto.. eso fue lo último que dije antes de mirar con quien me había chocado.
- Muñequita..¿qué haces aquí? – preguntó sonriéndome.
- Me he apuntado a este gimnasio, llevo unos días solo.
- Qué casualidad.
- Si, será por gimnasios..
- Has venido al mejor de toda la ciudad – me asegura.
- ¿Qué pasa te dan comisión por decir eso? – preguntó alejándome de él.
- Algo así – contestó riendo- ¿dónde vas? – preguntó siguiéndome.
- A casa, ya he tenido suficiente por hoy.
- Oye porque no me esperas, que recoja mis cosas y te invito a cenar para compensarte por ser tan gilipollas, si no tienes algo mejor que hacer.
Y yo ahora que le contesto..una parte de mi quiere ir pero la otra me dice que no, que vaya a casa y me quede allí. Pero.. Eva no va a volver hasta tarde y no quiero estar sola.
- Venga, no te lo pienses tanto, seré buena compañía de verdad. Podemos ir donde te apetezca – dijo poniendo carita.
- Ya sé de quién aprendió esa cara Álvaro – dije señalándolo.
- Dicen que todo lo malo se pega. Venga vamos, puedo seguir rogándote hasta que digas que sí.
- Está bien, no tengo nada mejor que hacer y la verdad es que no quiero cenar sola.
- Perfecto muñequita, espérame aquí no tardo.
5 minutos después estamos saliendo por la puerta, se ha despedido de un montón de personas, tanto trabajadores como clientes.
- ¿Me dejas elegir a mí el lugar? Conozco un bar en el que se come realmente bien, el dueño es el padre de un amigo y nos atenderán en seguida.
- Claro, no conozco mucho de aquí aún.
- Verás como te gusta.
- Oye..Te llevas muy bien con todo el mundo en el gimnasio.
- Caigo bien a la gente.
- Eso cuando no eres un borde, que se dedica a insultar a la gente, ¿no? - pregunté alzando la ceja.
- Me has calado bien, muñequita – dijo riéndose. No le sentó mal lo que le dije con segundas..
- ¿Por qué me llamas muñequita?
- Porque pareces una, cuando te vi, me vino a la cabeza una muñeca, a la que hay que cuidar y mimar. ¿Te molesta que te diga así?
- No lo sé, me he acostumbrado a que me digas así, así que supongo que no.
- Una vez que llamo a alguien con algún ''mote'' me cuesta quitárselo, no suelo llamar por su nombre. Lo siento, pero estas bautizada así de por vida. – dijo sonriéndome.
Cuando llegamos al bar, un hombre de unos 40 y tantos años se acercó a él para saludarlo con un abrazo.
- Niño, ¿Qué haces tú por aquí? Eloy no me dijo que te pasarías por aquí, está atendiendo unas mesas, ahora le digo que estas aquí.
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Sueños alcanzados
RomanceChloe es una chica que nunca había salido de su ciudad, pero un trabajo en Barcelona la sacará de su ciudad. Barcelona hará sacar un lado que ella no conocía de si misma. Dos chicos y una chica, añadiendo la bella cuidad de Barcelona. ¿Será el dest...