En el cole habrá muchas muñecas para ti

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Pasamos el resto de la mañana en la piscina, Álvaro no dejaba de preguntarnos cuando lo íbamos a llevar a por el helado, nosotros solo le decíamos que pronto y él se enfurruñaba y se alejaba de nosotros.

- Enano, primero hay que preguntarle a mamá, si ella nos deja que te llevemos alguna tarde a por el helado.

- ¿Y no puede ser ahora?

- Ahora no puede ser, ¿además no tienes ganas de ir a ver a Eloy y a Pedro?

- Si, hace mucho que no les veo.

- Bueno pues luego le preguntamos a mamá a ver si podemos ir mañana a comer a su restaurante y después a por un helado.

- Primero hay que preguntarles a tus papis, peque – dije acercándome a él.

- Vale.. – se levantó del bordillo de la piscina y se fue a la tumbona a jugar con sus muñecos.

- Que cabezota es – dijo Rubén abrazándome por la cintura.

- Es como tú – le dije apoyando mi espalda en su pecho – Rubén el niño...

- No lo va a ir contando, te quiere, te lo dijo ayer.

- Me sentí extraña cuando me lo dijo..

- ¿Y eso por qué?

- No lo sé, se me cogió un nudo en el estómago pero de buena manera.

- Tú lo quieres, él te quiere, va a ser difícil separarlo de ti cuando tenga que volver al colegio.

- Por las tardes estaré con él, tus padres me dijeron que ellos en septiembre empiezan a trabajar por las tardes y que tú seguro que empezaras a trabajar.

- Claro, esos son los pensamientos que ellos tienen sobre mí, primero tendré que encontrar trabajo.

- ¿Y lo estás buscando?

- Puede parecer que no, pero he mandado varios curriculum y he hecho varias entrevistas, y para su información señorita, en una empresa quieren hacerme otra entrevista – me di la vuelta al escucharle.

- Eso es genial – le dije abrazándolo.

- Sabía que te alegrarías – me cogió la cara con ambas manos y me besó varias veces.

- ¿Por qué le estas dando besos a Chloe? – escuchamos a una vocecita detrás nuestra.

- Porque es una muñeca muy linda que debe ser besada por un príncipe como yo, enano.

- ¿Y yo puedo besarla como tú? – preguntó poniendo carita.

- Lo siento enano, pero esta muñeca es mía, tu búscate a una de tu edad para ti.

- Jo..

- En el cole habrá muchas muñecas para ti.

- Guay

Nos reímos al escucharlo, lo fácil que era de convencer. Salí de la piscina para hacerles la comida, los dejé en el salón viendo los dibujitos. Que gran cambio desde el primer día que llegué a ahora, los dos juntos viendo la tele y pasando el tiempo juntos. Era una pena que todas las mañanas hiciéramos lo mismo durante estos dos meses, pero el verano ya estaba a punto de terminar, y sería menos repetitivo todo. Y la duda era ¿qué pasará ahora conmigo?

Comimos en el salón mientras veíamos la tele, estaba mal acostumbrando a Álvaro en eso, pero yo estaba acostumbrada a comer así en mi casa y un poco de tele no le haría daño.

Mientras lavaba los platos un mensaje me llego al whatsapp

Eric, a las 14:34

Nena ya estoy aquí en la puerta, estoy deseando verte.

- ¿Qué miras? – me asusté al escucharlo tan cerca.

- Me vas a matar del susto, hoy te estás pasando.

- ¿Me perdonas? – se acercó a mi poniendo morritos.

- Te perdono – le dije antes de darle un beso.

Me subió a la encimera y comenzó a besarme la barbilla y a subirme la camiseta.

- Rubén, tus padres están a punto de llegar y me tengo que ir.

- No quiero – lo dijo antes de pasar su lengua por mis labios.

- Para por favor – le cogí la cara con mis manos – me tengo que ir me está esperando.

- Aún no son las tres mi niña.

- Mi niño por favor.. – le supliqué.

- Te dejaré ir porque me ha gustado eso de mi niño – dijo antes de darme un beso.

- Idiota – le pegué en el brazo antes de bajarme de la encimera – me voy ya.

- ¿Nos vemos esta tarde en el gimnasio? – preguntó siguiéndome.

- No lo sé, te mando un mensaje con lo que sea. Álvaro me voy ya, hasta mañana. – le grité desde la entrada cogiendo la mochila.

- Adiós muñeca.

- Se lo has pegado..- le dije mirándolo mal.

- Lo siento muñeca. Anda dame un beso antes de irte.

Y lo hice, se lo di, pero no solo uno, sino varios besos, tuve que separarlo de mi porque se empezaba a poner tocón.

Cuando salí, ahí estaba Eric esperándome fuera del coche sonriéndome como todos los días, me sentí mal al verlo ahí.

- Hola nena – dijo abrazándome.

- Hola nene.

- Dame un beso, que llevo dos días sin verte – me cogió de la cintura y me besó, no un beso pequeño, un beso de los buenos con lengua incluida. Tuve que alejarlo un poco porque me sentí incómoda.

- Nene..aquí no que nos pueden ver.

- Vale, venga sube, que tengo la tarde libre para disfrutar de mi novia.

Antes de subirme al coche miré en dirección de la casa, y ahí estaba Rubén mirándome desde la ventana del salón, me guiño un ojo y antes de irme me llegó un mensaje al Whatsapp.

Rubén a las 14:52

Todo está bien, ya te echo de menos.

Ay, en que lío me estaba metiendo...


Sueños alcanzadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora