Sábado: 5

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#5: ¿Y?



El porro se estaba consumiendo en el cenicero encima de la mesita de centro. Hyun estaba en el suelo con una botella de cerveza en la mano. Estaba completamente borracho y drogado y, sobretodo, se sentía más solo que nunca.

Los pensamientos le hacían nudos el cerebro y no quería saber nada de nada. Quería olvidar. No tenía ganas de saber, de sentir, de pensar.

La noche pasaba lenta. Llegó un momento en que era más alcohol y marihuana que humano. ¿Cómo es que se podía sentir así?



Los rayos de sol se colaron por la cortina iluminando la habitación. Hyun se removió en el piso y sintió unas arcadas, se levantó lo más rápido posible, corrió al sanitario y vomitó varias veces, y aun cuando ya no había nada en su estómago seguía teniendo arcadas, le dolía el estómago del esfuerzo y la cabeza. Había sido la primera vez en mezclar la marihuana con el alcohol en exceso y no le gustaba esa sensación. No lo volvería a hacer a menos que fuese completamente necesario.

Aprovechó que estaba en el sanitario para darse una ducha, y en el proceso seguía teniendo arcadas. Ya no sabía que era lo que le dolía más, si el asunto del novio de Katrina o el haberse puesto la borrachera de su vida mientras estaba drogado. Y ni una ni otra cosa le gustaba para nada.

Pero, lo bueno del asunto fue que lo había olvidado todo por una noche entera. Nada de pesadillas ni de pensamientos tormentosos. Nada de nada.

Salió de la ducha con la toalla en la cintura y se tumbó en la cama. Se sentía cansado y frustrado. A pesar de haber dormido por horas, sentía la sensación de sueño invadir su cuerpo, tal vez fuese por el hecho de haber dormido en el piso de la sala o que no recordaba cuanto tiempo había dormido exactamente, pero se sentía tan cansado que se dejó llevar por el sueño y se quedó dormido.

Se despertó con un sobresalto, había escuchado un ruido, los nervios se le pusieron de punta y se sentó en la cama esperando a escuchar el sonido de nuevo. Los segundos pasaban lento y la frustración le empezó a invadir la cabeza.

Abrió el cajón de la mesita de noche y sacó su arma, se puso en pie, se acomodó la toalla y fue a investigar en el apartamento. Cada paso que daba lo daba con cautela, como si sintiese que el piso se pudiera romper en cualquier momento bajo su peso.

Salió al pasillo, observó y no distinguió nada. Encendió la luz y esta le caló en la retina pero se obligó a no cerrar los ojos. No había nada sospechoso. Caminó y entro a la primera puerta que aparecía; el sanitario para invitados, estaba vacío. Cerró la puerta y se dirigió al armario, buscó entre la ropa y las cosas que tenía pero no había nada sospechoso. Entró a la segunda habitación. Tenía pocos muebles, sólo la cama, un par de mesitas de noche al lado de ésta y un tocador, por lo que le hizo más fácil la tarea de buscar. Observó debajo de la cama, dentro del armario y nada. Cerró la puerta y fue a la cocina. Buscó en cada rincón y nada, absolutamente nada, salió a la terraza y el aire helado le pegó de lleno, buscó en cada rincón pero no pudo distinguir nada fuera de su sitio, cerró la puerta con seguro y volvió a revisar la cocina, nada, de nuevo. Comenzaba a pensar que lo que había escuchado había sido producto de sus sueños.

Entró a la sala y vio el desastre que había, y recordaba, en partes, que él había sido el causante de todo ese destrozo. Buscó detrás de los sillones y nada. Abrió la ventana que daba a un pequeño balcón y salió, el frío le volvió a pegar en todo el cuerpo y fue cuando recordó que iba con toalla en cintura nada más. Se asomó para ver la calle y vio a varias personas pasar por la acera, vio en el edificio de enfrente y distinguió a una chica que lo veía con gran interés desde el balcón de su apartamento. La observó y vio que sostenía algo en sus manos y que estaba sentada en un camastro. La chica asintió en forma de saludo y Hyun hizo lo mismo.

Round II Donde viven las historias. Descúbrelo ahora