#31.
¿Cómo es que sabes...?
Necesitaba acercarse a Katrina lo más pronto posible. Debía hacerlo. Había acordado acercarse a ella para antes de navidad y ya faltaban pocos días. En cierto modo, Kellen estaba nervioso, era su primer trabajo y, según había hecho prometer a su padre y a su abuelo, el único que haría.
Vagaba por las calles de Tolston, con las manos enfundadas en unos elegantes guantes negros, un traje hecho a la medida color azul y un abrigo largo que lo cubría del frío aire invernal, llevaba un paraguas grande negro que le cubría de la nieve que caía. Necesitaba respuestas, cada vez había más preguntas que eran difíciles de contestar.
Su móvil sonó dentro del abrigo y él con pereza lo contestó.
-Hola, padre. ¿Cómo está el abuelo?
-Kellen, él está bien, mejora mucho con el paso de los días. ¿Cómo estás tú? – Kellen suspiró, sabía que tenía que decirle la verdad, porque si no, su padre se enteraría por otros métodos, siempre lo hacía. Y sería peor.
-Aun no logro llegar a ella. La información que me dieron, era su antigua casa. En este momento voy de camino al departamento de él-. No podía ver a su padre pero sabía que, seguramente, le estaba dando una fuerte calada al habano y sopesando la información.
-Hijo, no te presiones, es tu primer trabajo, se supone que no tiene que ser sencillo. Tienes todo lo que necesitas y más. Todos confiamos en ti. Llámame en cuento tengas algo o necesites algo.
-Desde luego, padre-. Y ambos colgaron al mismo tiempo. – Es el único, padre, no el primero. El único.
Kellen siguió caminando mientras trataba de poner en claro su mente. Extrañaba el calor, Grecia siempre era reconfortante para él. Desde niño Grecia marcó su vida, sus calles, las personas que lo habitaban, la confianza, la unidad. Extrañaba jugar con sus amigos en las calles, extrañaba los paseos por la playa con su abuelo. Extrañaba todo, menos el trabajo familiar. Lo llegó a odiar porque su padre siempre era intermitente, siempre iba y venía.
Dobló en una esquina y caminó por un par de minutos más hasta dar con un edificio de apartamentos, sabía que era el que buscaba aunque no lo viese, ya había estado ahí antes pero no se había atrevido a entrar. Pero en ese momento lo tenía que hacer.
Entró al edificio y saludó al guardia como si se conociesen de antes, cosa que no era cierto.
-Vaya frío, debería de tomar un café-. Fue un comentario simple pero Kellen sabía que daría resultado. Cerró el paraguas y lo dejó recargado en la pared mientras sacaba de su bolsillo un par de billetes para la máquina expendedora. El guardia solamente asintió y se acomodó en el puesto.
-Dicen que empeorará para esta semana, más nieve-. Kellen metió el dinero en la máquina y presionó los botones para que saliera un café negro, cuando estuvo listo pidió otro igual.
-Bueno, es invierno, no podemos esperar otra cosa, no en el hemisferio norte.
-Vaya mundo en el que vivimos, ¿No le parece? – Kellen dio la vuelta y se dirigió al guardia con ambos cafés y le extendió uno.
-Bueno, sería lo mismo en el hemisferio sur, la única diferencia sería que en julio o agosto nos estaríamos quejando de las nevadas. Disfrútelo, Ramón.
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Round II
De Todo"Está bien resistir cuando todos te atacan, pero hay un punto en el que tienes que defenderte y no importa contra quien sea, lo tienes que hacer." Segunda parte de "LB8" Utilizo lenguaje explicito y que para algunas personas puede ser vulgar. W<...