#11: Mierda.
Por suerte, era domingo. No tenía que ir a clases, ya había hecho sus deberes, sus padres no estaban, y ella estaba en la cama con un chico desconocido que follaba de maravilla, había sido alucinante, lo mejor que había hecho hasta el momento. Se estiró en la cama y sintió el frío recorrerle por completo.
Giró y estiró los brazos, el otro lado de la cama estaba vacío. Frunció el ceño. ¿Estaría en la ducha? Se le antojó que podría follarlo de nuevo en la ducha. Se sentó en la cama y observó la habitación. Era tan impersonal aquel lugar. ¿Quién era aquel chico? ¿Qué hacía ahí?
Quitó la sabana de la cama y la envolvió en su cuerpo, salió de la habitación y buscó al chico. No lo encontró. En la mesa de la cocina había una nota, era para ella:
"Lamento tener que irme así, tengo cosas que hacer y no las puedo posponer.
El desayuno está en el frigorífico. Si quieres, puedes darte una ducha.
Ten un buen día."
¿Sólo eso? Joder, que chico tan más insípido. ¿Desde cuándo se había ido? ¿Por qué no la había despertado? Sí, Ámbar sabía expresamente las condiciones no dichas la noche anterior, pero era que nadie antes le había hecho algo así.
Suspiró de cansancio. Tal vez esa era su forma de despedirse, quizá ya no la quería ver más. Se sentó en una de las sillas de la mesa redonda, por primera vez le había agradado demasiado un chico para expresamente tener sexo y este la abandonaba.
Se puso en pie decidida, fue hasta la habitación, dejó la sabana en su lugar, se colocó la ropa y se dispuso a ir. Algo en ella comenzó a inquietarle, tendió la cama, dejó todo en su lugar, o el lugar en el que ella creía que pertenecían y se fue a la sala, no habían hecho nada ahí así que todo estaba en su lugar y ella no tenía que preocuparse por eso.
Abrió la puerta y tropezó con algo, como llevaba sandalias, el dedo gordo del pie derecho comenzó a palpitarle de dolor inmediatamente.
-Mierda. ¿Por qué dejan cosas aquí? ¿A caso no saben tocar el timbre? Mierda.
Miró hacia el suelo y observó una caja, no había nota o algún nombre. Intentó meterla al apartamento pero estaba muy pesada, optó por empujarla hasta el lado de la puerta, no tenía intenciones de lastimarse así que, solamente se ocuparía de que no la robaran.
Cerró la puerta después de acomodar la caja y sintió una ráfaga de viento helado, se abrazó a sí misma para aminorar el frío y caminó hacia el elevador. Villancicos navideños la acompañaron hasta la planta baja. Salió del edificio tarareando el villancico pero aún tenía una rara sensación en el cuerpo. Cuando estuvo en la calle, se dio cuenta de que una capa densa de nieve completamente blanca cubría las calles, sonrió para sí misma, cuanto le gustaba la nieve.
Observó por ambos lados de la calle y cuando no hubo autos que la pudieran atropellar, corrió hacia su edificio con una fría sensación corriendo en sus pies. Al llegar a su edificio corrió aún más rápido al elevador, quería llegar a su apartamento y tomar una ducha calientita, o quizá un baño en tina por un largo rato le serviría más.
En el trayecto hacia su apartamento, comenzó a repasar lo vivido el día anterior, había tenido sexo con un chico desconocido que no le había pedido un nombre o algo por el estilo. Eso le encantaba. Pero esa mañana la había dejado sola en su apartamento y no sabía que pensar sobre ello.
Llegó a su destino y corrió hasta su apartamento, entró y encendió la calefacción y corrió hacia el sanitario a colocar la tina. Regresó a la sala y revisó la contestadora, solamente dos mensajes, uno de su madre y otro de su padre, como estaban divorciados y se acercaban las festividades, comenzaron a bombardearla con mensajes cariñosos y un poco chantajistas para que decidiera pasar las fiestas en lo de su padre o bien en lo de su madre, ya la tenían harta, y lo bueno había sido que solamente tenía un mensaje de cada uno, no como el año anterior, había hasta veinte mensajes en un día por parte de ambos. Era frustrante para Ámbar.
La sensación extraña seguía en su cuerpo, pero también estaba extrañamente feliz así que no escuchó los mensajes de sus padres para no arruinar esa felicidad.
Cuando la tina estuvo lista, se deslizó en ella y dejó que el calor del agua la relajara. Tenía cosas en que pensar, muchas cosas, y el chico de la noche anterior se había sumado a la lista.
¿Qué debía hacer? ¿Estar al pendiente de su llegada y abordarlo? ¿Esperar a que llegase, y volver a esperar un par de horas e ir? O ¿Esperar a que él salga con una toalla en la cadera como le había dicho?
Tal vez la última pregunta era la mejor opción, así podría saber si le interesaba mantener esa relación o no.
Es que si tan solo hubiese puesto algo más en esa nota...
Por la tarde se dedicó a hacer limpieza general del apartamento, una de las cosas que le gustaba de que sus padres estuviesen divorciados era que le concedían todo lo que ella quisiera, y muchas veces era por partida doble, en ocasiones, lo que su padre le había comprado días atrás, su madre lo volvía a comprar para ella, así que tenía películas repetidas, libros, ropa...
Otra cosa que tenía en que pensar era en si conseguía un trabajo temporal o no. Si bien, sus padres le darían todo en cuanto ella lo pidiera, tampoco quería abusar y que le dieran la vida en bandeja de plata.
Tenía 24 años, una licenciatura por terminar, estaba soltera, económicamente estable y aburrida como nunca.
Quería que le pasara algo, algo que le hiciera emocionarse día a día, ser feliz, sin preocupaciones... Algo extraordinario.
A las 4:30 pm comenzó a tener hambre, se dirigió a la cocina y del frigorífico sacó algo de carne seca que había preparado para la cena del día anterior, en cuanto abrió el refractario comenzó a salivar de apoco, tenía tantas ganas de comer la carne, unas ganas que no había sentido antes. Extraño.
Media hora después, un asco horriblemente arrasador la recorrió en segundos haciendo que corriera lo más rápido hasta el sanitario y devolver lo que había ingerido. La extraña sensación en su cuerpo que la había acompañado desde la mañana se había ido en el retrete también.
Como su estómago se había vaciado comenzó a sentir hambre de nuevo. Pidió una pizza por teléfono, nada especial, sólo era para no tener hambre y esperaba que el asco no volviera como lo había hecho. Quizá había sido por la gran cantidad de carne seca que había consumido, pero es que no había podido parar, hasta que ya no cabía nada más en su cuerpo, paró de comer.
Después de la pizza, un par de películas y un pote de helado de chocolate, la noche había llegado y con ella sus ganas de ver de nuevo al chico del día anterior. Salió a la terraza envuelta en una cobija, con una taza grande de chocolate caliente y un libro en manos, se sentó en el camastro y observó cómo nevaba. No sólo estaba ahí por la nieve, sino también por aquel chico, quizá, con suerte, volvería a verlo.
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Te veo a ti y a tus hermosos ojos, el próximo jueves o antes, si algo extraordinario ocurre :D
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Round II
Random"Está bien resistir cuando todos te atacan, pero hay un punto en el que tienes que defenderte y no importa contra quien sea, lo tienes que hacer." Segunda parte de "LB8" Utilizo lenguaje explicito y que para algunas personas puede ser vulgar. W<...