Round II

#23

#23

LUCY

Haber sido algo así como una madre sustituta le había dado la vida entera a Lucy. Siempre había querido tener hijos pero, por múltiples motivos, no había podido tenerlos. Ser viuda prematuramente le había dejado un gran vacío en muchos sentidos y el mayor fue el vacío de no tener hijos, pero cuando conoció a Charlotte, cuando le contó su historia y le pidió ayuda, acceder había sido el inicio al llenado de un gran vacío.

Conocer al pequeño Hyun le había hecho brillar hasta el alma, lo adoró desde el primer momento en que le vio, lo quiso de inmediato y profundamente. Charlotte había tenido razón cuando le dijo que lo querría como a un hijo propio.

Le conoció cuando comenzó a trabajar de nutrióloga en una clínica que se especializaba en pediatría, conoció a Lee, el padre de Hyun desde el primer día de trabajo y le cayó de maravilla, aunque tenía en mente siempre la historia que le había contado Charlotte. Hyun la quiso desde el primer momento, le había parecido una mujer graciosa y que le daba sugerencias a su papá de comidas muy deliciosas, eso le sumó varios puntos a su favor.

Como Lee era un obsesivo en lo tocante a la salud de Hyun, cada vez que tenía una oportunidad se acercaba a Lucy a hacerle preguntas sobre el crecimiento normal de los niños, lo que tenía que esperar al pasar el tiempo, qué hacer en determinadas situaciones y eso, queriéndolo o no, los unió de una manera rara e inexplicable. Con el paso del tiempo, se volvieron amigos, pronto la invitaba a comer a casa y viceversa, Hyun pronto encontró en ella una figura materna muy valiosa y que, tan pronto en cuanto descubrió eso, decidió que jamás dejaría que se fuese de su lado y que él jamás la abandonaría. Con ellos tres se formó una extraña simbiosis que nadie pudo explicar. Quizá fue la misión de Lucy de entrar en esa familia, o la necesidad de aquellos dos caballeros de tener una figura femenina en su casa que hizo que se hicieran inseparables.

Lucy le mandaba constantemente cartas a Charlotte de lo que pasaba con su hijo, le mandaba fotografías, dibujos de Hyun, pero gradualmente dejó de recibir respuestas. Después de un par o tres de meses que Charlotte no daba señales de vida, decidió dejar de mandar las cartas, no es que no las escribiese, era que no las mandaba. Las tenía todas guardadas en una caja para el día en que Charlotte decidiera aparecer de nuevo, con los años, se dio por segura de que ese momento jamás pasaría, y le daba pena, mucha pena. Por un lado no podía decir que conocía a Charlotte, eso significaría la total desconfianza y el eche de la familia, por otro lado, sentía que no debía decirlo porque era su familia, Charlotte había decidido irse, y ella había entrado y era su turno de tener una familia, o más o menos. Y no es que no se diera cuenta de que era egoísta con esos pensamientos, pero si Charlotte no daba señal de querer regresar, ella no podía abandonarlos por ningún motivo.

La muerte de Lee fue una pérdida muy dura, en especial para su hijo. Cuidar a un Hyun adolescente había sido una experiencia dura y algo fatigante, pero logró hacer de Hyun un hombre de bien o más o menos se podría asemejar a eso.

Con un Hyun adulto y seguro de lo que quería, Lucy tenía dudas de cómo poder proceder ante la verdad de su madre. Y cuando le llegó a casa, después haber desaparecido un corto tiempo, haciendo preguntas sobre su madre, ella no pudo evitar sacar toda la verdad y desahogarse con él todo lo que había ocultado todo ese tiempo. Le contó la verdad, la pura y cruda verdad. Y esperaba, con todo el corazón, que esa verdad fuese usada de una buena manera y no para una futura venganza por parte de Hyun.

Buen inicio de semana. 

¡ABUR!