Martes #15

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 #15: ¿Qué?



La cabeza me duele. ¿Por qué? ¿Qué me pasó? No lo recuerdo

Me remuevo en el lugar, parece una cama, algo comoda, pero corta... casi me caigo por tratar de dar la vuelta, siento que alguien me sujeta y puedo escuchar una risita. He escuchado antes esa risita...

Sigo con los ojos cerrados, no los quiero abrir.

Alguien me carga, pero el brazo comienza a doler y no puedo evitar soltar un quijo.

-Lo siento.

Es solamente un susurro. Gracias por no gritar.

-Acomodaré esto y ya no te dolerá.

¿Cómo sabe que me duele aun? No sé qué hace, pero mueve mu brazo y el dolor comienza a disminuir. Me remuevo de nuevo, al lado contrario. Siento vértigo en mi estómago.

-Diablos, Katrina, deja de moverte así. Te caerás.

Me vuelvo a quejar. ¿Por qué no puedo moverme? ¿Por qué me voy a caer? Me vuelvo a quejar. Un sonido grueso y ronco sale de mi garganta... Soy una consentida.

-No seas una chica chiflada.

Escucho un ruido como a metal al lado de mí. Me vuelvo a mover y algo me impide moverme más.

-Bien, así estás a salvo.

Un suspiro.

No es mío.

¿De quién es?

Mis ojos pesan cada vez más, y eso que no los tengo abiertos.

Necesito dormir.

Suspiro.

Esta vez, si es mío.

-Descansa.

Gracias.

***

-¡NO!

Mi corazón está agitado. Me duele el pecho. La cabeza me da vueltas. Me duele el brazo. Tengo miedo. Siento como si algo pesado hubiese caído en mi cuerpo entero. ¡AUCH!

De acuerdo, me senté y no me di cuenta. Bien. ¡Qué pasada con el sueño! ¡Dios!

Siento que algo frío cae por mi brazo. Volteo. Genial, sangre. Comienzo a limpiarme cuando una puerta se abre.

-¿Qué ha pasado?

-No sé.

-Se ha caído la aguja. ¿Te ha lastimado mucho?

-No, creo que no.

Una chica, de más o menos unos treinta años, se acerca a mí, busca algo y se agacha. Cuando se reincorpora tiene en su mano una intravenosa.

-Tendré que cambiarla-. Suspira. –Pero, primero, te revisaré.

Me limito a asentir con la cabeza. Me duele. Y me arde. El brazo y la cabeza. Sé que cuando me cure, me arderá mucho más.

En silencio hace su trabajo. Y sí, me arde. Demasiado. Pero no le doy el gusto a la enfermera de verme gemir, gritar o soltar una lágrima de dolor. NO.

-¿Por qué estoy aquí?

-Te trajeron anoche. Estabas en estado catatónico. Por decirlo de una manera menos, fuerte; estabas en estado de shock. Probablemente por la migraña. ¿No recuerdas lo que le dijiste anoche a los doctores?

Round II Donde viven las historias. Descúbrelo ahora