#14

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#14

La nevada del día anterior había sido tan hermosa que Lila no quería otra cosa más que estar afuera o pegada a la ventana.

La maestra de Lila había llamado a Brooke para avisarle que habían cancelado las clases por la nevada. Era la última semana de clases pero, parecía, que si las nevadas continuaban de aquella manera, cubriendo de nieve los caminos, las vacaciones comenzarían en ese momento. Lila quería ir al kínder, esperaba poder ver a sus amigos y jugar en la nieve.

-Lila, ¿Tienes frío? – Brooke entró a la sala y vio a Lila sentada en un montón de cojines en el asiento debajo de la ventana. Lila volteó a verla con una gran sonrisa en el rostro y negó enérgicamente, levantó las manos y con ellas una manta azul pastel.

-¿Tienes hambre? – La pequeña volvió a negar con la cabeza. Volteó a la ventana, suspiró, volvió a voltear a ver a su madre y colocó sus pequeñas manos enfrente, Brooke le puso total atención.

<¿Cuándo podré salir?>

-Aún está nevando, cariño. Esperemos a que terminé de nevar y ya veremos.

<Pero quiero salir>.

-Lo sé, nena, pero puedes empeorar. Recuerda que estás enferma-. Lila hizo pucheros y se entristeció. Brooke se acercó a ella, se sentó a su lado e hizo que la mirara. – Lila, ¿Recuerdas lo que dijo el doctor? – Preguntó paciente. Lila asintió aun con el puchero en el rostro. – Bien, entonces, recordarás el por qué no puedes salir cuando está nevando. Te puedes enfermar peor, y no es bueno para tu garganta-. Lila volvió a asentir triste. – Cariño, es por tu bien. No es porque no quiera. Además, podemos hacer cosas aquí en la casa. ¿Qué te apetece?

<Salir>.

-Cariño... - Dijo con algo de frustración. ¿Cómo podía hacerle entender que no podían salir? ¿Ni siquiera ella? – No tienes por que enojarte, sabes que yo no voy a salir y la abuela está por llegar-. Ha Lila se le comenzó a desdibujar el ceño fruncido. Las palabras de su madre tenían sentido, la mayor parte, pero no le era fácil aceptarlo ya que, la mayoría del tiempo, conseguía lo que quería. – Además, el año pasado te saliste, estaba nevando, y tuvimos que llevarte al hospital... - Se quedó observándola, sabía que ya estaba ganando, por el momento. Lila dijo que sí con la cabeza, se apoyó en el estómago de su madre y suspiró fuerte, derrotada.

<Burbujas>

-Bien, te diré qué haremos-. Lila volteó a verla, su expresión era algo extraña, como si le quisiese dar a entender a su madre que esa era su última decisión. - ¿Qué te parece si hacemos un campamento en la sala? – A Lila se le iluminó la mirada. Los campamentos en la sala le encantaban, podía dormir hasta tarde, comer todo lo que ella quisiera y jugar hasta el cansancio. Asintió energéticamente. – Bien, empecemos.

Ambas se pusieron de pie de un salto. Lila corrió hacia su cuarto para levar a la sala las mantas, cobijas, cojines y almohadas. A los pocos minutos se le olvidó que quería salir a jugar con la nieve. Para Lila, acomodar los cojines y las mantas en el suelo para dormir ahí, era de lo mejor que podía hacer ya que no pasaba muy a menudo.

Justo cuando Brooke colocó la manta más larga encima de la cama improvisada, Charlotte llegó con un par de bolsas del mandado. No la habían escuchado entrar ni haber dejado el abrigo o haberse quitado las botas para colocarse unas pantuflas.

-¿Qué tenemos aquí? – Charlotte miró alternativamente a su hija y a su nieta que tenían ambas las mejillas sonrosadas. - ¿A quién culpo porque mi recibidor se haya ido? – Alzó ambas cejas y las volvió a mirar. Lila se acercó a ella corriendo e hizo que se hincara.

Round II Donde viven las historias. Descúbrelo ahora