#36

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#36.- "CONTIGO"



El bar lucía igual que siempre, tenía las mismas mesas, las mismas botellas atrás de la barra e incluso las mismas personas que había visto la última vez que había ido. Nada más al entrar, varias personas se dieron la vuelta para verle, incluso levantaron sus botellas cuando Hyun les saludó con un simple movimiento de cabeza. No hizo lo que habitualmente hacía, ir a la barra y pedir una cerveza, preguntar por Gary y esperarlo ahí, no. No tenía ánimos de hacer eso. No tenía tiempo para ese tipo de "cortesías". Se dirigió a la oficina de Gary y uno de los chicos que estaba en la barra se levantó de su asiento y se puso en su camino. Rodó los ojos y soltó el aire lentamente, pero, por un momento, quiso que le he echara bronca, solamente para saber qué era lo que podía salir de ahí.

- ¿A dónde crees que vas? El baño de señoritas está del otro lado de la calle–. El chico parecía de su edad, llevaba un abrigo algo grueso y un sombrero sobre su cabeza. No era más alto que él así que tenía que inclinar un poco la vista para poder verle a los ojos.

- ¿Qué te importa? – Omitió el comentario final, no quería dar problemas, ya tenía muchos. Y eso claramente contradecía sus primeros pensamientos, pero no le importó, claramente no se iba a dejar de cualquier fulano que se le cruzara en frente.

- Ya, ya. Tranquilo, -. Logan, el bartender, tenía una fregona en las manos y con ella limpiaba un tarro. – Pasa, no hay problema.

Hyun le agradeció con un movimiento de cabeza y alejó al chico entrometido de su camino. Se dirigió a la oficina ignorando los improperios del otro. Realmente no quería estar ahí, hubiese preferido estar en cualquier otro lugar. No sabía exactamente qué haría, pero era bueno haciendo las cosas en el camino.

Se sentía extraño el volver a ese lugar, había vivido tantas cosas ahí que una pequeñísima parte de él se sentía como casa. Había varias puertas que solo pocos habían cruzado y, casi orgullosamente, podía decir que él era de los pocos que pueden pasar con libertad. Llegó a la oficina de Gary y entró como si fuese su propia oficina.

No había nadie dentro, rápidamente le envió un mensaje a Duncan para que estuviese alerta de cualquier cosa que pudiera pasar pues sabía que tenía personas que le vigilaban de cerca en todo momento y, lo más importante, eran más discretos que los primeros tipos que había contratado. Al terminar observó a su alrededor y notó la caja fuerte detrás del escritorio, si los libros estaban en esa oficina, tenían que estar ahí, por sentido común. O no, si es que había más de una caja fuerte, pero eso era dudoso.

Había muchas cosas apiladas encima de la caja fuerte, trató de grabar el orden de las cosas que quitaba pero no sabía si eso bastaría, luego pensó en tomar una fotografía pero ya había movido muchas cosas como para volver. Comenzó a preguntarse cómo es que un único hombre podía guardar tantas cosas, tantos documentos y material de oficina. Al parecer Gary era un tipo al que le gustaba estar precavido y comprar en línea muchos artículos y tener un doble de cada uno. Al terminar de quitar las cosas que le estorbaban, notó al lado de la caja fuerte cinco maletas y dos pares de mochilas con su nombre grabado en etiquetas blancas, con total curiosidad las abrió y descubrió que era dinero, puro dinero.

- Si me lo propusiese podría escapar de aquí con todo esto-. La opción era realmente tentadora, era el dinero que había ganado por las peleas, por las apuestas que Gary hacía en su nombre, pequeñas inversiones aquí y allá. – Aunque realmente no estaría "escapando", todo esto es mío-. Sonrió de lado y contemplo las opciones que tenía. Bien podía irse de ahí con todo el dinero e irse a unas vacaciones permanentes en las Bermudas, muy tentador, lo contemplaría después.

Round II Donde viven las historias. Descúbrelo ahora