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#7: ¿Puedo ir contigo?



Las cosa suceden, siempre, por una razón. Son una sucesión se acciones, una tras otra tras otra, que desencadenan hechos inevitables. No importa si tú no haces cosas para que algo malo te suceda, alguien más lo ha hecho por ti. Es algo que todo el mundo debería saber, debería tener en cuenta, pero no. Como era el caso de Sony.

Él había tenido mucha suerte. Se sentía, en ese momento, invencible. Pensaba que no había alguien más afortunado que él, tenía un buen trabajo en el que ganaba bien y se podía permitir algunos lujos, un buen auto, y una novia que lo quería a él y no a Hyun y que daría todo por él, pero él no la quería. O eso creía.



Le había dicho a Katrina que le sábado por la mañana estaría con una persona haciendo negocios, pero no era así, había pasado la mañana en lo de Abby. Por la tarde, había decidido ir a encontrarse con Katrina pero Abby le llamó de nuevo. Le pedía que la fuese a ver porque quería estar con él y él no había tenido la fuerza suficiente como para decirle que no. Esa mañana la había pasado tan bien, que se había quedado con ganas de más.

Estaba condiciendo a casa de Abby cuando comenzó a pensar en cuándo había sido que ella había logrado hacerlo sucumbir a sus encantos, y por más que le daba vueltas al asunto, siempre llegaba a la misma conclusión; estaba con Abby porque Katrina no le daba lo que él quería: Sexo.

Le había dicho a Katrina que no importaba, pero no era así, a él le importaba pero no quería que ella se fuera de su lado y corriera a brazos de Hyun. Pero lo que le había ayudado a soportar la falta de "acción" en su relación, fue la llegada de Abby. Ella le había ofrecido lo que tanto había querido desde que era novio de Katrina. Aun podía recordar cuando la vio por primera vez en la preparatoria.

La hora de salida ya estaba a punto de ser cuando Sony aparcó el auto enfrente de la preparatoria. Bajó del coche y se apoyó en éste a esperar a Katrina. Algunos alumnos paseaban con las mochilas al hombro por el jardín frontal, la puerta se abrió y varios chicos salieron, Sony miró su reloj. Faltaban diez minutos para que la clase de Katrina terminara.

Una camioneta se estacionó enfrente de su auto pero nadie bajó. Volvió su atención a la puerta esperando a que Katrina saliera, pero en ese momento salía una chica solamente.

Fijó su mirada en ella, conforme se iba acercando pudo verla bien. Era alta, el uniforme le hacía lucir unas piernas largas y torneadas y unos muslos que se podían ver a cada pasó que ella daba, Sony intuyó que llevaba la falda más alta de lo reglamentado por la escuela, la camisa blanca se le ceñía un poco en la parte del busto y desde ahí caía tapando su abdomen, la luz del sol hacía que la tela se transparentase un poco y pudo notar el sujetador en tono más oscuro ocultando sus senos y algo de piel rosada de su abdomen, pudo notar también, que tenía una perforación en su ombligo. Llevaba el cabello en una coleta alta, las manos sujetaban las correas de mochila y por el brazo sujetaba el saco del uniforme que era rojo.

Algo en él se encendió de inmediato y tuvo que hacer un esfuerzo enorme por no ir a por ella y tomarla allí mismo.

Volvió a recorrerla completa, sentía una necesidad que no había sentido en mucho tiempo, se sentía un adolescente. ¿Qué le pasaba?

La chica se detuvo en la acera esperando a que un coche pasara, cuando el coche pasó, Sony notó que ella le miraba. Se sintió desnudo ante ella. Pensaba que podía hacerle cualquier cosa en ese momento y no le importaría lo que las personas que pasaban le dijesen. Ambas miradas se encontraron y fue como si a cada uno le hubiesen disparado en el pecho.

Round II Donde viven las historias. Descúbrelo ahora