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40: Hyun y Philip.


No habría dudado en poder hacer las cosas a su antojo pero, por desgracia, había más personas involucradas en el asunto que no podían dejar de saber todo lo que pasaba en el negocio. Las cosas se complicaban dependiendo de la ineptitud de sus trabajadores, de la avaricia de algunos de sus socios y, pocas veces, por la desesperación que Code sentía cuando algo no le salía a la primera. El tema de la nueva droga era lo que le tenía más preocupado, quería poder invertir más en el proyecto pero sabía que si él ponía más dinero, más responsabilidad caería sobre él en especial en una etapa no tan avanzada en la que estaba la droga. Quería que las cosas se aceleraran y sabía que el dinero podía mover montañas así que comenzó a idear un plan, un nuevo plan para atraer más inversionistas.

La oscuridad de la oficina le gustaba, le encantaba la sensación de vacío en la boca del estómago que le producía la penumbra completa. Suspiró fuerte y sintió como el humo del habano le calentaba las fosas nasales al salir disparado. Del otro lado de la puerta se escuchó que alguien llamaba tímidamente y Code giró la silla en la que descansaba para que el visitante no le viera directamente. Era algo que siempre hacia y daba buenos resultados aunque no sabía porque lo había empezado a hacer desde un inicio. Pero funcionaba y lo seguía haciendo.

- Pase-. Dijo con monotonía. Se llevó de nuevo el puro a la boca y dio una gran calada.

- Buenos días. Señor, hay problemas con el embarque de Nueva York-. Un joven, no más de 30 años de edad, entró rápidamente a la oficina dejando la puerta abierta para poder ver en donde pisaba. Era el portador de malas noticias y sabía que, muy a menudo, el mensajero pagaba los platos rotos en esa compañía y no quería ser el ejemplo de nadie.

- ¿Qué pasa exactamente? – Su voz sonó profunda y gruesa. Sabía que era por culpa de los puros pero, por el momento no estaba dispuesto a dejarlos.

- No ha llegado-. Respondió con timidez. A kilómetros se notaba que quería retirarse ya, quería correr, estaba preparado.

- Retírate-. Dijo sin más después de unos segundos tensos en completo silencio.

El joven salió sin decir nada más, casi corriendo. Code suspiró. No era la primera vez que pasaba algo así, pero estaba comenzando a notar una cierta tendencia hacía los problemas con la droga que desaparecía, Hyun estaba involucrado de cierta manera. No le agradaba eso, para nada. Había creado una serie de planes en donde Hyun era una pieza clave, necesitaba sus habilidades e ingenio, no había encontrado a una persona como él en mucho tiempo y pensaba que podía serle de utilidad, pero, si resultaban ser ciertas sus sospechas, no podía confiar en él. Tenía que ponerlo a prueba, ver si realmente estaba de su lado o si tenía una agenda secreta. Giró de nuevo en la silla y tomó el móvil que había dejado en el escritorio, lo desbloqueo y el brillo tenue le permitió saber en dónde estaba exactamente la lámpara y se movió solo un poco para encenderla. La luz amarilla le daba una visibilidad total de lo que había en el escritorio, dejó el puro en el cenicero e hizo una llamada. Se reclinó en el asiento mientras esperaba a que Josh contestara, estaba a punto de darse por vencido cuando escuchó la voz de Josh por el otro lado.

- Diga-. Parecía que estaba distraído, no le sorprendería que se estuviese cogiendo a su jefe de seguridad. No sería la primera vez y, ciertamente, tampoco la última.

- Josh, ¿Cómo está eso de que el embarque de Nueva York no ha llegado? – No le gustaba saludar, no era algo común en él en cuanto al mundo de los negociosos se trataba.

- No lo sé, Code. Ya llamé a Malcolm y no me contesta. No me da buena espina-. Escuchó un suspiro del otro lado.

- ¿Por qué no llamas a tu amigo Hyun? El debería saber algo al respecto-. Dijo como no queriendo la cosa. Alargó el brazo disponible y volvió a tomar el puro que ya se estaba acabando, le dio una fuerte calada y dejó salir el humo despacio.

Round II Donde viven las historias. Descúbrelo ahora