Capítulo 20, parte dos.

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Cía

Ahora mismo estoy bastante perpleja. Hace menos de dos días que conozco a Sophie, vale, pero ¿por qué algo así no podía habérmelo comentado?

—No... No lo sabía... —Consigo decir al final—. La ambulancia está de camino —añado, cambiando de tema, estoy lo suficientemente asustada como para encima hablar de más muerte.

Dani sigue arrodillado a su lado, tapándole los cortes de ambas muñecas como puede, pero para mi sorpresa, no derrama ni una lágrima.

—No te preocupes, Dani... —Digo mientras me siento a su lado—, se pondrá bien.

Nunca he sido de hacer promesas sobre el futuro. Nadie sabe a ciencia cierta si va a salir bien o mal, pero en estos casos, prometer que "saldrá bien", es como darle una cuerda a una persona que está colgando de un precipicio: le estás dando algo a lo que aferrarse.

—No me lo tengas en cuenta, no soy tan optimista como tú.

¿Optimista yo?, creo que si no estuviera en el momento en el que estoy, y si no hubiese pasado lo que ha pasado, me echaría al suelo a reír a carcajadas.

—¡No tiene pulso, Cía! —Chilla Dani de repente—, ¡no tiene pulso, joder!

No me lo puedo creer... Esto ahora no, por favor...

—Sigue evitando que se desangre más —le digo a Dani—. Hace ya más de diez minutos que he llamado.

El cuarto de baño empieza a ser rojo, como los ojos de Dani, los cuales siguen sin siquiera humedecerse.

A lo lejos escucho la sirena de la ambulancia y bajo corriendo en ascensor al portal para abrir antes de que llamen, he olvidado decirles que vivo en el ático. Después de dos minutos contados, dos chicos de apariencia bastante joven, entran con una camilla. No sé cómo van a poder bajar a Sophie si todos no caben en el ascensor.

Subo con ellos con la camilla desmontada y llegamos al loft.

—Está en el cuarto de baño. A mano derecha —les indico a ambos chicos.

Entro detrás de ellos mientras me percato de que ambos ya han sacado las herramientas necesarias para reanimar a Sophie.

El más joven, aparentemente, intenta primero la reanimación cardiopulmonar básica pero el otro chico, saca a continuación el desfibrilador portátil.

—Apártate, chico —le dice el enfermero a Dani.

Éste último, haciendo caso inmediato, vuelve a ponerse a mi lado.

Un... Dos... Tres...

El desfibrilador da su primera descarga y Sophie da un salto acostada. Sigue sin moverse. El Holter está bajando las pulsaciones de Sophie, joder.

—Sube a 130.

Segunda descarga. Veo cómo una fina capa de sudor empieza a formarse en la frente del enfermero que está atendiendo a Sophie. Ella, levanta cinco centímetros la espalda del suelo y vuelve a su estado. El Holter empieza a pitar continuamente.

No digo ni una palabra. Ya sé el resultado.

—Hora de la muerte: 13:08.

El enfermero levanta las placas metálicas del cuerpo sin vida de Sophie y con una manta isotérmica la cubre entera.

—No hemos podido hacer nada, chicos... Lo sentimos.

Dani sale del cuarto de baño y, dando un portazo, desaparece de mi loft.



¡Hola familia! Nada, una pequeña nota mía: Simplemente quería deciros que gracias por hacer que este pequeño proyecto vaya creciendo cada día un poquito más. Gracias a todos los que me leéis tanto en esta novela como en el otro libro y gracias por no haberos ido nunca. Ya sabéis, dadle amor al capítulo y esta semana os subo el 21. ¿Qué me decís? 

Espero vuestros comentarios y vuestros votos. ¡Hasta la próxima!

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