Capítulo 23, parte dos.

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Dani


"¿Qué coño?, ¿qué mierdas ha pasado aquí?", pienso tapándome el miembro que por suerte está relajado. María me mira mientras sujeta un vaso lleno de agua con la mano derecha y un Ibuprofeno con la mano izquierda.


—No tienes nada que no haya visto antes —dice riéndose—. Toma, anda, tómatelo, te vendrá bien para la resaca —me tiende la mano y me da el Ibuprofeno seguido del vaso lleno de agua.

"La rescaca", mierda, ni me había parado a sentirla. Ahora que lo dice sí empiezo a sentir cómo su voz se eleva más de lo normal y me martillea la cabeza sin parar. Me tomo el Ibuprofeno con una mano para seguir tapándome con la otra y le doy las gracias.


—¿Qué ha pasado? —Pregunto algo incómodo por no recordarlo.

—¿No te acuerdas? —Me responde pícara.

—Pues no, no me acuerdo —está empezando a cabrearme.

—Tranquilo... —Dice intentando relajarme. Creo que ha percibido mi mala hostia en mi expresión facial—, no ha pasado nada —continúa—. Entre tú y yo —especifica—. Además de lo que bebí contigo, intuyo que tú bebiste bastante más antes que yo.

—¿Por qué lo dices? —Pregunto, mientras busco con los ojos mis calzoncillos por la habitación.

—Yo solo llevaba dos chupitos de tequila cuando tú no sabías ni dónde estabas —se gira y coge unos bóxers de Emporio Armani del respaldo de la silla de su escritorio—, ¿buscabas esto?

—Sí, gracias —le digo mientras los cojo de su mano—. ¿Y qué pasó?, ¿me explicas por qué no llevo mi ropa puesta y mis pantalones estaban por el suelo?

—Siéntate, anda. No vayas a vomitar de nuevo —dice riéndose.


Hago caso a lo que dice y me siento al borde de la cama mientras me pongo los bóxers que me acaba de dar.


—¿Vomitar?

—Sí, querido Daniel... Antes del incidente estuvimos hablando y me contaste lo que ocurrió con Sophie. Empezaste a beber como si no hubiese mañana, además de lo que ya tenías en el cuerpo y lo tuviste que tirar. Te manchaste la camisa que llevabas y los calzoncillos, no me preguntes cómo —dice echándose a reír, y continúa—: Como no me dijiste dónde vivías, te traje aquí, te quité la ropa, dejando los pantalones en el suelo, eché a lavar tu camisa y tus calzoncillos, los cuales ya están secos —dice mirándolos— y te acosté en mi cama.

»Has dormido como unas 5 horas del tirón, no me quisiera imaginar qué hubiese sido de ti si no te hubiese traído aquí.

—Sé cuidarme solito —añado.

—Sí, lo he notado... —Bufa—. En fin...

—Lo siento, no acostumbro a que cuiden de mí. Gracias, supongo —contesto sinceramente.

—No te preocupes, si quieres, en cuanto se seque la ropa, te vuelvo a llevar adonde tengas el coche.


La miro a los ojos y noto que me lo dice seria. Sinceramente, sí, si no hubiese sido por ella, no sé qué me hubiese ocurrido.


—Sí, si no te importa.

—Con lo que he hecho ya, un viaje es lo de menos —dice mostrando una leve sonrisa.


Después de media hora, ya tengo mi ropa puesta de nuevo y estoy esperando a María en la puerta de su apartamento. He comido un trozo de pizza que tenía ella en la nevera para que no me sentase mal el medicamento y he revisado mis notificaciones. Tenía 5 llamadas perdidas de Cía y no sé cuántos WhatsApp's preguntándome dónde estaba y si estaba bien. Creo que se merece una disculpa.


—¿Nos vamos? —Me pregunta María en cuanto llega adonde estoy.

—Sí, claro.


Bajamos a la calle y subo al coche con ella, un Ford Mustang completamente nuevo.


—¿Dónde te llevo?

—Al Paseo de Gracia —le digo citando la dirección de Cía—, número 20.

Pone la dirección en su Samsung y emprende la ruta. Después de diez minutos, llegamos sin habernos dirigido la palabra durante el trayecto. No soy capaz.


—Encantada de haberte conocido —añade después de todo—. Espero verte pronto.

—Lo mismo digo —contesto saliendo del coche. Y cierro la puerta esperando no volver a verla.


Me dirijo al portal de Cía y llamo al timbre. Espero durante medio minuto y vuelvo a llamar. Es extraño que no conteste. Insisto por última vez y cuando tengo decidido no esperar más, su dulce voz suena por el telefonillo.


—¿Quién? —Pregunta.

—¿Abres?


Espero que lo disfrutéis como los demás y que comentéis qué os ha parecido. Como ya os dije, si le dais amor, durante la semana, o el domingo que viene, subiré un capítulo adicional.

¡Nos leemos pronto, familia! ¡Disfrutad!

Noches entre foliosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora