Continúo leyendo el libro recomendado por el profesor de literatura, vaya que Jane Austen sabía lo que realmente quería plasmar en su maravillosa historia. Los gritos de los adolescentes que me acompañan en la cafetería cada vez incrementa más y más, causando que una fuerte frustración crezca en mí.
A pesar de que dicen que en la preparatoria es el lugar en donde haces la mayor cantidad de amigos y son aquellos que perduran para toda la vida, en mi último año de esta etapa, estaba como siempre, almorzando sola, tratando de no levantarme de mi asiento y apretar el cuello de alguno de esos chicos jugadores de fútbol americano hasta hacer que se callara.
Yo era el tipo de estudiante que pasaba desapercibida, que hasta estas alturas de su vida, no sabía que era a lo que quería dedicarse, no se había metido con algún chico, tenido novio o algo similar, y no era que yo fuese una chica horrible, era gordita, tenía caderas anchas, muslos algo prominentes, pechos grandes, gracias a la gran herencia de mi madre y una estatura promedio.
No era alguien que le resultara muy atractiva al género opuesto, claro que a mí me encantaban cientos de chicos, algunos de ese equipo de fútbol, pero ¿a quién engaño?, esos tipos solo se fijan en las chicas con un bajo peso increíble, aunque a veces los rostros de las chicas con las que salen, son horribles; para ellos, mientas tengas un cuerpo de muerte, estás dentro.
Era obvio que yo estaba yendo al gimnasio, cuidaba mi alimentación, pero hacía menos de un mes que había comenzado con todo eso, así que los cambios no eran muy notorios.
Antes de que el timbre sonara, me levanté de mi mesa y me encaminé hacia la salida de la cafetería, sabía que aún faltaba más tiempo para que la hora del descanso general terminara, pero detestaba que cada vez la cafetería se llenara más.
Tome mi mochila, mis libros y continué con mi camino, al instante en el que estaba por salir, un gran grupo de chicos que también jugaban fútbol, entraban al lugar donde me encontraba; por instinto, traté de quitarme de su camino, pero mientras más trataba de esquivarlos, más chocaban conmigo, un golpe en seco me hizo caer al piso, con todas mis cosas regadas alrededor, empecé a recogerlas como una loca, pues sabía que iban a comenzar con los murmuraciones y burlas.
Cuando quise alcanzar mi libro de Orgullo y Prejuicio, un pie lo pateo casi al otro extremo de la cafetería, me levanté indignada y enfrenté al tipo que lo había hecho.
—Fíjate en donde te caes, gorda —me dijo el ya conocido capitán del equipo.
No dije nada, enfrentarlo era como desatar una guerra mundial, entonces decidí ignorarlo e ir en busca de mi libro, cuando de pronto, el mismo chico volvió a atravesarse en mi camino.
—¿Me oíste, gorda? —esta vez dijo más fuerte y todos en la cafetería se dieron cuenta de lo que pasaba.
La vergüenza se hizo presente de mi parte, haciendo que mi rostro se calentase y seguramente, se pusiese rojo cual tomate.
—Te oí —le respondí fría y continué con mi camino, esta vez sin interrupciones.
Tomé mi libro y salí de la cafetería casi corriendo, quería llorar de rabia, quería regresar y golpear a ese imbécil, pero era una cobarde y seguramente lo único que iba a hacer de ahora en adelante, iba a ser evitarlo para siempre.
Intenté caminar a paso veloz, cuando una voz me detuvo.
—¡Oye! —fingí que no lo había escuchado, pues seguramente hablaban con otra chica.
Seguí caminando.
—No finjas que no me oíste —dice de nuevo la misma voz, y esta vez volteo a verlo.

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Eres hermosa para mí
Romance"Vi", es una chica, que no tiene claro que es lo que quiere en la vida, su físico no es el más atractivo para el sexo opuesto, ha pasado toda su vida tratando de ser la invisible, la persona más desapercibida que haya habido en la tierra, y lo logra...