IX

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Observo con cuidado su rostro el cual es bello y pulcro, por instinto elevo mi mano para acariciar su rostro enmarcando sus cejas, su nariz, sus labios.

-Me gustas más estando ebria —dice burlándose.

-¿Soy muy irritable? —asiente—, debe ser horrible—río.

-Ebria o sobria, estás preciosa —intenta acercar su rostro al mío, pero me alejo lentamente.

-Aún ebria puedo dar pelea.

-Estoy seguro que sí —esta vez tira del cabello de mi nuca, para que mis labios estén dispuestos a él.

Sin darme tiempo de respirar, sus labios se fusionan con los míos en una danza sensual y necesitada, intento acercarme más, pero es imposible, nuestros movimientos son acompasados, cómo si los dos hubiésemos hecho esto cientos de veces, sus manos rodean mi cintura y mis brazos su cuello.

La manera en que me besa es casi mágica, pequeñas mordidas en mi labio inferior son repartidas, hasta que una fuerte me hace emitir un gruñido.

-Mierda —une su frente contra la mía—, me vuelve loco ese maldito sonido que haces.

Busco de nuevo sus labios y esta vez soy yo quien muerde su labio, haciendo que haga casi el mismo sonido que yo.

Comenzamos a reírnos, hasta que una mano toca el hombro de Joe.

-¿Me llevas a casa? —su acompañante cruza sus brazos sobre su pecho.

-Bueno, yo ya me voy —intento romper el agarre que ha hecho en mi cintura pero no me lo permite.

-Voy a llamarte un taxi —la chica abre la boca indignada y cuando Joe saca su teléfono, de un manotazo ella lo tira al suelo.

-¿Estás loca? —la enfrenta.

-¿Prefieres llevar a esta, antes que a mí?

Él no dice nada, intento guardar la compostura.

-¿Sabes lo emocionados que estaban mis padres por mi salida contigo?, se volverán locos al ver que regreso en un taxi, todo el vecindario se dará cuenta.

Empiezo a reír, porque claramente, a esta chica le encanta dar de qué hablar.

-No te atrevas a reír, maldita zo...

-Voy a llevarte, más por el respeto que le tengo a tus padres que por ti. ¿Me esperas aquí, hermosa? —me voltea a ver ignorando la terrible mirada que nos dirige la chica.

-Lo más seguro es que me vaya pronto, aún así, nos podemos ver después.

-No tardo, yo te llevo a casa —besa mi frente y camina de largo para que la chica vaya tras de él.

Me voy balanceando en los altos tacones hasta llegar a mi mesa, ahí, me pongo mi abrigo y me siento a espera de alguna señal de vida de Alan.

Espero y estudio con cuidado la gran multitud, pero por ningún lado se ve mi mejor amigo.

Bebo de nuevo de un vaso con ponche y de pronto el vaso sale volando por el golpe de una mano.

-¿Estarás feliz ahora, no?

Levanto la vista y con quien me encuentro es a Kevin con su novia y esta, está enfrentándome.

-¿De qué estás hablando? —me levanto.

-El estúpido de Joe acaba de botar a mi mejor amiga—me empuja levemente, pero me controlo lo más que puedo.

-Escucha, no me importa lo que tienes que venir a decirme, yo no provoqué nada...

Eres hermosa para míDonde viven las historias. Descúbrelo ahora