XXXV

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**Joe Joauven**

"Soy tan frío como el viento que sopla,

así que mantenme en tus brazos."

"Kiss me", Ed Sheeran.


Vuelvo a cubrir sus labios y la abrazo más cerca de mí, yo era un maldito capullo, un imbécil que arruinaba todo lo que se atravesaba en mi camino, y que aquello que arruinaba se iba tan fácil como llegaba, pero ella había perdurado, sabía que muy dentro de toda mi personalidad de mierda, había algo bueno, ella veía cosas en mí que ni yo era capaz de notar.

—Te amo, Vi —susurro.

Entrelaza una de sus manos con las mías y se separa de mí, jalándome a su paso con dirección a las escaleras.

—Vi... —me voltea a ver sobre su hombro.

Cuando por fin nos detenemos frente a su puerta, puedo ver el temor que adorna su rostro, sé que está aterrada por lo que está a punto de pasar, así que decido preguntarlo de nuevo.

—¿Estás segura de esto? —toma la perilla de la puerta, pero enseguida cubro su mano con la mía para que no haga ningún movimiento.

—Estoy muy segura —murmura.

—Explícate —pido.

Traga tan fuerte el nudo de su garganta que soy capaz de escucharla.

—Nunca imaginé querer a alguien como lo hago contigo, tienes razón, me cuesta amarme, me cuesta aceptarme, pero me niego a quitarme el privilegio de quererte como lo hago. Y mucha gente dirá que no es posible que te quiera del modo en que te quiero. Soy una persona fría, insegura y dura, pero contigo esas cosas se van, en ti encuentro todo... y cuando no estás, es como si no tuviese nada. Y sé que suena enfermo, pero te necesito tanto como tú me necesitas, te quiero tanto como tú lo haces... Te amo —susurra.

Tranquilo, proceso lo que ha dicho.

—Y me costó asimilar lo mucho que lo hago, mi temor era no ser correspondida, por lo mismo de mis inseguridades, pero quiero olvidarlas, quiero olvidarme de todo lo que siempre ronda en mi cabeza, quiero tenerte esta noche, y todas las malditas noches que vengan —gira el pomo de la puerta.

Aún con mi mano en la suya, entramos a su habitación y cierro la puerta detrás de mí.

Se acerca lo más que puede, cerrando la poca distancia que queda, y con sus brazos rodea mi cuello.

—Quiero sentir lo mucho que me amas —susurra cerca de mis labios.

Sin pensarlo dos veces, delicadamente, rodeo su cintura y beso pacientemente sus labios.

—Nunca pensé que me sentiría así contigo... no pensé ser merecedor de ningún tipo de cariño. Contigo no necesito aparentar que todo va bien, porque no lo va, contigo puedo ser yo, aunque eso para mí represente el mayor de los riesgos...

—¿Cuál es ese? —pregunta.

—Perderte.

Se levanta de puntitas y sus pequeños labios vuelven a acariciar los míos, su lengua se enfrenta contra la mía, en una batalla tranquila, pero llena de necesidad, con esa gran esperanza de ser saciada.

Mi pesada chaqueta pronto cae al suelo, y mi camiseta es levantada hasta donde su pequeña altura se lo permite, así que termino con el trabajo de desvestirme.

Eres hermosa para míDonde viven las historias. Descúbrelo ahora