"Mientras tu existas, mientras mi mirada te busque más allá de las colinas, mientras nada me llene el corazón, si no es tu imagen, y haya una remota posibilidad de que estés viva en algún sitio, iluminada por una luz-cualquiera... Mientras yo presienta que eres y te llamas, con ese nombre tuyo tan pequeño, seguiré como ahora, amada mía, transido de distancia, bajo este amor que crece y no se muere, bajo este amor que sigue y no se acaba."
"Mientras tú existas", Ángel González.
Nos observamos fijamente lo que parece una eternidad, sus manos acariciando mis mejillas y las mías reposando en su pecho.
-¿Te llevo a casa? -murmura.
-¿A dónde irás tú? -perfila mis labios con su pulgar y responde.
-Ya encontraré un hotel, vamos, tienes frío -entrelaza mis dedos con los suyos y me guía hasta su motocicleta.
-Me quedo contigo -susurro.
-No quiero ocasionarte problemas con tus padres, además es la una de la mañana, tendremos que regresar antes de que se den cuenta.
-No quiero dejarte solo...
-Voy a estar bien, hermosa -acaricia mi mejilla.
-Quiero asegurarme de que lo estés, no tolero la idea de que conduzcas mal, que algo te pase, así que déjame quedarme contigo, puedo llegar a las asesorías de química, ya se me ocurrirá algo que decir.
-Bien, pequeña caprichosa -me da el casco.
Subimos al elevador y nos quedamos en completo silencio, hasta que el sonido que nos avisa que hemos llegado al piso, nos desconcentra.
-Vamos-tira de mi mano para recoger el largo pasillo y detenernos en la puerta con el número 17 dibujado en esta.
Mete la tarjeta y me deja pasar a mí primero, él cuelga su chaqueta en el perchero con naturalidad y camina hacia la cama para quitarse las botas.
Sigo cada uno de sus movimientos con la mirada, tímida a la forma en la que me observa desde su posición.
-Que quede claro que tú decidiste quedarte aquí -se levanta de la cama y se acerca a mí.
Asiento con la cabeza tragando el nudo que se acumula en mi garganta y parpadeo miles de veces al sentir su aliento chocar contra mi mejilla.
-Entonces ponte cómoda -se retira levemente y camina hacia la puerta del baño.
-"Deja de estar nerviosa, Vi, no pasará nada"-dice mi mente cuando empiezo a bajar el cierre de mi chaqueta para colgarla en el perchero.
Anudo mi cabello en un moño alto y me siento en el borde de la cama cuidando no hacer ningún sonido.
La puerta del baño se abre, con Joe sin camiseta y dejando ver su esculpido torso, intento ignorarlo, pero es imposible, pues él se encuentra viéndome desde su posición.
-Póntela, para que estés más cómoda -camina hacia mí y me da su camiseta.
Asiento con la cabeza y esta vez soy yo quién entra al baño para ponérsela.
Me quito mi camiseta y enseguida me pongo la suya, no estoy segura de quitarme el pantalón de mezclilla, puesto que no es lo más cómodo para dormir, entonces analizo la situación en la que estoy.
Mis padres me castigarán un semana, o incluso todas las vacaciones, estoy en una habitación de hotel con el hombre de mi sueños y traigo puesta su camiseta blanca que cubre la mitad de mis muslos.

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Eres hermosa para mí
Romansa"Vi", es una chica, que no tiene claro que es lo que quiere en la vida, su físico no es el más atractivo para el sexo opuesto, ha pasado toda su vida tratando de ser la invisible, la persona más desapercibida que haya habido en la tierra, y lo logra...