XXVII

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**Joe Joauven**


"Átame con tus cabellos.

Tienes una estrella en los labios, amada."

"Amada, déjame ver la luna.", Carlos Pellicer.


Mis dedos están perdidos en las hebras castañas de su cabello, sus ojos; sólo me demuestran los nervios que le provoca hacer un leve movimiento, estoy completamente seguro de que le está costando trabajo, pero aún así me encanta.

—Eso es, Vi —suspiro con cada succión que da—, respira por la nariz, bonita.

Me envuelve de nuevo en sus carnosos labios, lamiendo levemente mi longitud. Esta vez, me aventuro a empujar levemente en su boca y escucho claramente como reprime un fuerte gemido.

—Calma, preciosa —acaricio sus mejillas con mis pulgares y de inmediato continúa.

La aliento apretando ligeramente mi agarre en su cabello, y ella también se aferra a mis piernas.

Hace apenas unos minutos que ha comenzado y estoy casi por correrme en su boca, no aguanto más.

Aumento mis pequeños movimientos y siento cómo su boca recibe todo de mí gustosa.

—Es tu turno —la ayudo a levantarse y la guío hasta la cama.

Se recuesta tranquila, con los ojos llorosos y los labios más hinchados que nunca.

Acaricio desde tus tobillos, hasta la delgada tela de su vestido, y lo levanto hasta que llega debajo de sus senos.

—Joe... —acaricia mis brazos.

—Te voy a hacer sentir lo que me has hecho sentir a mí —me acerco a su centro y por fin me doy a la tarea de hacerle lo que tanto me gusta.


Bajamos las escaleras tomados de la mano, sus labios han sido completamente despintados, y su rímel antes corrido, ahora se encuentra perfecto.

—¿Qué? —me observa de reojo, notando que no puedo dejar de mirarla.

—¿Quieres bailar conmigo? —asiente sonriente y caminamos hacia la pista improvisada en la sala principal de la casa.

Le doy una vuelta y al instante ella reprime una carcajada y llega de espaldas contra mi abdomen, cruzo sus brazos sobre su vientre y bailo con ella moviendo su trasero contra mi entrepierna.

Recarga su cabeza en mi pecho y sigue con su baile, completamente entregada a mí, su sonrisa no se ha borrado en ningún momento.

Le doy la vuelta, para tenerla de frente, pone sus brazos sobre mis hombros y yo mis manos en sus caderas guiando sus movimientos y besando sus labios mientras danzamos.

La sala se llena con más y más gente, a tal grado de estar casi pegados contra todos, la mayoría se está drogando con marihuana, o están bajo el efecto de las ya conocidas pastillas que vende Michael en estas fiestas.

El olor a marihuana aumenta cada vez más, el humo no sale de la habitación, debido a las ventanas cerradas, y en poco tiempo me siento sobre el efecto de esta, mi visión se cubre de luz, y no puedo dejar de sonreír, estoy seguro de que Vi se siente igual.

Le doy un ligero apretón a su trasero y vuelvo a besarla, cuando todo efecto sobre mí, se desvanece al sentir que reprime un gemido y yo claramente siento como una mano intenta retirarse veloz de su trasero, pero la tomo antes de que se vaya.

Eres hermosa para míDonde viven las historias. Descúbrelo ahora