III

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Enciendo mi computadora y en mi bandeja de mensajes, me encuentro con un mensaje de mi mejor amigo Alan.

"Hola, bonita, ¿qué piensas de que iré este mes por allá?"

-¿Qué?-grito de la emoción.

Contesto al instante, pues hace dos días que me lo mandó y no había abierto mi facebook desde hacía tiempo.

"Sería genial, te extraño tanto".

-¡Mamá!-grito pero ella no contesta.

Salgo de mi habitación y entro corriendo a la suya, pero no está por ningún lado, bajo las escaleras y la puerta de la entrada se abre.

Las tres personas que entran a casa me sacan del limbo en dónde estoy y bajo corriendo las escaleras que restan para abrazar con fuerza al chico de piel bronceada que entra.

-¡Alan!-lloro en su hombro y él besa mi coronilla.

-Dios, estás delgadísima-grita emocionado.

-Cállate, imbécil-golpeo su hombro y los dos explotamos en risas.

Alan es mi mejor amigo, nos conocimos en el primer año de secundaria, después yo me mudé de San Francisco a Nueva York en mi primer año de preparatoria y tuve que dejarlo.

Mucha gente llegó a pensar que él y estábamos juntos, lo cual era una locura, pues él siempre ha sido muy atractivo, con una complexión que denota su arduo trabajo en el gimnasio, pero él nunca me ha gustado para nada.

-Voy a preparar la habitación de invitados-anuncia mi madre.

-Yo le voy a ayudar-contesta mi padre y la sigue por las escaleras.

Camino hacia la sala con Alan atrás de mí.

-Has estado haciendo ejercicio-afirma.

-Solo tengo que bajar seis kilos más para llegar a mi peso...-bajo la vista.

-Pero si así estás preciosa-murmura.

-No es suficiente...

-Tienes que decirme que haces esto por ti...

Niego con la cabeza y empiezo a contarle todo lo que ha pasado estos últimos meses y cómo me ha afectado.

-Eso es una mierda, tienes un rostro precioso, tu personalidad es encantadora.

-Bueno, al parecer no encajo para nada en esa maldita escuela-suspiro.

-Si tú quieres, podemos entrenar el tiempo que quieras.

-Claro-sonrío.

-Hay que salir a beber a algún lugar, me perdí por completo tu cumpleaños dieciocho-resopla.

-Voy por una chaqueta-corro a las escaleras.

Caminamos tranquilos tomados de la mano como siempre acostumbramos hacer y nos dirigimos al único lugar dónde nos pueden vender alcohol sin identificación.

-Toma asiento, yo voy por las bebidas-anuncia Alan.

Busco algún reservado en alguna parte, cuando mi vista se posa en el ya conocido cabello de Joe, que no se ha percatado de que he entrado, está sentado junto a una hermosa chica y otros amigos, que extrañamente no son los del equipo.

-¿Puedo ayudarte?-dice la host.

-A-Algún lugar desocupado que...-veo a Joe besando a la chica y me congelo.

-Un lugar para dos-pide Alan justo detrás de mí.

-Bien, acompáñenme-pide.

La seguimos hasta un reservado que está a un lado del escenario, dónde los chicos suben a cantar, el lugar está a tres mesas de la de Joe.

Eres hermosa para míDonde viven las historias. Descúbrelo ahora