XXIX

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**Vi Lexington**


"¿En qué instrumento nos tensaron?

¿Y qué mano nos pulsa formando ese sonido?

¡Oh, dulce canto!"

"Canción de amor.", Rainer Maria Rilke.


Pongo más mezcla en uno de los tubos, pues en los pasados no se ve tanto resultado en el agua.

Mi proyecto consiste en poder purificar completamente el agua, y librarla de cualquier elemento tóxico que no se disipe con la decantación, la mezcla de químicos, debe de disolverse al encontrarse directamente con el agua, y en estos meses, apenas y he logrado que las sustancias se esfumen, pero el color del agua, aún tiene un toque café.

—¿Ya probaste con este? —dice

Niego con la cabeza y lo tomo, tratando de ignorar el toque tan obvio que hace para tocar mi mano.

—¿Estás bien? —pregunta.

—Claro, ¿a qué se debe tu pregunta?

—No estás tan animada como otros días, ¿pasó algo?

—Gracias por preguntar, no ha pasado nada.

—¿Segura?

Vuelvo a asentir con la cabeza y dejo que las horas pasen, pero lo hacen, lo más lento posible.


Cuando por fin acabo, me quito mi bata, opto por ponerme mi abrigo y tomar mi mochila, es obvio que Joe no vendrá por mí, de ser así, ya estaría esperando por mí afuera, y quisiera decir que se lo agradezco, pero ansiaba verlo.

—¿Vas a irte sola? —pregunta.

—Iba a...

—Irse conmigo —la voz de Joe sale de algún lugar y agradecida le sonrío.

—Ya veo —el chico que me ayuda con mi investigación se va y me deja sola con Joe.

—Hola, bonita —dice a dos pasos de distancia.

—¿Qué tal tu día? —pregunto amable.

—De la mierda, excepto por los momentos que estuve contigo.

Casi siento que tiemblo en mi lugar debido a sus palabras, mi estómago e retuerce al escucharlo y le sonrío.

—¿Y el tuyo? —me pregunta.

—Ídem —se acerca a mí, dando pasos incómodos.

Quiero hacerme para atrás, pero ya no queda espacio en el pasillo, así que me quedo justo en donde estoy.

—¿Ya pensaste las cosas? —entrelaza nuestros dedos y no puedo dejar de ver sus preciosos ojos castaños rogarme una respuesta.

Había estado pensando en ello todo el día, se sentía como un terrible infierno cada noche desde el viernes, saber que lo nuestro se desquebrajaba cada momento me rompía, pero eso no significaba que lo que sentía por él, no fuese puro, o sincero, lo era. Lo nuestro era débil pero precioso, lo sabía.

Quería volverme a arriesgar con él, quería pasar todo a su lado, en estas instancias me había dado cuenta de que no es necesario bastante tiempo para sentir todo un mundo en ti, al estar con alguien y eso sentía con él.

—Lo he pensado —murmuro.

—¿Y? — se acerca tanto que mi pecho se une contra la parte superior de su abdomen.

—Quiero saber si tú también lo has pensado.

—No tengo nada que pensar, quiero estar contigo, Vi.

—No hablo de eso —suspiro—, ¿pensaste en lo que hiciste?

—Claro que lo hice—sujeta su nuca con ambas manos.

—¿A qué conclusión llegaste?

—A la que siempre llego, soy un idiota que te quiere. Que planea defenderte siempre, pero quiero hacerlo sabiamente, no quiero joder lo nuestro con mis estupideces, quiero cambiar, Victoria, pero es difícil para mí, he pasado diecinueve años de este modo. Voy a hacerlo, voy a intentar ser diferente, te quiero, y cuando quiero algo, me sacrifico a muerte por ello.

—No digas eso —me sorprende la crudeza de sus palabras.

—Eso es lo que pienso, Vi. Voy a tratar de ser lo mejor para ti...

Observo su pecho moverse con la desesperación de llenar sus pulmones con aire.

Está alterado.

Recargo mi oído contra su pecho y escucho claramente el golpeteo de su corazón contra su piel.

—Tranquilo —por fin siento sus manos rodear mi cintura del modo que deseaba desde hace horas.

—No puedo de dejar de pensar que eres mía, y sé que odias que diga ese tipo de cosas, pero lo eres, Vi. Lo sabes, sabes que me perteneces de pies a cabeza, sabes qué me quieres como una loca, y que no toleras estar distante de mí, eres mía, Victoria.

Sus palabras sonaban tan lógicas, le correspondía de todos los modos posibles, él era mío, y yo suya, y no se trataba de una posesión obsesiva, al menos no de mi parte.

Éramos uno del otro, por un fuerte y único motivo: amor.

—En tan poco tiempo, me has demostrado más amor que alguien más, eres mucho para mí. No puedo ni siquiera imaginar el saber qué has visto en mí. Mi vida esta jodida, he sido un imbécil con bastantes personas, he lastimado a tantas... pero Vi, tú has visto algo en mí, y no puedo dejar de agradecerte por ello. No sé qué mierda te hace quererme, porque no lo merezco, sé que...

—Mereces que te quieran, que te amen, que te atesoren, que protejan tus sueños, tus ambiciones. Alguien quien proteja tu corazón, quiero que tengas fe en ti. Porque yo he puesto mi fe en ti, Joe.

Intento no llorar, pero es imposible, acaricio su barba incipiente, sus abultadas cejas y sus labios carnosos.

—Te han distorsionado el mundo, cariño. Nos lo han distorsionado todo este tiempo, conmigo, creyendo que era necesario ser alguien delgada y preciosa para triunfar, alentándome de la mala manera a cambiar, a ser una imagen diferente a la que yo planeaba ser. A ti te han distorsionado la idea de amor, el amor no se trata de dañar a quien no puedes controlar. No puedes ir lastimando a cualquiera que intente hacerte daño, tú no eres como ellos, no sé qué es lo que hago por ti, y espero saberlo un día, pero quiero enseñarte todo lo que sé, y darte cada parte de mí, pero no puedo hacerlo sola, te necesito conmigo, en todo sentido.

—Vi, yo...

—Dejemos de arruinar lo mejor de nuestras vidas por nuestras inseguridades, por creer mutuamente que no nos merecemos... luchemos contra esos demonios que nos intentan separar, quiero estar contigo, Joe. Pero, ¿estarás tú conmigo?

—Sí, Vi, juro que estaré contigo, lo juro por Dios.

Me levanto de puntitas y me recargo en sus hombros, nuestros labios tímidos se rozan, sus dedos se entierran en mi cabello, y siento sus suspiros contra la comisura de mi boca.

—Te quiero, te quiero como un loco —susurra.

Enfrento sus ojos castaños y aún con nuestras miradas cruzando, permito que sus labios acaricien los míos en un baile necesitado, después de pocos segundos cierra los ojos y yo hago lo mismo.


CORTITO.

Pero ya acabe con mi tortura de tenerlos separados, ¿qué piensan?

B.

Eres hermosa para míDonde viven las historias. Descúbrelo ahora