II

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Toda la semana pasó con normalidad, evité a Joe en todas las maneras posibles, el profesor de literatura nos había encargado hacer algunos proyectos en equipo, mi equipo era un grupo de chicas que por lo regular eran como yo, calladas y con un sobresaliente en todo.

Estaban en mi casa, pues habíamos acordado reunirnos el viernes antes del partido de fútbol, habían dicho que irían y trataban de convencerme de que fuera, había aceptado, pero solo si terminábamos todo el proyecto.

Cuando por fin terminamos, nos fuimos todas juntas en el auto de una de las chicas y llegamos al momento en el que todos compraban alimentos, para después entrar al campo.

Me seguí de largo con el grupo de chicas y nos sentamos en las primeras gradas, dos de ellas, se fueron a comprar unas bebidas y nachos, pero decidí no pedir nada.

Los jugadores locales salieron de lo que parecía ser la sala donde se preparaban, todos se levantaron de sus gradas, todos excepto yo, a lo lejos vi el cabello de Joe moviéndose por el viento y levantando su mano con su casco en ella.

De pronto noto que me observa por una milésima de segundo, pero continúa con su maravillosa vuelta triunfal.


El juego salió completamente como todos lo esperamos, a pesar de los numerosos golpes y peleas que se hacían en el campo, el equipo local ganó, lo cual significaba que iba a haber una fiesta en el estacionamiento de la escuela.

—¡Vamos, Vi!, prometo llevarte a casa —dijo Dayna.

—Es algo tarde, mis papás se van a molestar —intento convencerla de llevarme a casa.

-Solo será una noche-ruega.

—Dayna, no puedo... —le digo.

—Si puede, yo la llevo después, Dayna —la voz de Joe se escucha detrás de mí y volteo para verlo a los ojos.

—No es necesario, puedo irme en este instante —lo reto.

—Deja de ser una abuela encerrada en un cuerpo joven y por primera vez en la vida diviértete, Vi —dice sarcástico.

—Anda, Vi —vuelve a pedir Dayna.

Asiento con la cabeza y dejo que ella me guíe entre la gente para llegar hasta el grupo de chicas con el que me reuní en casa.

Las chicas comienzan a beber alcohol que han conseguido de no sé dónde y lo único que hago es sonreír ante las tontas bromas que se hacen, por otro lado, también ignoro a Joe bailando con un gran número de chicas que están felizmente colgadas a su cuello.

Tomo por fin una cerveza y comienzo a beber de esta, cuanto más quiero irme, más gente llega a la fiesta improvisada.

—Hola, ¿te gustaría bailar? —le pregunta un chico a Dayna.

Ella se ruboriza, pero asiente, los veo juntos bailar como siempre hacemos los chicos y comienzo a reír con las demás al ver cómo Dayna se pega al chico.

—Hola, ¿bailamos? —un chico algo robusto me observa fijamente, le sonrío y niego con la cabeza.

—Gracias —mis amigas lo observan fijamente, pues tiene un rostro precioso.

—Oh, vamos —me invita de nuevo—, soy Nick.

—Dime "Vi".

Le sonrío y lo sigo hacia donde están todos los chicos bailando.


Platicamos, reímos, y por primera vez me divierto con un chico en toda mi vida.

—¿Quieres que vaya a dejarte a casa? —se ofrece.

Eres hermosa para míDonde viven las historias. Descúbrelo ahora